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sábado, 6 de marzo de 2021
Por el fin de las humanidades
jueves, 4 de marzo de 2021
La sintaxis no sirve para nada
¿Para qué sirve la sintaxis? ¿Para qué sirve la gramática? Para tejer palabras, para crear, por ejemplo, un poema. Para nada. ¿Y para qué sirve la poesía? Para nada, ahí reside su misteriosa atracción. Sin palabras, sin gramática, sin poesía, sin verdadera poesía (no esa cosa inane de Defred o de Marwan) no se vive, se vegeta. Ellos no me creen, yo a veces tampoco me creo, pero me gustaría creerme. Lo digo con convicción. La belleza, el aire, no sirven para nada, solo se respiran. Necesitamos respirar, necesitamos la belleza y para comprobar que están ahí es necesario, de vez en cuando, contener la respiración; ver el mundo asfixiados, en blanco y negro, sin gramática, sin poesía, para comprender que no es humano vivir sin aire y sin el tejido de las palabras.
sábado, 27 de febrero de 2021
C. Tangana es el nuevo Juan Ruiz
¿Es C. Tangana la reencarnación de Gonzalo de Berceo? Esta pregunta me ronda la cabeza desde que he escuchado con mucha atención la letra de una de sus últimas canciones. La genialidad del poema monorrimo al estilo de la cuaderna vía parece decirnos que sí, que este muchacho sin duda es Gonzalo de Berceo o Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita. Y esa mezcla de la segunda y la tercera persona nos confirma la arriesgada apuesta de contar una historia desde el perspectivismo múltiple. Sin palabras me he quedado. Una nueva gloria de las letras españolas asoma desde el trap. Os dejo disfrutar de la lírica en estado puro:
Esto no es más que otro sarao
en el que te has cola'o
con un traje alquila'o
ni siquiera me han nomina'o
cuando paso a su la'o
¿Qué coño me ha pasa'o?
miércoles, 24 de febrero de 2021
"Poesía" de Lee Chang-Dong
martes, 23 de febrero de 2021
Escribir o conducir
"¿Qué esperas para convertirte en escritor?" Me angustia este anuncio del periódico digital, me hace pensar; bueno, elucubrar; bueno, divagar. Eso, ¿a qué espero?, ¿a no cometer faltas de ortografía ni de puntuación?, ¿a tener suficiente vocabulario?, ¿a leer lo suficiente?, ¿a interpretar la realidad de una manera personal?, ¿a aprender a transmitir con una sensibilidad propia?, ¿a dedicar cuatro o cinco horas a desentrañar mi yo desconocido?, ¿a ser sincero?, ¿a desesperarme por no saber si lo que hago merece la pena?, ¿a saber escribir?, ¿al tranvía de medianoche?, ¿a la musa?, ¿al ratoncito Pérez?, ¿a un padrino influyente?
Con el desasosiego de Pessoa, sigo leyendo el periódico y, por suerte, otro anuncio me libra de la congoja: "¿A qué esperas para conducir tu Mercedes?" Mucho más sencillo y con unas facilidades de pago cojonudas.
lunes, 22 de febrero de 2021
"Dante y Shakespeare, locos por el conocimiento" por Marilena De Chiara
miércoles, 17 de febrero de 2021
Don Quijote y los galeotes
Aprovecho un fragmento del capítulo XXII de la primera parte del Quijote, ligeramente retocado, solo por ver si os suena a algún acontecimiento de la actualidad.
Se topó don Quijote con una cadena de galeotes, presos condenados a galeras. Le asaltó la curiosidad y, como hombre honorable que era y partidario de la justicia en su más alto grado, preguntoles por qué caminaban aherrojados de esa guisa. Uno de ellos, lenguaraz y poco discreto se soltó y contó a nuestro hidalgo los pecados cometidos:
Fábula de una princesita con máster
Había una vez, en la capital de las Españas, una princesa rubia amante de los cosméticos que fue elegida por el pueblo para regir la Comunidad. A nuestra heroína solo le quedaba un sueño por cumplir: obtener un máster auténtico, firmado por doctores. Se matriculó en la universidad Juan Carlos I. Sabía que con ese nombre muy mal le tendrían que ir las cosas para no lograr su objetivo. El problema era que no tenía tiempo ni ganas de asistir a clase ni de completar los trabajos que le exigían. Por suerte, una profesora altruista y una asesora con perfume de santidad se prestaron a cumplimentar un acta falsa para darle gusto a la graciosa princesita. Esta, ignorante del buen hacer de sus benefactoras, creyó que sus méritos telepáticos habían sido suficientes para alcanzar la gloria.
¿Quién con una pizca de corazón no habría actuado de la misma manera? Hacer feliz a una princesita rubia solo está al alcance de príncipes intrépidos o de funcionarias abnegadas. Cuando la justicia se enteró de la falsificación, por supuesto no cargó contra la amante de los cosméticos y cremas antiarrugas. Ella era inocente como las pupilas de Celestina. Aunque los jueces no pudieron evitar enviar a la cárcel a la profesora y a la asesora, sabían que las dos cumplirían la condena muy contentas. Las buenas obras, si se adornan con un martirologio, son dignas de ser santificadas.
Los medios de comunicación, fascinados por la trayectoria exitosa y redentora de la princesita, se rindieron a su gracia e inocencia y la contrataron como tertuliana. Todos, jueces y periodistas, henchidos de ética y honra, fueron felices con sus programas basura y comieron mierda hasta el fin de sus días.
viernes, 12 de febrero de 2021
"El chico" de Chaplin, un clásico para la ESO
El chico de Chaplin, 1921. Lo vimos hace dos semanas mis chicos de 1º de ESO y yo, entusiasmados, enternecidos, sonrientes. Ronaldiño disfruta viendo cómo Charlot burla a los incluseros, Kaoutar casi llora con la ternura del padre adoptivo y el hijo adoptado, a Maati le caen lágrimas de risa con la persecución del policía... Hace cien años que se estrenó, me enteré de esto una semana después de verla en clase. Animado por mi amigo Javi, quien todos los años utiliza Tiempos modernos para mostrar las miserias de las sociedades industrializadas, me atreví con Chaplin. Era un experimento. Quería descubrir si una película muda, en blanco y negro, de hace cien años, podría despertar el interés de chicos de doce años con el rumbo torcido. Y sí, la respuesta fue mucho más satisfactoria de lo que imaginaba. Charlot conecta con ellos sin que el tiempo haya hecho mella en su discurso ni, lo que es más difícil, en su humor. A veces lo moderno tiene cien años y lo antiguo tan solo unos días. El arte verdadero, los auténticos clásicos son mucho más actuales que los youtubers.
lunes, 8 de febrero de 2021
Enseñanza telemática ya
No me explico por qué no se está estudiando esta nueva vía de enseñanza, que tan buenos resultados ha dado, para instaurarla definitivamente. Hasta el informe PISA nos saldría fetén, dada la habilidad del alumnado para aprobar cualquier cosa a través de internet. Pensadlo bien, administradores educativos, pedagogos de pro: no despreciéis esta solución que se nos ha puesto en la mano y cuyo éxito es más que evidente. El hecho de que los padres tuvieran que soportar a sus hijos todo el año no creo que sea una razón de peso para rechazar un hallazgo de estas proporciones.
domingo, 7 de febrero de 2021
Mi ONG
Hace unas semanas, impulsado por la buena voluntad y por el buen rollo, creé una ONG, sí una ONG alternativa, original, con la intención de aliviar a todos aquellos famosos que hubieran sido desplazados de su vida cotidiana por causas diversas. Es muy duro para gentes habituadas a la exposición pública y a la propaganda gratuita que, por diferentes motivos, hayan caído en la depresión. Es el caso de Miguel Bosé, Carles Puigdemont y Juan Carlos I. Todos ellos han sido víctimas de la sobreexposición mediática y es muy difícil para ellos desarrollar una vida normal. Mi ONG se puso a su disposición y tengo la enorme satisfacción de tenerlos en mis dependencias. Gracias a ayudas de todo tipo, hemos sacado a esta gente del marasmo en el que se encontraba y hemos cumplido con creces la misión que se había propuesto la ONG.
Por ejemplo, Juan Carlos tenía un gran trauma, estaba convencido de que su dicción no era suficientemente clara y que los españoles no lo entienden. A causa de esto, él ha tenido, nada menos que exiliarse en Abu Dabi. Nuestra ONG se puso en contacto con Mario Casas y este, encantado de colaborar, se prestó a impartir clases de dicción a Juan Carlos. El progreso en este campo de nuestro exrey nos augura una pronta recuperación de su persona por nuestros lares. Primer éxito.
Miguel Bosé no estaba deprimido por sus polémicas declaraciones en torno a la pandemia, sino porque consideraba que las letras de sus canciones no eran lo suficientemente profundas. Javier Marías se prestó a ayudar al cantante y ahora mismo están en proceso de revisión de "Amante bandido". Otro posible logro.
Con Carles Puigdemot lo tuvimos más difícil. El arzobispo Cañizares se prestó a inculcarle valores españolistas para paliar esa rémora catalana que lo tiene relegado en Waterloo, pero tuvimos varios altercados. Cañizares se encontró con Bosé en un pasillo y la homofobia del arzobispo lo lanzó al exabrupto contra el cantante y este le dio una hostia que lo dejó sin habla. Esperamos la pronta recuperación de su excelencia. No obstante, pedimos al público en general se sirvan de enviar gente que pueda enderezar el tuerto, que no enderezar el entuerto, como dicen muchos indocumentados, entre ellos algunos académicos.
sábado, 6 de febrero de 2021
"Larra, el periodismo que coqueteó con la muerte" por Carlos Mayoral
"Venir al mundo con ganas de hablar" por Karlos Zurutuza
jueves, 4 de febrero de 2021
Un tranvía y un olmo
Cada 27 de enero un tranvía vacío recorre las calles de Varsovia para recordar a las víctimas del gueto. Es estremecedor escuchar el ruido metálico de las ruedas sobre los raíles y ver cómo el trole escupe chispas de muerte a su paso. Unas alumnas de 4º de ESO comparten conmigo su disección del olmo seco de Machado. Yo ya lo leo sin alma; ellas, con la mirada nueva, acaban de extraer del poema un tranvía vacío y unas chispas de muerte que me causan escalofríos. Un tranvía vacío y un poema viejo, seco, podrido, acariciado por las voces ardientes de la adolescencia, son capaces de acallar el roer constante del gusano del tiempo y la eléctrica demolición de la muerte. Los símbolos son vías de eternidad, raíces profundas que nos conectan con la vida a través de un olmo centenario y un tranvía amarillo que recorre la laguna Estigia. La vida, esa celebración continua de los muertos.
martes, 2 de febrero de 2021
Cosmética del enemigo
En la novela Cosmética del enemigo de Amélie Nothomb, el protagonista no reconoce al asesino que lleva dentro hasta el final de la historia. Su conciencia o sus remordimientos se le aparecen con el rostro de un joven violento y medio tarado. Algo parecido nos pasa a los profesores, aunque nosotros lo tenemos más fácil a la hora de reconocer a nuestro oponente. Sí, porque nuestro Textor Texel (el enemigo que lleva dentro el empresario Jérôme) es la propia Administración Educativa y es mucho más grosera en sus demostraciones de humillación contra nuestro gremio. Sí, nuestros enemigos son los que supuestamente deberían cuidarnos, apoyarnos, atendernos y mimarnos. Sí, nuestros enemigos son nuestros jefes. A menudo dan muestras de esa animadversión: no aceptan nuestras recomendaciones ni nuestras reclamaciones más perentorias, es más, se suman sin ningún pudor a esa inercia social española de considerar al profesorado como una casta parásita con exceso de vacaciones. No les importa (ni siquiera en público) manifestar este lugar común, asentado en gran parte de nuestra sociedad, cuando son ellos los que deberían ayudar a limpiar este mantra injustificado.
Hace poco leí que gran parte de los fondos asignados a la educación para paliar los efectos de la pandemia, en algunas comunidades no se habían dedicado a mejorar el sistema educativo, sino a otros menesteres. Fui Jefe de Estudios ocho años y el contacto directo con la Administración me producía constantes cabreos y sarpullidos. No comprendía por qué se empeñaban en hacer nuestra tarea cuanto más difícil mejor. Para ellos siempre somos sospechosos.
En las actuales circunstancias, trabajamos de una forma muy precaria. Llevar la cara medio tapada en un oficio en el que la comunicación es fundamental no ayuda nada a la transmisión de conocimientos. Estar en una clase con 29 o con 20 alumnos no es muy saludable para nadie, hasta Fernando Simón lo sabe. No hay ningún otro oficio en pandemia en el que tengas que compartir habitaciones con 500, 600 o 1000 personas. Se han suspendido las actividades extraescolares, con lo que el encierro en el aula se ha convertido en algo más agobiante si cabe. Cada día se confina a veinte o treinta alumnos y debemos trabajar doble para llevar la clase fuera del aula a través del ordenador. La naturaleza adolescente tiende a la expansión y estamos yendo contra natura, como quien construye en mitad de una rambla. En un momento u otro la riada arrasará lo construido.
Y a pesar de todo esto, a nuestros enemigos no se les ocurre otra cosa que sumar tres días lectivos más a esta carga, para compensar las ausencias de Filomena. Y no, no pueden añadirse a finales de junio cuando es posible que esta peste amaine. Los debemos añadir antes, para sufrir cuanto más mejor, nosotros y los alumnos. Yo he ido muchísimas tardes al instituto a hacer periódicos y teatro, fuera del horario lectivo (era una gozada), pero ahora no es ni mínimamente aconsejable alargar el calendario lectivo porque las condiciones para la enseñanza son deplorables. Esto lo sabemos todos los profesores, todos los que nos encerramos día a día con 20 o 30 alumnos en plena efervescencia de hormonas. Nuestros enemigos no, ¿o sí?
Por eso nuestros enemigos han optado por esta medida, porque les gusta maltratarnos, humillarnos y, sobre todo, quedar bien con quienes nos vilipendian por envidia malsana. Luego, en alguna festividad señalada, nos mandarán una carta, escrita siempre con atropello y torpeza, donde nos darán las gracias por nuestra "encomiable" labor, mientras se descojonan de risa oyéndonos patalear. Esa es su cosmética.