Mostrando entradas con la etiqueta Libros. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Libros. Mostrar todas las entradas

jueves, 8 de diciembre de 2022

"Los muertos" de James Joyce



En "Los muertos" James Joyce nos invita a asistir al baile navideño de las señoritas Morkan en Dublín a comienzos del siglo XX. Las anfitrionas, Kate, Julia y su sobrina Mary Jane, nos conducirán, muy hospitalarias, al salón donde se baila desenfadademente; se bebe güisqui, limonada o ponche caliente; se habla, se canta e incluso se discute de nacionalismo, religión y asuntos domésticos (hasta de galochas). Se vive a la luz de las lámparas de gas, refugiados de la nieve, de la intemperie. Luego cenaremos y el protagonista, Gabriel, sobrino de las anfitrionas, trinchará la oca. Será él mismo quien se encargará de agradecer con un emotivo discurso la cortesía de sus tías al invitarnos como todos los años por Navidad. Coreamos el nombre de las tres mujeres y poco más tarde comienzan las despedidas. 

Hemos disfrutado de una velada cálida, agradable, llena de las delicias y las tiranteces de una pequeña comunidad habitada por las vulgaridades mundanas de tantas otras. Y es en ese momento cuando comienza lo grandioso de este relato. Gabriel y Gretta (su mujer) abandonan la casa, y nosotros con ellos. Nos dirigimos hacia el hotel. Él, movido por un acceso de lujuria, desearía que ella se mostrara esa noche más amorosa, más cercana, pero Gretta está muy lejos de allí, su mirada triste y perdida la delata, la enfría. Gabriel le pregunta qué le ocurre y ella le cuenta una historia de amor terrible, que le sucedió en su adolescencia, en Galway. Un pretendiente suyo murió por su culpa. Estaba muy enfermo y Gretta se iba a Dublín. La misma noche de su partida él se presenta en la puerta de casa. Era una noche fría, la nieve caía lentamente. A los dos días el muchacho de 17 años muere de enfriamiento. Toda la historia la cuenta Gretta recostada en la cama. Se duerme por fin, está muy cansada, y Gabriel observa su melancolía, más allá del sueño. Gabriel llora de celos y de congoja. En la penumbra de la habitación, a través de la ventana, imagina ver la figura del joven bajo un árbol goteante. Afuera, la nieve sigue cayendo lentamente. "Su alma había alcanzado esa región en la que moran las vastas huestes de los muertos". Nieva y nieva, según los periódicos en Dublín y en toda Irlanda, también sobre la tumba del amante muerto. La nieve desciende a través del universo, sobre todos los vivos y los muertos, como cae la lluvia que canta el bufón de Lear, como se deshila la lluvia lentamente en el páramo desnudo de Albacete. En 1907 y en 2022.       

domingo, 27 de noviembre de 2022

"Al borde" de José Corredor-Matheos


Celebro el poemario de José Corredor-Matheos, que me regaló el amigo Matías. Palabras que reconfortan, que te reconcilian con la vida y con la poesía. Palabras desnudas, esenciales, primigenias, que muestran un panteísmo sencillo, sin aspavientos, pleno de intensidad y misticismo: 

El caminante espera

que, algún día, 

por sorpresa,

el camino 

se abra

para él.

Palabra madura y sosegada que, a pesar de no esconder a la muerte, canta esperanzada:

Luz de un relámpago.

En plena oscuridad

no hay engaño.

Y esos versos que parecen escritos para ti, para tu desazón, te arrullan y consuelan como una manta en invierno:

...El otoño otra vez,

con una sensación

de que la vida empieza cuando acaba.

No conocía a este poeta, grande solo por este libro. Al borde se titula el poemario. Leedlo despaciosamente, con sosiego. Y si por desgracia tenéis dañada el alma (quién no la tiene) os aseguro que os servirá de bálsamo, de letuario, de árnica, de todos los sinónimos que se le puedan buscar a las palabras sanadoras. Gracias, Matías. Gracias, José Corredor-Matheos. Una suerte entrar en centros de salud donde sí hay médicos.

