domingo, 25 de junio de 2023

Solitarios

 Hoy he escuchado un programa de radio del genial Ortega dedicado a los solitarios. Tres especímenes de su ganadería le han explicado cómo combaten la soledad: la primera, una viuda a la que no visitan ni sus nietos, tomó la determinación de irse con su silla de tijera a casa de Jordi Hurtado y pasa allí todas las tardes, eso sí, sin molestar y sin ir al baño, la reconforta el "calor humano" de ese hogar; el segundo es un señor que se ha convencido de que su soledad es deseada y cómo lo consigue, pues muy fácil, se graba a sí mismo como si fuera un amigo y se invita a fiestas y encuentros que declina siempre; la tercera confiesa que de todos los que han llamado, ella es la que ha hecho la cosa más extraña para no sentirse sola, después de decirlo, el locutor se espanta de su decisión. 

Bueno, tras oírlos, llego a la conclusión de que, a pesar de sus extravagancias, yo también utilizo el recurso de la primera oyente: mis amigas Elena y Merce son para mí, mis Jordi Hurtado, he invadido su casa (aunque todavía no me llevo la silla de tijera) y a diferencia de la participante en el programa, sí utilizo su baño y sí participo en sus conversaciones. También hago uso del recurso del segundo oyente, me intento convencer a mí mismo de que he elegido yo la soledad. No me grabo, pero casi. Me convenzo de que no debo salir, de que tengo que escribir o leer o ver una serie, porque mi soledad es más fructífera que la compañía. Respecto a la tercera oyente, tampoco yo me atrevo apenas ni a nombrarlo. La tercera oyente ha decidido para aliviar su soledad, aunque parezca la mayor de las aberraciones, casarse, sí, nada más y nada menos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario