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miércoles, 4 de junio de 2025
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martes, 27 de mayo de 2025
La hoja de plátano
"Un paseo por el barrio de las Letras de Madrid" por Paco Nadal
martes, 20 de mayo de 2025
Las aventuras del joven Cervantes I
Contaba el joven Cervantes unos 21 años cuando fue reclamado por la Justicia a consecuencia de una reyerta. Lo tenía todo para asentarse en la Corte, pero la fatalidad torció el rumbo de su esperanzadora carrera. Cervantes, pese a su juventud, había sido elegido por el bachiller López de Hoyos como uno de sus destacados discípulos. Su padre, don Rodrigo, era tenido hasta entonces como hidalgo y él, en la flor de la edad, se había labrado un cierto prestigio. Sin embargo, ni su padre era hidalgo ni él conseguiría colocarse entre los grandes de España. El pobre Miguel, como rezaba la canción, impetuoso y violento, se lio a cuchilladas con el "andante en corte" Antonio Sigura y esto lo llevó ante la Justicia (bueno, no lo llevó porque no le dio la gana ir). La causa de su arrebato posiblemente tuviera que ver con las relaciones íntimas de su hermana Andrea.
Y aquí comienza el asendereado pasar de nuestro insigne autor. Al parecer, Andrea Cervantes (mujer muy bella) había tenido una hija ilegítima con un noble (Nicolás de Ovando) que, al poco, la dejó tirada. Se dedicó a servir de enfermera con su padre, ya no don Rodrigo, sino Rodrigo a secas. Andrea se enredó con un comerciante genovés al que su padre (barbero cirujano) había curado y de quien la muchacha obtuvo beneficios materiales de cierta importancia. Miguel, en vela por los intereses de Andrea y en el intento de que no rompiera su relación con Localedo, vio en Antonio Sigura un merodeador importuno que podría apartarla de las riquezas del genovés. Este pudo ser el motivo de la pendencia y el de las cuchilladas que el joven Miguel asestó a Sigura. Que os suena mucho este asunto a un cierto proxenetismo por parte del hermano, todo es posible. Eran otros tiempos.
La pena por huir de la justicia era la amputación de la mano derecha. No se andaba con tonterías el derecho procesal de la época. Se declaró a Cervantes en rebeldía porque no se presentó ante el juez. Al parecer se refugió en Sevilla, en Córdoba y en alguna otra localidad de Andalucía, que él conocía muy bien, hasta que se trasladó a Italia, donde viviría, enrolado en la armada española, uno de los episodios más renombrados de la historia bélica del Siglo de Oro, la batalla de Lepanto. Siempre a punto de alcanzar la gloria, siempre negándosela el destino. Entre el proxenetismo, la fama y el heroísmo.
Mujica
He estado llorando toda la tarde, no es broma, toda. Y no estoy contento de contarlo, no. Porque hablar demasiado de uno mismo es estomagante, incluso para uno mismo. Son inevitables e incluso necesarias, de vez en cuando, tardes de dolor, tardes para llorar las ausencias, son inevitables. Y sientan bien. Uno se desahoga, se desbrava, se desagua. Da igual hombre o mujer. Cuando uno quiere desaparecer, da igual, porque uno, a veces, quiere desaparecer, por mucho que Mujica dijera que estar vivo es una ocasión única (que tiene razón). Por mucho que lo dijera.
Desgraciado
viernes, 9 de mayo de 2025
Glamur
jueves, 24 de abril de 2025
¡Viva la muerte!
viernes, 14 de marzo de 2025
"Luis Cernuda y Luis de Baviera escuchan Lohengrin" por Rafael Narbona
"Pedro Páramo: 70 años de Comala, la ciudad donde hablan los vivos y los muertos" por Rafael Narbona
martes, 11 de marzo de 2025
El abrigo
Salgo de un local atiborrado de gente después de tomar varios refrescos. Ya en la calle, departiendo con los compañeros sobre el vuelo del colibrí, se me acerca una mujer, muy airada. Me recrimina que le he robado el abrigo. Y ahora viene un monólogo interior: "¿Pero qué dice esta mujer?, ¿cómo voy a confundir mi abrigo con uno de señora?". Me lo quito y compruebo que uno no debe fiarse del flujo de la conciencia. Sin duda esa prenda no es mía. La mujer no me pega una hostia (con razón) porque se la ve educada. Y ahora incluyo aquí una reflexión sobre la moda actual: "Es conveniente que las prendas de abrigo, sean masculinas o femeninas, tiendan casi todas ellas al negro o al azul marino..." Y aquí interviene otra vez el flujo de la conciencia: "¿Por qué no me compraría yo aquella parca fucsia con clavos en la cremallera?, ¿por qué tengo que pasar este bochorno?, ¿por qué los colibríes son capaces de mantenerse prácticamente inmóviles en mitad del firmamento?..." Vuelvo al local de los refrescos y después de buscar durante un buen rato encuentro mi abrigo. Efectivamente, se parece al de la señora. Y finalizo con una segunda persona necesaria: "No es la primera vez que te pasa, lo sabes. Tu madre ya te hizo sufrir un invierno sin abrigo por haberlo perdido en octubre, en una de esas confusiones que producen los refrescos a la salida de los tugurios. De esto hace ya casi 45 años, y, al parecer, has aprendido lo justo para atarte los cordones de los zapatos".
domingo, 9 de marzo de 2025
Viudo
Decir que uno es viudo es declarar que te define tu desgracia. No está bien, porque en este mundo de la adolescencia infinita no es de buen gusto presentarse con la tarjeta de la ausencia. La escatología no es moderna. Nos molesta todo aquello que nos recuerda a la muerte, huimos de su constancia, de su nombre, de su evidencia. No estaría bien abrir un programa de televisión o de radio o de Youtube diciendo que todos somos próximo alimento del gusano, polvo en potencia. No está bien ir cacareando que tu estado civil está determinado por la muerte. La muerte no es comercial, no está de moda, no es chic, no mola. A la muerte hay que arrumbarla en un rincón, para que no estorbe, como antes se hacía con los tullidos, con los pirados. La muerte es una realidad muy molesta en esta sociedad del viaje y del jolgorio. No sé por qué lo haces, no sé por qué en vez de "viudo" no te presentas como idiota vivo e itinerante. Es mucho más moderno.
Bar "No Thingan Prisa"
El bar "No Thingan Prisa" está en la calle comercial de Úbeda. Lógicamente, tiene un éxito absoluto de clientela. Ese nombre atrae a cualquiera. Aún más, cuando los locales de alrededor están bautizados de cualquier manera: mesón "El Asador", bar "Juan"... Hay que currárselo un poco más. No puede uno abrir un negocio y nombrarlo con la dejadez de un tío paterno al que le encargan el bautizo de su apadrinado. El bar "No Thingan Prisa" no tiene nada especial, no es muy cómodo, las tapas son muy normalillas y se le ve sin pretensiones de estrella Michelín; pero ese nombre, ese nombre es un reclamo inevitable. Hasta arriba está de parroquianos, con razón. Para que luego digan que la literatura no le importa a nadie.