Soy hijo cultural de la Radio 3 de los 80. Ellos me enseñaron a cambiar mi mundo, a retorcer la perspectiva de lo cotidiano y a encender la llama con que prender la convencionalidad. Aquellos programas: "Caravana de hormigas", "Tiempos Modernos", "El Gallo que no cesa", "Rosa de sanatorio", "Tris, tras, tres", "Arroz tres delicias"..., los sermones de Agustín García Calvo, y muchos más, de los que ya no recuerdo sus nombres, fueron mi universidad, mi punto de partida para reflexionar sobre el mundo y ver que uno no tiene por qué ser lo que le exige la sociedad que le rodea. El día que anunciaron el aniquilamiento de aquella Radio 3, para cambiarla por una radio fórmula, se acabó para mí este medio. Fue tanta la rabia que acumulé contra el poder (entonces el PSOE, molesto por tanta libertad), que dejé de escuchar la radio durante bastante tiempo. No quería saber nada de ese medio, lo habían "fumigado" como dijo Elvira Lindo y no quería contaminarme con el insecticida.
Hace unos años, Pepa Fernández y Toni Garrido me hicieron recuperar el interés por la radio. Sus programas me recordaban a aquellos de los 80, con guión elaborado, trabajados, originales, al margen de lo que otros hacen a la misma hora. Pues bien, hace unas mañanas me desayuné con una sensación parecida a la narrada. En esta ocasión han sido los otros, el PP, da igual, el poder no respeta nada, todo lo contrario, odia al inteligente, al que hace bien su trabajo, al que remueve conciencias, al que reflexiona, al que se somete a la duda, al que busca el espíritu crítico. Hace tiempo que la televisión no me ofrece nada, ni siquiera entretenimiento, alguna serie aislada ("Mad Men", The Wire...), alguna película, poco reseñable. Es una pena, dos medios tan aprovechables y ahogados por los poderes fácticos y económicos, porque ni Toni Garrido ni Pepa Fernández van a lograr fácil acomodo en las radios o televisiones privadas (demasiado diferentes). Gracias amigos, por vuestra incompetencia, por arrebatar lo poco que quedaba de inteligencia en la radio, por ser tan miserables.
Secciones
Degollación de la rosa
(636)
Artículos
(447)
Crónicas desde la "indocencia"
(159)
Literatura Universal
(153)
Bachillerato
(130)
Eva
(84)
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(63)
El Gambitero
(32)
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(27)
Torrente maldito
(27)
Te negarán la luz
(22)
Bilis
(19)
Fotomatón
(19)
La muerte en bermudas
(18)
Las mil y una noches
(15)
Sintaxis
(13)
El teatro
(12)
XXI
(6)
Reliquias paganas
(3)
Farsa y salvas del Rey Campechano
(2)
Caballero Reynaldo
(1)
domingo, 22 de julio de 2012
Réquiem por la radio de calidad
sábado, 21 de julio de 2012
Auto sacramental
Cuando se alzan las brumas de la creación,
se dibuja en el horizonte
un perfil deforme entre las montañas:
la imagen voraz de la vanidad
asola al sensual rumor de los ríos,
arrasa a la brisa desnuda de los pinos,
desluce el placer visual del paisaje.
Toda la naturaleza se rinde a su aliento desalmado:
abraza los minutos de sosiego
y los ahoga;
engulle las caricias cotidianas
y las escupe con aspereza;
incluso se atreve con el amor,
lo aplasta con su poderoso puño de cieno
y lo hunde en la inconsistencia de lo inútil.
Hasta a la poesía le pone una mordaza de tópicos,
un torpe manoseo que la lleva
hasta la pérdida del ritmo
y el fétido manoseo de alegorías
tan usadas como la del horizonte, la niebla y las montañas.
se dibuja en el horizonte
un perfil deforme entre las montañas:
la imagen voraz de la vanidad
asola al sensual rumor de los ríos,
arrasa a la brisa desnuda de los pinos,
desluce el placer visual del paisaje.
