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martes, 3 de octubre de 2023
Patricia Janecková
lunes, 25 de septiembre de 2023
FÁBULA DEL DESAGRADECIMIENTO
No iba a publicar esto, pero mi psiquiatra (la cerveza) me ha recomendado que no acumule bilis.
Imaginad que habéis trabajado más de treinta años en la misma empresa, con dedicación absoluta, enamorados de la profesión, con entrega incondicional. Imaginad que morís de manera terrible y sin esperarlo, que un cáncer arrasador os acaba en dos meses y medio. Imaginad que vuestros compañeros, afectados en lo más hondo por vuestra desaparición inesperada, reconocen esa labor incondicional y, en un arrebato de amor y justicia, ponen vuestro nombre al edificio en el que trabajabais. Imaginad cómo reaccionaron los que administran la empresa. Bueno, os lo voy a contar para que no os quedéis en un ejercicio de imaginación continuo. La empresa es pública, se trata de una consejería de educación. Cuando los compañeros de la fallecida invitaron a los gerifaltes al acto de homenaje, rechazaron la comparecencia y ni siquiera se dignaron en mandar una carta de pésame a los familiares, miento, enviaron una carta al viudo para reclamar un mes de sueldo que por un error administrativo había cobrado de más la fallecida. Se devolvió el dinero diligentemente y, al parecer, ellos quedaron así satisfechos de su entrega incondicional, de su amor por la profesión, de su trayectoria laboral impecable, de los más de treinta años dedicados a las aulas. Y no hablo desde el rencor, os lo aseguro, sino desde la tristeza más absoluta. Es de bien nacidos.
jueves, 21 de septiembre de 2023
Soy mejor
miércoles, 20 de septiembre de 2023
Tejadillos
Unos jóvenes, asustados por la voracidad de la peste, se refugian en una quinta en el campo para evitar la enfermedad. Con el fin de no aburrirse, se cuentan historias todas las noches. Ese es el motivo que une los cuentos del Decamerón de Boccaccio y también nuestro encuentro en Tejadillos (salvando lo de la peste). Lo que nos reunió a siete no ya tan jóvenes (sobre todo alguno) en la serranía de Cuenca este fin de semana fue el cumpleaños de una amiga. Cambia peste por feria interminable, añádele lo del aniversario y una naturaleza que envidiaría un pastor de las églogas de Garcilado y ahí tienes motivos de sobra para enlazar historias y humanidades hasta la camaradería y el desternillamiento.
La vida es mucho más sencilla que un curso de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, ya lo creo. Unos pinos, unos corzos fantasmas, unos mosquitos reales, un poco de vino y otro tanto de cerveza, buena voluntad, ganas de pegar la hebra y algún bollo de mosto, son suficientes para aislarte de los problemas mundanos, de la burocracia angustiosa, de la rutina de los días. Mirar el cielo estrellado, escuchar el rumor del agua acariciando las rocas y el dolce far niente son placeres que hay que buscar con ahínco. Es mucho más fácil encontrarlos que cuadrar el cuaderno de evaluación, y mucho más fructífero. No hace falta irse a Tailandia ni a las islas Fidji, os lo aseguro. En Cuenca hay más exotismo que en la falda del Fujiyama.
lunes, 11 de septiembre de 2023
Frantz
Hoy habría arremetido contra todo, contra todos. No ha amanecido el día con flores. Desde que murió Eva, muchos días amanezco así, con la sensación de mediocridad, de nonada, de embarcarme en la inmundicia. Y me apetece arremeter contra todo cristo. La suerte es que soy muy educado y, hasta ahora, sé moderar las formas. Era el primer día de clase, podría haber sido devastador entrar con esta disposición de ánimo en un curso de 33 alumnos y empezar a soltar por la boca toda la bilis que tenía acumulada, pero no lo he hecho, por vergüenza, por decoro, por profesionalidad. Hasta que he llegado a casa no se me ha pasado este arrebato. Una recomendación de Felipe Benítez Reyes me ha devuelto a la normalidad (quién sabe lo que será eso). He visto Frantz, una película de François Ozon preciosa, deliciosa, con una fotografía magnífica y con un cuidado de los tiempos majestuoso. La ausencia, el perdón, las mentiras piadosas y la frustración giraban en torno a un poema de Verlaine que me ha hecho llorar, otra vez, y ya no sé cuántas van:
Dice la protagonista, tras las recriminación de uno de los personajes: "Así no vas a olvidar a Frantz", "Es que no lo quiero olvidar nunca", pues eso.