miércoles, 13 de julio de 2022

"Dreno" de Matías Miguel Clemente

Desordenar el mundo a través de las metáforas para crear un nuevo orden. "Dreno" es el nuevo "orden" en el que Matías intenta reinventar sus pálpitos, sus preocupaciones más allá de lo cotidiano. El poeta renuncia a la claridad de lo conocido para ahondar en el sentimiento con combinaciones sorprendentes. Indaga en los orígenes del predolor, con palabras nuevas, cargadas de misterio. Sí, se rinde a aprovechar la mano de los otros para ser guiado, siempre y cuando esta guía sirva para moderar el deslumbramiento de quien despierta de la ceguera. Todo se llena de historias casi oníricas, telúricas, con sintagmas sorprendentes, donde las piedras hablan como un oráculo. Un mundo desconocido que nos avisa con olores y ruidos de que vivimos de forma paralela en otro cosmos. En este nuevo orbe simbólico, los sellos de correos son aleteos de ballena que nos advierten sobre quien ha surcado caminos semejantes a los que nosotros emprendemos. Siempre conducimos coches prestados. Y como nuevo orbe, necesita de sentencias y letanías, llenas de deseos. Palabras casi bíblicas de agua y tierra que nos riegan de incertidumbres y nos modelan a su albedrío. 

En "Dreno" se escuchan ecos de Miguel Hernández, dolores, instrumentos, que nos apartan de lo cotidiano para instalarnos en la "sedición de los cajones del cuarto", en el "rumor de uno mismo". Una intensa voz lírica, interna, anima a no confundir la vida con una carrera de obstáculos, solo hay que salivar, salivar lo suficiente para no secarse. Todo cae derramado en el caos, en el "dreno", en otro "orden" alejado de la razón. Vivir en la extrañeza del otro, que siempre soy yo, ese sueño constante durante la vigilia. Desaparecen, en ocasiones, los rigores de la puntuación, las leyes, y vuelven, renovadas. Piezas que se caen y no existen, y vuelven a caer y no existen. Piezas que duelen. Un continuo movimiento que, cuando cesa, da paso a la soledad. Por eso hay que luchar por parar y volver a germinar, aunque sea desde el miembro mutilado. 

El poemario avanza con relatos densos, ahogados casi por las metáforas, que desordenan el mundo y lo ordenan en un nuevo orden: "desoírse de una vez por todas". Porque la realidad está agujereada, llena de pozos insondables, desconocidos, con un punto de luz al fondo. La luz del riesgo que percibíamos en la infancia, cuando íbamos sin manos sobre la bici y que, después, a fuerza de repetir lo que otros hacen, olvidamos hasta convertirnos en muesca, en herida. En "Dreno" se pretende hacer temblar la tierra con palabras, provocar seísmos, alejarse de las poéticas, de las medidas y los cánones. Ser un caribú, ver la estepa disfrazado de armonías, porque "el héroe examina su culpa cada día". Y cuando la mirada del otro atemoriza hay que huir volando, como pájaros. Son ecos de Valente, del Anábasis de Saint-John Perse, de Rimbaud, el paso del tiempo entre los dientes, los agujeros del camino son poemas y los poemas palabras que pueden ser reducidas a símbolos; y estos, a la nada. Las revelaciones en este nuevo mundo no parten de los profetas, sino de los saltamontes: el trabajo mata a los hombres, la grandeza solo puede ser drenada a través de la soledad.        

sábado, 25 de junio de 2022

"Lo raro es vivir" de Carmen Martín Gaite



De Carmen Martín Gaite solo había leído un ensayo y no sabéis lo que lamento no haberme acercado a nada de ella antes (puro mal azar). Lo raro es vivir es una novela íntima y espectacular. Hacía tiempo que no leía nada tan bien escrito, entre otras cosas porque últimamente me estoy dedicando a leer obras de gran aceptación popular. Lo raro es vivir está escrita en un estilo reconocible, con sentido del humor y con un oficio que solo se le reconoce al verdadero escritor, no a estos que últimamente he estado leyendo. Lo raro es vivir es más moderna que cualquier novela de Sara Mesas, de Manuel Vilas o de Marta Sanz, tres autores que son los que menos me han disgustado de la última hornada de novela española. Martín Gaite emplea la metáfora de una forma irónica y con tal desparpajo que les da sopas con honda a todos los aspirantes a literatos desde los ochenta a esta parte. La palabra de Carmen Martín Gaite se saborea como los helados italianos, no se queda en el hielo insulso de los calipos. Es una gozada avanzar en la historia con fluidez y con la sensación de que te están diciendo algo muy trascendente en cada frase. Y así es, porque vuelves sobre ellas y descubres que cada palabra está medida, ajustada, bien elegida. Las vicisitudes de Águeda, la protagonista del relato, son tan importantes como su capacidad para usar la metáfora, porque el personaje y el lenguaje se funden con su personalidad. La sinopsis de la trama no me atraía en absoluto y, sin embargo, la lectura de la novela me ha resultado apasionante. No solo se trata de saber escribir, sino de tener oficio, de romper las normas y de aportar algo nuevo, original. No recuerdo ahora mismo ningún novelista de los 90 que me haya causado una impresión similar, ni mucho menos. Es más, si Martín Gaite hubiera escrito esta obra hoy para mí sería el epítome de una nueva generación de novelistas. Voy a por el resto de su producción.  