Toda la naturaleza se rinde a su aliento desalmado:
abraza los minutos de sosiego
y los ahoga;
engulle las caricias cotidianas
y las escupe con aspereza;
incluso se atreve con el amor,
lo aplasta con su poderoso puño de cieno
y lo hunde en la inconsistencia de lo inútil.
Hasta a la poesía le pone una mordaza de tópicos,
un torpe manoseo que la lleva
hasta la pérdida del ritmo
y el fétido manoseo de alegorías
tan usadas como la del horizonte, la niebla y las montañas.
jueves, 19 de julio de 2012
Clooney también recomienda "Bilis"
Él no se lo va a perder y lo tiene en el regazo dispuesto para devorarlo. ¿No os apetece hacer lo mismo, aunque solo sea por empatía? Además, os ofrece la sinopsis de la novela:
"Las ratas devoran a sus
congéneres más débiles en caso de necesidad, son desconfiadas, destructivas y
voraces. Los socios de Sucesores de Casto Garcés gozaban del instinto de las
ratas más enconadas, las de cualquier posguerra. Marcelo Atienza lo pudo comprobar
cuando entró en el almacén a los 11 años, tras el encarcelamiento de su padre.
El comercio rural de la España franquista lo vistió y le dio de comer, pero
también le molió las espaldas. Años después, Marcelo recibirá a los espectros
del pasado que removerán la digestión de su memoria y le provocarán el
desasosiego de haberlo perdido todo, hasta el recuerdo. Un recorrido intenso
por la economía autárquica de los abastos de posguerra y por los subterráneos
de una sociedad envenenada. Todo ello narrado desde el humor negro, la ironía y
la intriga".
miércoles, 18 de julio de 2012
Se besaron (segunda parte)
El poema es una segunda parte del primero con el mismo título: hay que leerlo como una continuación de su historia de amor.
Se besaron de nuevo
sin testigos,
en el silencio de los huesos,
y el beso les supo a una paseo de niebla
teñido de abrigos y sombreros.
Se besaron sin labios,
sin recuerdos,
sin la suave caricia de la carne,
sin la saliva de los inviernos,
sin la piel de los estíos,
sin los nervios del tiempo.
Se besaron las quijadas
y extrañaron los espejos,
el sabor de las lenguas
y el tacto de los dedos.
Se besaron sin mirarse,
con la lluvia del recuerdo
filtrándose por el tapiz
bruñido de sus huesos.
Se besaron, miradlos,
sin saber que ya están muertos.
Se besaron de nuevo
sin testigos,
en el silencio de los huesos,
y el beso les supo a una paseo de niebla
teñido de abrigos y sombreros.
Se besaron sin labios,
sin recuerdos,
sin la suave caricia de la carne,
sin la saliva de los inviernos,
sin la piel de los estíos,
sin los nervios del tiempo.
Se besaron las quijadas
y extrañaron los espejos,
el sabor de las lenguas
y el tacto de los dedos.
Se besaron sin mirarse,
con la lluvia del recuerdo
filtrándose por el tapiz
bruñido de sus huesos.
Se besaron, miradlos,
sin saber que ya están muertos.
martes, 17 de julio de 2012
Fábula del senador ascético
Asomose el senador
a un callejón sin salida:
moscas, podredumbre y ratas
avivaron su sonrisa.
Se adentró en la floresta:
los desperdicios sorbía,
los hedores aspiraba,
las pasiones se encendían.
Y excitose y tocose.
Nunca, jamás en su vida,
hubiérase imaginado
con tamañas regalías.
Desde los balcones muertos,
cubos de miseria tiran
sobre su cabeza cana
y lo cubren de ambrosía
los aromas de fregona,
los restos de la comida.
Y excitose y tocose.
Bebió de las alcancías,
durmió con gatos hinchados,
libó basura podrida,
todo un edén pareciole,
un fuego interno le ardía,
en éxtasis entregose,
a la gratitud divina.
Y excitose y tocose.
Cuando entró, furiosa impía,
la mujer de la limpieza
(adalid de la pudicia,
y experta del amoniaco),
se desmadejó su ira,
rompió con la diplomacia
y abordó a su enemiga,
se arrojó sobre su cuello,
le hizo beber su lejía,
para abrasar sus deseos
de arrasar la porquería.
Y excitose y tocose.
a un callejón sin salida:
moscas, podredumbre y ratas
avivaron su sonrisa.
Se adentró en la floresta:
los desperdicios sorbía,
los hedores aspiraba,
las pasiones se encendían.
Y excitose y tocose.
Nunca, jamás en su vida,
hubiérase imaginado
con tamañas regalías.
Desde los balcones muertos,
cubos de miseria tiran
sobre su cabeza cana
y lo cubren de ambrosía
los aromas de fregona,
los restos de la comida.
Y excitose y tocose.
Bebió de las alcancías,
durmió con gatos hinchados,
libó basura podrida,
todo un edén pareciole,
un fuego interno le ardía,
en éxtasis entregose,
a la gratitud divina.
Y excitose y tocose.
Cuando entró, furiosa impía,
la mujer de la limpieza
(adalid de la pudicia,
y experta del amoniaco),
se desmadejó su ira,
rompió con la diplomacia
y abordó a su enemiga,
se arrojó sobre su cuello,
le hizo beber su lejía,
para abrasar sus deseos
de arrasar la porquería.
Y excitose y tocose.
domingo, 15 de julio de 2012
Presentación de "Bilis"
Hoy es el último día de la Feria del Libro de Utiel y ya no quedan ejemplares de "Bilis" en ninguna de las librerías. A la presentación asistió muchísima gente (gracias a todos por aguantarnos), si a esto le unimos que un lector de la novela me ha comparado la trama de la segunda parte con Ruiz Zafón y otros, la primera con Galdós, no sé ya qué pensar. Me estoy volviendo, sin pretenderlo, comercial. Pero las influencias subterráneas no las maneja uno como quisiera.
Entrevista en Onda San Clemente
Entrevista realizada en Onda San Clemente sobre mi nueva novela, "Bilis", y sobre mi poesía. https://dl-web.dropbox.com/get/Public/PEPE%20HORTELANO%20BILIS%2029-6-2012.mp3?w=f1aa38fa
Juegos de cartas
Se entregó a los juegos de cartas
con la certeza del abandono
y el placer de las acciones sin trascendencia.
Salió de su mundo de gravedad
y se abandonó en las delicias de la apuesta.
Lanzó un farol contra sí mismo
y se encontró con un tahúr sonriente
que no se creyó su desmayo.
Le devolvió el envite y le ganó sin piedad
las cuatro monedas de frivolidad que le quedaban.
con la certeza del abandono
y el placer de las acciones sin trascendencia.
Salió de su mundo de gravedad
y se abandonó en las delicias de la apuesta.
Lanzó un farol contra sí mismo
y se encontró con un tahúr sonriente
que no se creyó su desmayo.
Le devolvió el envite y le ganó sin piedad
las cuatro monedas de frivolidad que le quedaban.
miércoles, 11 de julio de 2012
El silencio que alimenta
Este sosiego limpio que me mece,
esta oscuridad de higueras sin ruido,
este claustro de hiedra detenido,
esta noche de julio que me ofrece
con sus salamandras de piedra blanca
una herida de cielo sin cadenas.
Esta noche, este claustro, estas almenas,
esta sombra tenue que me arranca
la agresiva lanza de la vida,
el martirio incansable del arado,
el yugo, los ronzales y la brida.
Este dulzor de almagre y de pasado,
este hondo corredor que me lapida
entre hilos de silencio bien labrado
esta oscuridad de higueras sin ruido,
este claustro de hiedra detenido,
esta noche de julio que me ofrece
con sus salamandras de piedra blanca
una herida de cielo sin cadenas.
Esta noche, este claustro, estas almenas,
esta sombra tenue que me arranca
la agresiva lanza de la vida,
el martirio incansable del arado,
el yugo, los ronzales y la brida.
