domingo, 16 de julio de 2023

El espectáculo y mi culo



 Esta mañana en un programa de radio, Juan Echanove hablaba de un asunto que ayer mismo me vino a la cabeza cuando estaba viendo el Tour. Al hilo del problema que suponen los móviles en un teatro o en un cine, comenta Echanove que tenemos un problema de perversión como espectadores. Ahora mismo, es más importante constatar nuestra presencia en un espectáculo, sea del tipo que sea, que la relevancia que pueda tener el espectáculo en cuestión. Es decir, nos importa mucho más consignar nuestra asistencia a un acontecimiento que el efecto estético o crítico o de entretenimiento que pueda causar en nosotros lo que estamos contemplando, de ahí la obsesión por los selfies, las fotografías y los registros en las redes sociales. Hay mucha gente que prefiere ver un concierto de música a través del móvil, por la necesidad obsesiva de grabar su presencia en él, que disfrutar de veras del directo. Por eso ayer y desde hace un tiempo, en las etapas de montaña de las vueltas ciclistas importantes, aparecen esos energúmenos corriendo con los pantalones abajo junto al ciclista extenuado, a riesgo de tirarlo. No importa el esfuerzo del deportista ni la belleza de la competición, lo que nos obsesiona es mostrar nuestras nalgas a los televidentes que en ese momento están al otro lado de la pantalla. Dejar constancia, al precio que sea, de nuestra presencia en el evento. Nuestro culo es mucho más importante que cualquier manifestación deportiva y mucho más, por supuesto, que cualquier espectáculo artístico.  

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