jueves, 7 de septiembre de 2023
Sergio Delicado
Ha sido un placer disfrutar del estudio del artista plástico Sergio Delicado. Gracias a Merce y a Elena he conocido a este hombre, todo amabilidad y sensibilidad. Algunas de mis alumnas han querido participar de su obra artística. Todavía no han comenzado las clases, pero ya vamos tomando rumbo hacia la belleza, porque a través de ella se llega a la bondad. La obra de Sergio es variada y magnífica, cultiva tanto la escultura como la pintura, además del libro objeto y los murales. Y no solo tiene valor artístico en sí misma, sino en la narrativa que encierra cada una de sus producciones y que él mismo nos explica con verdadera pasión. Miguel Hernández, Velázquez, Cervantes y muchos más sobrevuelan el estudio de Sergio alimentando a los gatos que pueblan el jardín. Sin embargo, así como los artistas de siglos pasados se daban con la Iglesia, los actuales se "dan" contra las administraciones, esas feas señoras que todo lo desgracian y corrompen.
Además de su estudio, Sergio se ha prestado a llevarnos hasta La Roda para que visitáramos la Posada del Sol, una venta del siglo XVII magníficamente restaurada donde hay un Quijote y un Sancho Panza maravillosos, obra del artista, además de unas figuras flotantes que representan al arte escénico. Haremos un reportaje periodístico de esta visita, sin duda. Y eso que aún no han empezado las clases y que estoy no prejubilado, sino premuerto.
lunes, 28 de agosto de 2023
"El buen europeo no tiene casa" por Jorge Freire
miércoles, 23 de agosto de 2023
"Meditaciones a partir de una mudanza" por Juan Gabriel Vásquez
lunes, 21 de agosto de 2023
Madeleine Peyroux
Suena Madeleine Peyroux, suave, tierna, sola. Extiende un rastro de melancolía afiladísimo. La música me convierte en un alma en pena, ya lo era, pero este aire nostálgico, quejumbroso, de voz arrastrada, me acongoja, me desguaza. Por la escalera de Hacienda sigue bajando gente sin mirada con papeles en la mano. No hay esperanza.
viernes, 18 de agosto de 2023
Soy tú contigo en alas
Algo tuyo hay en el monte. Algo aromático, inconsútil, etéreo. Algo hay, ¡ay!, que me oprime el pecho y me desangra. Algo tuyo hay en el monte, desde Benagéber hasta los Pirineos, algo que impregna el aire y lo convierte en palabra derramada. Cuando en el coche abandonábamos los Pirineos, tu volvías el rostro y decías, "pronto nos vemos", porque sabías que volveríamos, seguro, que la montaña era tu patria y nadie ni nada podría alejarte de ella. Algo aromático, inconsútil, etéreo, te asocia a ella:"Alta soy de mirar a las montañas", pervertías el verso de Miguel Hernández para hacerlo tuyo, para volverlo realidad, carne, aire, estribo, forma. Siento las treinta picaduras de tábanos, mosquitos y arañas como treinta virtudes de tu compañía. Me calmas la comezón con cremas y palabras, las siento en la piel, me alivias el veneno, me salvas. La sangre llega de lo alto, de las montañas, "siempre la claridad viene del cielo", tú lo sabes, yo también, y soy tú contigo en alas.
viernes, 11 de agosto de 2023
Dichosa edad aquella
Venturosa edad aquella en la que el viajero paraba en una venta o en una posada y le invitaban a la mesa por pura hospitalidad. Venturosa edad en la que se compartían las viandas, los pasteles y el manjar blanco sin conocer necesariamente al posadero o a los huéspedes. Dichosa edad dorada en la que a mitad de comida un caballero se levantaba y endilgaba a la concurrencia un discurso sobre las armas y las letras, sin cobrar por la conferencia ni estar adscrito a ninguna universidad. Dichosa también cuando se presentaban varios enamorados y allí mismo, por casualidad, concertaban sus relaciones y aclaraban sus desdenes. Venturosa edad en que las posaderas se ofrecían a los arrieros y la poca luz provocaba escenas amorosas de mucha risa y variados golpes. Dichosa edad dorada en la que los gigantes se convertían en cueros de vino después de haber sido vencidos y dichosas también aquellas tortillas de huevos no muy frescos que, al masticarlas, crujían entre los dientes (los huesecillos del embrión). Dichosas las pulgas de las camas y las chinches de las caballerías, los jergones de paja molida y el vino aguado. Dichosa edad aquella en la que, al amor de la lumbre, se leía en voz alta un libro de caballerías, mientras un escudero roncaba tras acabarse el vino de la bota. Dichosa Maritornes y todos cuantos vivieron aquellos tiempos que, aunque faltos de dientes y sobrados de aromas, comían con ansia y conversaban sin pausa.