Este dulzor de almagre y de pasado,
este hondo corredor que me lapida
entre hilos de silencio bien labrado
sábado, 7 de julio de 2012
Se besaron
Se besaron hasta acabarse las lenguas,
hasta fundir las miradas de los transeúntes,
hasta destrozar el pasado de la ciudad y abrasarla de color.
Se besaron eternamente,
después de que los gusanos les hurtaran las salivas,
después de que la tierra les minara las bocas.
Se besaron en la acera de la muerte,
donde se resbalan los zapatos de charol
de los paseantes sin voz,
donde se resiste el amor al leviatán
del tiempo
y eleva la imagen varada un helor de amor
tan viva como el reflejo de un estanque helado.
Se besaron
y se amaron
posiblemente
en una habitación
oscura
bajo la llama de una bombilla oscilante
que seguramente yace en el fondo de una montaña de escombro,
entre un abrigo largo y una maleta desvencijada..
hasta fundir las miradas de los transeúntes,
hasta destrozar el pasado de la ciudad y abrasarla de color.
Se besaron eternamente,
después de que los gusanos les hurtaran las salivas,
después de que la tierra les minara las bocas.
Se besaron en la acera de la muerte,
donde se resbalan los zapatos de charol
de los paseantes sin voz,
donde se resiste el amor al leviatán
del tiempo
y eleva la imagen varada un helor de amor
tan viva como el reflejo de un estanque helado.
Se besaron
y se amaron
posiblemente
en una habitación
oscura
bajo la llama de una bombilla oscilante
que seguramente yace en el fondo de una montaña de escombro,
entre un abrigo largo y una maleta desvencijada..
miércoles, 4 de julio de 2012
Presentación de "Bilis"
La invitación oficial que me ha enviado la editorial Carena para la presentación de "Bilis". Espero ir en mejores condiciones que en la primera presentación y preparármelo un poco mejor, más que nada para que no me apedreen mis paisanos, sería triste y doloroso.
El dinero puede causar caries e impotencia
Por fin una asociación de ciudadanos experta en venenos y lacras sociales ha reflexionado sobre las materias realmente nocivas que amenazan al individuo. Se ha puesto manos a la obra y ha retirado las pegatinas agresivas de los paquetes de tabaco y las ha colocado donde corresponde. Solo falta convencer a los gobiernos para que el plan se generalice, a riesgo de no vender más periódicos.
sábado, 30 de junio de 2012
Presentación de "Bilis"
El viernes, 13 de julio, durante la Feria del Libro de Utiel, a las 8:30 de la tarde presentaremos mi segunda novela, "Bilis". Me acompañarán los profesores y amigos, David Arona y Javier Castellanos, y posiblemente mi editor, José Membrives, en el nuevo salón de actos del Ayuntamiento de Utiel. Intentaré llevar algo de jamón y vino para que las palabras se puedan digerir mejor.
jueves, 28 de junio de 2012
"Bilis" y el humo del recuerdo
Si alguna vez fumaste "Celtas" o "Ideales" y todavía notas cómo te raspa la garganta; si alguna vez añoras el pasado y al volver la vista atrás te das cuenta de que todo es todavía más borroso que tu propio presente; si alguna vez tu padre o tu abuelo te contaron una historia de juventud y tú la has revivido en tu imaginario; si alguna vez te has sentido de otro tiempo, como desplazado del espacio que habitas; si alguna vez sufres por lo que sufrieron en años más difíciles; si alguna vez te has preguntado qué fue de aquel hombre que nunca te decía nada, pero te miraba como si viera en ti algo que tú nunca has descubierto todavía; si alguna vez sientes que tus raíces están manchadas de una tinta que no te deja escribir sobre papel limpio; si alguna vez has sufrido y has encontrado consuelo en la memoria, lee "Bilis", no te defraudará.
viernes, 22 de junio de 2012
Otro extracto de "Bilis" (escena de Sucesores de Casto Garcés)
SUCESORES DE CASTO GARCÉS
–No se te ocurra darle nada más de fiado a la llorona de los cojones.
