Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia:
Andrea entrevista a José Luis Cuerda, abrumada por el Círculo de Bellas Artes, y se sonríe con sus chascarrillos. En un bar de Lavapiés, Adnana escucha con sobresalto el relato de Irene López sobre los refugiados; Sandra N. y Viviana participan de la jovialidad de la nieta de Cela. Irene se entusiasma con las peripecias amorosas de sus abuelos en La Alberca de Záncara. Irene conversa en inglés con profesoras extranjeras y a Ana Botella se le cae la baba. Verónica y Sandra C. se derriten de ternura al escuchar la inocencia de Luismi en el centro para personas con discapacidad de San Clemente. En Utiel, Marta escucha con emoción los cuentos de posguerra de Celia Ruiz. María tiene hambre en el seminario de Cuenca. Noelia descubre los secretos de la cárcel de Alcalá Meco. Celia mantiene el tipo en el ayuntamiento de Villar de Cañas ante su "vulcánico" alcalde. En un bar de Honrubia, Esther se muestra resuelta y disfruta con las declaraciones de las jugadoras del Albacete femenino. Arancha habla y habla con su tío y con un escritor novel en Albacete y consigo misma y con su cámara de fotos y opina y escribe y habla y se retuerce como un osito en la fiesta del Orgullo Gay. Pablo, María y David domestican a la informática y a segundo de bachillerato para condensar todas las entrevistas en unos píxeles. Elisabet somete a las dos dimensiones del dibujo las iluminaciones de su ingenio artístico tridimensional. Yo conduzco el León mientras escuchamos un fragmento del himno del seminario trufado con electrolatino, antes estropeé un par de filmaciones. Todas gritan en mitad de una era, agitadas por un viento de fuelle antiguo, que las mujeres son libres y muy dispuestas. Al final, David y Pablo se venden en la teletienda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario