lunes, 8 de febrero de 2021

Enseñanza telemática ya

Un titular llamativo que anima a la reflexión: "El curso de la pandemia elevó los aprobados a números históricos", y no, no me refiero a analizar la cuestionable redacción del titular, sino a su significado de fondo. Si durante el curso pasado, marcado por la enseñanza a distancia, se alcanzaron los mejores registros en cuanto a aprobados y un consecuente menor número de repeticiones -uno de los males inveterados de nuestra enseñanza si comparamos nuestro fracaso académico con la estadística de otros países-, por qué no aplicar un método de tanto éxito de forma sistemática. Si recapacitamos, todo son ventajas: nos ahorraríamos la construcción de nuevos centros educativos, el transporte, gran parte del material escolar, gastos en excursiones y actividades extracurriculares... Podríamos dedicar los institutos a otros menesteres: asilos, centros recreativos, teleclubs... Incluso podríamos reducir el número de profesores, porque se podrían aumentar las ratios sin ningún problema, dado que el alumnado no concurriría en ningún espacio común. No habría problemas con la socialización, ni con la disciplina (con enmudecer el micrófono, asunto zanjado), tampoco agresiones de padres, ni de profesores, ni de conserjes, ni de inspectores. Evitaríamos que el profesorado se dedicara a reunirse en salas de profesores, departamentos, bares o excursiones, con lo que se centrarían únicamente en su labor pedagógicoinformática y no en conversaciones y entretenimientos peregrinos. Es más, se podría ir sustituyendo paulatinamente a los profesores por vídeos de Youtube.  

No me explico por qué no se está estudiando esta nueva vía de enseñanza, que tan buenos resultados ha dado, para instaurarla definitivamente. Hasta el informe PISA nos saldría fetén, dada la habilidad del alumnado para aprobar cualquier cosa a través de internet. Pensadlo bien, administradores educativos, pedagogos de pro: no despreciéis esta solución que se nos ha puesto en la mano y cuyo éxito es más que evidente. El hecho de que los padres tuvieran que soportar a sus hijos todo el año no creo que sea una razón de peso para rechazar un hallazgo de estas proporciones.     

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