Soy un des-gra-cia-do. Así, con las sílabas bien definidas. Un verdadero desgraciado. Sé que esto siempre agrada a algunos de los que te rodean, lo que no saben es que no son menos desgraciados que yo (el absurdo consuelo del tonto). Soy un desgraciado porque se me ha roto la cuerda, porque no sé cómo seguir con esta vaina, porque me he perdido poco antes del final. Porque mi timonel ya no está, porque no sé dónde naufragar. Los desgraciados solo causamos problemas, no aportamos nada efectivo, solo damos bandazos de un lado a otro, somos gente sin esperanza, sin futuro, sin destino, sin sextante. Una vez dije que el hombre no debía tener destino si quería encontrarse. Menuda imbecilidad. Todos hemos sido alguna vez Paulo Coelho. Bueno, Valle-Inclán, no. Yo no tengo ni destino, ni esperanza, ni futuro. Vosotros tampoco, no os creáis (otra vez el consuelo del tonto). Marinos sin sextante, ni GPS.
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martes, 20 de mayo de 2025
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