lunes, 7 de marzo de 2022

"Volver la vista atrás" de Juan Gabriel Vásquez



Estoy leyendo una muy buena novela, escrita con mano firme y de prosa rica y fluida. Cuando esto ocurre, uno se embebe en la historia y le cuesta salir de las vidas de los personajes, se las lleva al instituto, le rondan por la cabeza mientras da clase y se incrustan en algunas de las anécdotas que se cuentan a los alumnos. Volver la vista atrás de Juan Gabriel Vásquez es una de esas narraciones de las que cuesta despegarse. Todavía no la he terminado y me queman los dedos por hablar de ella. La trama tiene todos los ingredientes para hacerla atractiva, sin embargo, el gran acierto, como siempre, reside en la habilidad literaria de su autor, en el manejo de una prosa que no apabulla, que no cansa, sino todo lo contrario, es golosa y apetece rebañarla con los dedos. No había leído nada hasta ahora de Juan Gabriel Vásquez y me alegra descubrir nuevas voces (aunque no sean tan nuevas para otros). 

El preciosismo de muchos narradores latinoamericanos se pierde a veces en la inanidad de los argumentos o en una ausencia de peripecia que, a menudo, vuelven tediosas sus creaciones. No ocurre así con Volver la vista atrás. El narrador recoge lo mejor de Vargas Llosa y de autores americanos como Philip Roth. De hecho, en algunos momentos de la historia he pensado en la distopía (esta palabra hay que incluirla siempre en cualquier reseña actual que se precie) de Roth, La conjura contra América, pero no. Vásquez solo relata hechos contrastados con la realidad y no por eso es menos meritoria su narración. Todo hecho real hay que transformarlo en literatura si queremos que sea atractivo para el lector. Partir de lo real o de la imaginación a veces lleva al mismo camino, a la habilidad para cautivar o no al receptor. Los protagonistas de esta novela, el director de cine Sergio Cabrera y su hermana Marianela, se convierten en personajes literarios redondos porque van evolucionando a lo largo de las peripecias (innumerables) en las que se ven envueltos. No sé si se corresponden o no con los de carne y hueso (la verdad es que me trae al pairo), pero ya tienen vida propia en la historia de Vásquez.   

jueves, 13 de mayo de 2021

"Automoribundia" de Ramón Gómez de la Serna



En las greguerías de Ramón, todo es piruleta, todo es caramelo de fantasía, allegro sin arrimo político, evasión y fruslería. En una greguería cabe una metáfora y un sueño, la realidad solo como apoyo, para volar a partir de una nimiedad, de una rama en una nube. La Automoribundia de Ramón Gómez de la Serna es todo un ejercicio de reivindicación de independencia personal. Desde las primeras páginas deja claro que su instinto artístico lo inclinó a negar prebendas políticas y sometimientos. Ramón se recrea en el amor de los objetos, en el fetichismo. Su muñeca de cera, que lo espera todas las noches, impertérrita, sideral, para contemplarlo horas y horas, entusiasmado ante el papel, es el mejor ejemplo de su humorismo. Porque Ramón se define una y otra vez como humorista. Odia las conferencias graves, el tono del político augusto y el del escritor ensimismado. Pasa por malos momentos porque la literatura en España, como decía Max Estrella, es "colorín, pingajo y hambre". Le gusta deslumbrar a la concurrencia, divertir, entretener, épater le bourgeois desde el trapecio de un circo. Ramón admira a Charlot y a los clowns más que a Baroja, por supuesto. De él, espoleador de una de las mejores remesas de poetas, timonel de la tertulia de Pombo, de pelo fuerte y cuerpo recio, amante de los espejos y de las estampas, deberíamos tomar lo que más apreciaba de sí mismo, su humor, la seria frivolidad que lo llevó a ser contratado por un circo y a renegar de todo lo que oliera a gravedad, corruptela y manipulación. Ramón salta por encima de la Guerra Civil, por encima de la muerte y nos encierra con él en su torre para adorar la noche. Sí, su bohemia era sincera, vivía cuando oscurecía para que los vivos y sus ruidos no estorbaran a su pluma. Escribía, escribía y escribía, porque su vida, desde el principio la fundó en la escritura. Su tío le puso el título de humorista en un palco de las Cortes y él se tomó muy en serio su papel. Periodista de oficio, porque había que comer, porque sus novelas y sus extravagancias no le pagaban el alquiler, periodista prolífico, periodista sin pausa, renovó la profesión y aireó con la vanguardia el tufo rancio del noventayochismo. Ramón moderno y único, simpático, frívolo, sin despensa, sin sombrero.  

