Unas lágrimas de melancolía
se derraman
bajo los auriculares.
Música italiana
que me aturde los oídos
con el sabor de un mundo perdido,
de una Roma que suena
a través de la piedra.
La morbidez de Ornella,
el misterio del acento,
el ritmo antiguo de los 70,
pelucas, corbatas de fantasía
y un aroma a amor desatinado
se filtra por las membranas y llega
a la superficie de la piel,
para atravesarla y herir las fibras
más hondas de una añoranza
difusa,
suave,
de ave,
aérea,
adictiva,
salobre,
redonda,
como los aromas de un verano
perdido en mitad de la adolescencia.
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