domingo, 23 de diciembre de 2012

Gobernados por los porqueros


¿Y nos extraña estar gobernados por los porqueros?..., nos gusta, y mucho, la basura.
Nos rodeamos de tertulianos en las radios que nos ofrecen lo más selecto de su "hechura", de su comida amasada con desperdicios: con peladuras de patatas, guisos a medio comer, hojas podridas de lechuga y manzanas agusanadas. Degustamos el manjar de la comida reciclada y la oímos en todas las emisoras a las mismas horas, mientras cientos de periodistas recién salidos de las facultades vagan por las calles solicitando un trabajo de oficinista.
Nos quedamos absortos con las excelencias de la programación televisiva, nos revolcamos en el barro de los programas con formatos mecánicos, infantiles y que animan nuestra tendencia enfermiza al cieno y al lodazal. Mientras yacen medio sepultadas las excelentes creaciones que no son dignas de nuestros hocicos.
En cuanto podemos, si hemos tenido una formación suficiente, nos asomamos a los libros y compramos con las pezuñas llenas de barrillo, los títulos que nos ofrece el márketing más avanzado, elaborado en las pocilgas de los más pudientes. Hozamos entre las páginas de autores salidos de los programas de corazón o alimentados por la mojigatería americana, por la religiosidad vaticana o por la popularidad del poder. Todo son excelencias literarias en los rankings de libros más vendidos. Los escritores de verdad han desaparecido, los ha absorbido nuestra atracción por los gruñidos.
Y si el sueldo nos lo permite, salimos a la calle y nos revolcamos en los escaparates de las tiendas de moda o vamos a un cine a ver lo último que se ha anunciado en televisión o a que nos repitan alguna historia con final feliz y poca complicación que nos permita comernos nuestras palomitas con la cabeza vacía y medio amodorrados.
 ¿Y nos extraña estar gobernados por los porqueros?..., nos gusta, y mucho, la basura.

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