–No te preocupes, Bonifacio, solo voy a ver con qué romance amanece esta mañana –a Vidal Medina le gustaba la conversación de mostrador, el trato jocundo con los clientes (cuando se dejaban).
Manuela llevaba un mamón talludo colgado de la cadera. El babero apenas le cubría las posaderas, que asomaban desnudas y mugrientas bajo el brazo de la madre. Dejó al muchacho sobre el mostrador de mármol y este dio un respingo al notar en el culo el frío de la piedra.
–¿No tendrá alguna corteza para que la chupe este desgraciado que me tiene en carne viva los pezones? –pidió la madre, vestida con andrajos y retales.
–No seas cerda y no me dejes al crío con el culo al aire encima del mostrador. Aquí se viene a comprar, no a mendigar –no vio la ocasión de la chanza “Siete Trajes”, le contrariaba el aspecto astroso de la madre y del hijo.
–Fíeme algo de tocino para freír, don Vidal.
El muchacho buscaba la teta escurrida de la madre a través de un jersey de lana, desbocado por mangas y cuello. Manuela, la “Tísica”, apartaba la mano del mamón bajo la molesta mirada del dependiente, que negaba su petición y le señalaba la puerta.
–Deme pulpa de remolacha. Solo tengo esto –sacó unas perras del seno y las estampó sobre el mármol.
–Si les das de comer pienso de animales, no te extrañe que tus hijos caminen solo a cuatro patas. Hay que tener cabeza, Manuela. Si no podéis darles de comer, para qué tenéis hijos. Sois peor que las ratas –a Vidal le molestaba la pobreza, le causaba una sensación viscosa que no podía soportar.
–Me los manda Dios, don Vidal, me los manda Dios.
–No mezcléis a Dios en vuestras cochinadas. Siete críos, y todos muertos de hambre y comidos por los piojos, porque no paráis de joder. No tendréis tanta hambre cuando os entregáis al vicio de esa manera –el moralismo del dependiente procedía más de su rabia contra la miseria que de cualquier otra convicción.
La mujer cogió el cucurucho de pulpa y humilló la cabeza. Las que esperaban turno callaban, sonriendo entre dientes y apretando la cartilla de racionamiento entre sus
manos.
-¿A quién le toca? –Medina probó suerte otra vez, a ver si la próxima clienta le proporcionaba alguna alegría. Un camisa azul se abrió paso en la cola del
mostrador del detall. La boina roja enrollada en la mano y el rostro joven y decidido:
–¿Tú eres Vidal Medina?
–Para servir a Dios y a la Patria –masculló el dependiente, azorado ante la presencia del falangista.
–¿Están aquí también Bonifacio Bocanegra y Emilio Poves? –el aspecto marcial del falangista se descomponía por un tic en el ojo que le hacía bailar el párpado.
–Sí, andan por ahí dentro –señaló la trastienda con mano temblorosa–, ¿quiere que les avise?
–No, no es necesario. Dales esta citación para asistir esta tarde al ayuntamiento. No es nada importante, unas puntualizaciones acerca de vuestro socio rojo –aclaró el falangista, quitándole hierro a su presentación violenta.
La cola había menguado sospechosamente desde que el muchacho entró en el almacén, lo que no se correspondía con el trato extremadamente afable que presentaba el del bigotito ante el mostrador.
–A sus órdenes mi... ¿señor? –dijo sin ninguna coherencia Vidal, a la vez que levantaba el brazo y extendía la mano.
–Puedes llamarme Joaquín, además ya me conoces, soy el hijo de doña Luz. No estamos en un cuartel –le bajó la mano con una dulzura que incluso tranquilizó un tanto a “Siete Trajes”–. Por cierto, llevad algo de beber para amenizar el trámite –se distendió Joaquín al final, aunque el párpado no dejaba de aletear.
Vidal Medina corrió hacia la trastienda en cuanto el muchacho se largó de allí. Los de la cola siguieron apretando con fuerza y con más silencio sus cartillas de abastecimiento.
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