miércoles, 22 de marzo de 2023

El ignorante



No sé si la ignorancia te hace más feliz, lo que sí sé es que te hace más ignorante. Es una obviedad palpable. La ignorancia no ayuda en nada, todo lo contrario. A algunos los lleva por el camino de la perdición, a otros por el del adocenamiento y, a los más, a ser víctima de cualquier mierda que se les ocurra a los poderosos para manipularnos. Al ignorante se le puede sujetar del ronzal y llevarlo para acá y para allá sin que el cafre se cuestione nada. Al ignorante se le puede convencer de cualquier cosa y es muy fácil inculcarle las ideas más simples y descabelladas. El ignorante no duda, porque no tiene opciones a las que engancharse. Si alguien con mala fe y cierto poder retórico, quiere convencer a un ignorante, le costará muy poco trabajo hacerlo, porque, entre otras cosas, pensar y valorar opciones es algo descartado por una mente vacía. ¿Por qué medran con tanta facilidad las idioteces y los convenciones que poco asiento tienen en la racionalidad?, porque son de fácil digestión y porque hay una masa ignorante que no se los cuestiona en ningún momento. 

Actuamos por imitación, es una característica animal y muy acentuada en los primates. Solo los humanos (no todos) somos capaces de evaluar nuestros comportamientos y valorar racionalmente (a partir del conocimiento y la voluntad) si nos convienen o no, pero es una labor ardua. Pensar conlleva conocer y conocer conlleva el trabajo de formarse, de ir deshaciendo nuestra ignorancia, poco a poco, muy poco a poco. A los alumnos adolescentes les cuesta mucho argumentar, elaborar textos donde se explique una postura o una opinión. A los alumnos adolescentes y a todo el mundo, porque implica pensar, un trabajo que acarrea pertrecharse de conocimientos, de instrumentos para llevar esa tarea adelante. Y esto, al principio es una tarea agria y de mucha dificultad. Poco a poco uno va descubriendo los placeres del conocimiento, pero muy poco a poco. Y también descubre que estos no siempre proporcionan felicidad, sino frustración y decaimiento. Con todo, el ser consciente es el que ha empujado al ser humano hacia el progreso, hacia el avance, hacia la civilización. Y también, a veces, a la condición de Ramón Tamames. ¡Qué paradoja!      

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