domingo, 9 de abril de 2023

El mercado de Cádiz



Amanece una mañana luminosa en Cádiz, bajo el estruendo de los tambores y las cornetas. Una oportunidad magnífica para disfrutar de la vida efervescente de un mercado casi griego. Bajo el atrio gaditano se reúne la multitud para comprar, vender, hablar y ver. Solo callan los atunes, las barracudas, los langostinos de Sanlúcar, las fresas de Conil, el queso Payoyo. Los productos del mar me pueden. 
Las tabernas que rodean el mercado se abren, lúbricas, a mi sed de gambas y manzanilla. Todo bulle, todo hierve, la vida no se detiene y menos en el Sur: discusiones sobre la idoneidad de los pasos; arroz negro de Obama; viejos alcoholizados que piden la voluntad con un vaso de cartón; camareras siempre alegres (¡qué portentos!), a pesar del trajín inaguantable de su oficio. El deje casi moruno de los gaditanos transmite siempre alegría, música, aunque las conversaciones reflejen las mismas miserias que las de cualquiera. 
Paseo por las callejuelas frescas y amenas. Sus nombres son, muchos de ellos, personajes del Ruedo Ibérico de Valle-Inclán, gente de esperpento y revolución. Gente como Fermín Salvochea. La única procesión que he seguido ha sido la de este anarquista ejemplar. Os animo a que paseéis por Cádiz siguiendo los pasos de este buen hombre. 
Paro en una taberna con barra de palo, como debe ser. Entra un parroquiano y el camarero le ofrece lo de siempre. Es conmovedor cómo el viejo cliente acuna con la palma de la mano la manzanilla y espeta, "vamos al toro que es una mona", lo trasiega de un trago y pide otra con un golpe de vidrio en la mesa. El hombre, al parecer, solo habla con refranes, "gallina vieja hace buen caldo", esto no sé por qué lo dice. Y pide la espuela. Se despide y sale por la puerta grande, "¡Adiós, Manolo!, a ver si hoy llegas a tu casa. Sí, en Cádiz es difícil llegar a casa y más aún entrar, os lo digo por experiencia propia, aunque no lo voy a contar para no quedar de idiota delante de todo el que lee estas tontunas. Termino la procesión de Salvochea, como debe ser, por "to lo arto", y no digo más.

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