15 de septiembre de 2018. Clase de Lengua de 2º de bachillerato. En un instituto cualquiera de la provincia de Cuenca. Un aula de 50 metros cuadrados, 38 bigardos y señoritas de 17 y 18 años.
El profesor entra en clase con dificultades para abrir la puerta. El alumnado se enreda y vocifera como si aquello fuera un corral de comedias antes de comenzar la representación. En abigarrada componenda, se pueden advertir los mosqueteros, los privilegiados, las mujeres de la cazuela, los herederos de Cristiano Ronaldo... Pero aquí no hay lugares destinados para cada grupo, se hacinan, se confunden, se trompican en graciosa multitud de voces y torsos. El profesor se sube sobre la mesa para captar la atención, como el cómico que sale al escenario para presentar la obra. Con su postura, su atuendo desastrado y su silencio, consigue calmar a la turba.
-Profesor.- Comenzaremos con la loa, como corresponde a cualquier tragedia que se precie. Cantemos entonando la música del salmo religioso, "Santo, santo, santo es el Señor". Vamos todos:
"Santa, santa, santa es Cospedal
ella dictó normas,
éstos las respetan
y todos juntitos
sufrimos sus proezas.
Santa, santa, santa es Cospedal."
-Profesor.- Mañana el primer acto: "Subordinadas sustantivas entre vítores y sudores."
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