Algunas pildoras extraídas de Automoribundia:

El colegio: "Por eso persistíamos y nos dábamos ánimos. Si aprendíamos bien, tendríamos bigote. Esa era nuestra lógica."

Adolescencia: "Solo hay nua cosa más asquerosa que la adolescencia, y es el chorreo involuntario que tiene un tubo de Sindetikón (pegamento) cuando se ha apretado demasiado y se le deja sobre la mesa."

"Los genios son los que dicen mucho antes lo que se va a decir mucho después."

"El arte es la alegría de salvarse del catarro consuetudinario."

"Sé que la ambición es lo que oscurece la vida, y cuando se alía con la vanidad ya no se ve nada."

"La literatura no es un medio de comer, pero hay que ir comiendo mientras se escribe la literatura."

"¡Es tan difícil escribir un libro verdaderamente nuevo!"

"No he querido ser demasiado erudito porque eso hubiera sido cargar a la muerte con un peso muerto demasiado grande."

"La limpia y desinteresada heroicidad no existe sino en el acto de decir todo lo que se piensa de la más libre y expresiva manera."

"Como resumen comprobatorio de la vida, no hay más que el orinal."

"El mayor tesoro para el escritor es la soledad."  

domingo, 13 de diciembre de 2020

"Mank" y "Aquitania", el arte y la filfa



Veo Mank y leo Aquitania

Disfruto, me divierto con los diálogos de Mank, la película de David Fincher; con Herman Mankiewicz resucitado, y de qué manera, por Gary Oldman; con el sustrato de Ciudadano Kane, siempre presente y abrumador. 

Me avergüenzo de que libros como Aquitania (esto no es literatura) ganen premios de relumbrón. Conozco al personaje histórico, conozco muchos de los acontecimientos que se narran en la novela y aun así todo me parece falso, sin pizca de originalidad ni interés. Las voces narrativas suenan tan huecas como las de una voz en off de telefilme de sobremesa. Es escritura de sobaquillo: se mastica con dificultad, pasa por el estómago sin pena ni gloria y no deja ninguna vitamina necesaria. 

Vuelvo al blanco y negro de Mank. Me encojo en el sofá ante el magistral montaje, ante la vitalidad y progresión de una historia redonda, compleja, bien urdida. Me relamo con la chispa inteligente de los discursos de Herman. Un personaje al que reconoces a los diez minutos de metraje y que te arrastra, sin remisión, a su mundo privado de alcohol y creatividad. 

Me hundo en la cama, abochornado por una literatura de wikipedia; irritado al ver deambular a los personajes a través de sucesos presuntamente históricos, deslavazados y triturados por una redacción sin pulso. Todo está muerto aquí. Nada es verosímil, ni siquiera lo que se supone que es cierto según las crónicas. La escritora ha conseguido idiotizar al personaje histórico en una caricatura simple y desmedrada que recuerda a los retratos de personajes que hacen los chicos de ESO cuando les pido el resumen de una novela. Pobre Leonor y pobre Guillermo. 

Mank es un clásico en los primeros veinte minutos de cinta y crece y crece hasta el final. Aquitania es un bodrio en sus primera veinte páginas y no levanta el vuelo ni una sola vez, todo lo contrario, se hunde cada vez más en una escritura de sobaquillo que huele a pastiche y a culebrón turco en cada uno de sus rincones. Mank es la obra maestra de un buen artesano. Aquitania es la historieta de cartón piedra que puede usted encontrar, mejorada, en las novelas de Corín Tellado o en los tebeos del Capitán Trueno. Mank es arte, Aquitania es una redacción de principio de curso con amplia documentación.

