La echo de menos, especialmente cuando algo me sale muy bien, cuando me felicitan por algún asunto. Ella se alegraba más que yo, era así de desprendida, así me quería, y, en su momento, no supe apreciarlo lo suficiente. Ahora, cuando algo me sale muy bien (pocas veces), la espero, todavía. Me falta su abrazo. ¡Mierda! Soy un miserable.
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lunes, 27 de octubre de 2025
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