lunes, 7 de agosto de 2023
Page y Paco Martínez Soria
miércoles, 2 de agosto de 2023
El pasado existe
El pasado sí existe, contradigo, entre otros, a T.S. Elliot, existe y ahoga. Se incrusta en el presente y no lo deja desenvolverse, le impide el movimiento, lo amordaza, lo destaza y apenas le permite respirar. El presente necesita aire, porque está vivo, porque se aleja de la muerte siempre que puede. Pero el pasado hace todo lo posible por quitarle la máscara de oxígeno, por devolverlo a la nada, al vacío, a la inexistencia. Me toco y gozo de mis dedos sobre la piel. Me toco, soy, siento, me muevo, alejo al pasado, estático, maldito, que me impide gozar de la experiencia del tacto, del placer, de la caricia. Detrás de ella, en el recuerdo, siempre hay otros dedos, otra piel, que ya no están, que solo existen en ese pasado ominoso, que vuelve una y otra vez para aniquilar los frutos de la sensualidad, los goces momentáneos del presente.
La brisa acaricia las hojas de los árboles, las hace bullir, entretenerse, balancearse en oleaje de tierra. Contemplo el paisaje y, por un momento, disfruto del presente, hasta que llega la voz del pasado, la imagen de un recuerdo de bosque mullido en el que ella y yo retozábamos. Todo se silencia, el viento, el rumor de las hojas, el murmullo de las cigarras, todo enmudece detrás de un sábado de agosto en lo alto de las montañas, de un martes de julio en la ribera de un río, de un jueves de septiembre en la trocha de un sendero. El presente está bien jodido. Nunca podrá separarse de esa mano que llega y aprieta con fuerza el cuello para impedirle gozar de los bienes terrenos. Sí, el pasado existe, solo para abochornar al presente, para apresar sus labios, su nariz y sus manos y susurrarle al oído: "No tienes derecho a ser, no lo tienes."
martes, 1 de agosto de 2023
Museo Nacional de Escultura de Valladolid
El Museo Nacional de Escultura de Valladolid es una rendición absoluta al tremendismo. La habilidad de los artistas del Siglo de Oro (Juan de Juni, Berruguete, Gregorio Fernández...) supieron plasmar con toda precisión lo que la Iglesia les pedía: trasladar el terror a la muerte a los feligreses, metérsela en el tuétano. Degollaciones, crucifixiones, amputaciones, incineraciones, heridas sangrantes, calaveras por doquier... Los gestos de los mártires transmiten una angustia horrorosa, hasta las imágenes de niños sirven para el mismo fin. Como culminación, un esqueleto a cuerpo entero, del que todavía no se ha desprendido la piel de pergamino, termina por revolverme las tripas. A ver quién se come ahora las mollejas de lechazo que tenía pendientes. Quien todavía dude de la calidad de la imaginería barroca o de que la Iglesia se aliimenta del pánico a la muerte y lo explota sin ningún pudor, que se pase por la iglesia de San Pablo: pavoroso.
miércoles, 26 de julio de 2023
La gente con libretillas
Caigo en el café "El Minuto" de Valladolid. Caigo y escribo una novela rápida, no, no un relato corto, sino una novela rápida en la que el protagonista se emborracha con el primer güisqui, mata al imbécil que tiene al lado, un tipo repelente con una libretilla como la mía, lo degüella y escapa sin apercibirse de que la policía municipal está en la puerta. ¡Qué ocasión, un asesinato! Eres un desgraciado, Pepe, no tienes ni siquiera la posibilidad de la huida. Te detiene una agente gordita a la que has atropellado en tu salida, también atropellada, En el juicio nada que alegar. En la cárcel, tampoco, te suicidas con la correa de un compañero. Una novela corta, sí. Aquí, el que más y el que menos te escribe una novela en un minuto (díselo a Máximo Huerta). Por cierto, no me caben descripciones, pero aquí las mesas sí que pueden ser lápidas, voy a palparlas antes de matar al hípster que ha aparecido antes (esto es un salto temporal, ¿os habéis dado cuenta, no?), no se puede pedir más en una novela de un minuto. Y del güisqui también respondo, los vinos no los reconozco, pero los güisquis añejos, sí. Por cierto, el único auténtico aquí es el dueño. Un mulato de ojos verdes que está hasta los cojones de la gente con libretillas.