domingo, 22 de diciembre de 2013

Crónicas desde la "indocencia" XXI: "Taxonomía avanzada del profesorado (Universidad de Osuna), I"

Fotografía de Juan Luis López Palacios

Desde la Universidad de Osuna se nos envía una taxonomía avanzada sobre la condición del profesorado de secundaria en España. No es un tratado definitivo (según rezan los propios autores), pero sí el único en el que se clasifica a las diferentes especies de docentes en categorías entomológicas con el fin de estudiar con mayor espíritu científico a los especímenes que se dedican a la ardua tarea de educar y evaluar a nuestra ínclita raza de termitas adolescentes.
Se aportan, como en toda clasificación biológica y antropológica, especies nombradas genéricamente con un término latino que nos sirve para identificar a los diferentes individuos que se incluirían dentro de dicha nomenclatura. Transcribo en esta entrada las características con que se define a la primera de esas especies:

I. DOCENS MANTIS: Ejemplar en evidente retroceso. Según las estadísticas de los últimos diez años, tan solo un 10% de los profesores pertenecerían a esta categoría. Se definen en esencia por su capacidad devoradora. Son infatigables a la hora de acabar con las esperanzas de las termitas de salir con un aprobado de una evaluación. Su diferenciación como especie reside en el hecho de suspender a más alumnos que ninguna de las demás. Es su norte. Para ello abandonan métodos novedosos de enseñanza y se muestran estrictos y poco flexibles en sus clases. Dan pocas pistas sobre los medios para aprobar y se nutren del silencio absoluto de su alumnado. Cuando se encuentran con un número exagerado de suspensos tienen la satisfacción de haber triunfado como miembros de su especie. Esta condición les da prestigio entre termitas y padres. Su máxima gloria es verse contemplados como los duros del instituto y suelen gozar una vez conseguida esta impresión de rigidez y de extrema dificultad. Cuando se encuentran con un curso brillante, desarrollan toda su genética y se ufanan al cotejar sus bajas notas con el resto de materias. Es curioso observar cómo algunas de las termitas educadas por los "docens mantis" desarrollan una sensación de síndrome de Estocolmo y se regodean en el sufrimiento y en las interminables horas de estudio que necesitan para sacar un 5.  Sus métodos suelen ser tradicionales y abruman con la misma ponzoña que en la Edad Media se utilizaba para desasnar en los sermones religiosos. El misoneísmo es una de sus señas de identidad.
Una de sus degeneraciones es la especie "docens mantis mantis" (de la que hablaremos en la próxima entrada), por suerte casi extinguida en los institutos de la actualidad.
P.D.: Mis agradecimientos a los investigadores de la Universidad de Osuna por permitirme hacer pública esta investigación que todavía está en proceso.

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