Cuando abro un libro o me siento a ver una película espero que me rapten, que me trasladen en el espacio, en el tiempo, en el ánimo. Con Mank he viajado al Hollywood de los años 30 y 40, con Aquitania ni siquiera he sentido que nadie me agarrara la mano   

jueves, 6 de agosto de 2020

"El mapa y el territorio" de Michel Houellebecq


Es mi primer acercamiento a este autor francés, tan aclamado y tan denostado por la crítica literaria, y, como diría un personaje de Amanece que no es poco, me lo apunto muy satisfactorio. El mapa y el territorio comienza como una anodina historia del pijerío artístico parisino, pero pronto se revuelve en una sátira fina y precisa de nuestro ridículo mundo moderno. El autor nos conduce, a través del ascenso meteórico del artista Jed Martin, en el ambiente de las galerías de arte, de su esnobismo y del modelo de vida occidental de la alta burguesía francesa. Jed, hijo de un arquitecto podrido de dinero y frustrado por no haber seguido su impulso artístico juvenil, es el prototipo de triunfador. La fina ironía de Houellebecq nos va anunciando que su visita al mundo de Jed es más que una trama novelesca, es una disección sardónica de la sociedad capitalista del primer mundo. Todo se desborda cuando se Houellebecq se introduce a sí mismo como personaje. Y no, el escritor no se idealiza, todo lo contrario, se caricaturiza, a él y a su entorno; y en el paroxismo de la historia nos somete a un maltrato que te hace sonreír por muy escabrosa que sea su peripecia. La habilidad de Houellebecq es la del narrador que no parece querer otra cosa que contarnos una historia, sin embargo, el lector va ahondando en las profundidades de unos personajes no ridiculizados, pero sí caricaturizados como representantes de unos hábitos sociales y morales un tanto nihilistas. El colmo se lo llevan el personaje del propio autor y la vida familiar del comisario Jasselin. Sus profecías acerca de en qué va a convertirse el mundo rural de la campiña francesa (muy creíble) son el último ingrediente con que el francés consigue plasmar un patético panorama de las sociedades modernas entre la parodia y la reflexión.   

domingo, 12 de julio de 2020

"El infinito en un junco" de Irene Vallejo


El infinito en un junco es una clase monumental de introducción a la literatura universal. La prosa ligera de Irene Vallejo y su empeño en hacernos partícipes de la Antigüedad griega y latina, a través de continuas visitas a nuestra cultura actual, convierten este ensayo en una delicia para cualquiera que sea aficionado o amante de la palabra. Desde el papiro, pasando por las tablillas de cera, el pergamino, los códices y la piedra Rosetta, la autora repasa la historia de los libros en sus primeros pasos y nos ofrece un magnífico trampolín desde donde conocer las obras fundamentales que han pervivido a pesar del empeño del fuego, los insectos y los fanáticos por que la tradición cultural se perdiera. No solo menciona a los monumentos escritos, sino que también repara en la importancia de la literatura oral. Trata el tema como si de una biografía se tratara, desde el nacimiento de los alfabetos fenicio y griego, hasta el almacenamiento electrónico actual de los libros.   
La desaparecida biblioteca de Alejandría es el Olimpo de Irene Vallejo. El ensayo parte de este lugar, que los griegos quisieron convertir en despensa cultural de Oriente y Occidente, en un intento mastodóntico que el fanatismo religioso no podía consentir. 
Consigue la autora algo que los profesores de Literatura Universal pretendemos lograr en nuestras clases: entusiasmar al potencial lector y hacerles ver que no hay magia tan soberbia como la de las palabras. He disfrutado viendo pasar en la lectura a todos los autores y libros que destripamos en clase y no solo eso. Una serie de episodios no demasiado importantes han hecho de este ensayo algo muy especial, por ejemplo la alusión a El lector de Bernard Schlink (lo leemos en clase) o a las latomías de Siracusa (hace poco estuvimos allí de vacaciones) o el proceso de fabricación del papiro (visitamos en Siracusa un museo del papiro) o la mención de Haneke y La cinta blanca (una de mis películas favoritas)... Es curioso cómo a veces los libros ajenos ponen en tus manos experiencias propias y las gozas con especial delectación. 
En El infinito en un junco desfilan los libros mayores de griegos y latinos, se les dota de una vida propia que enlaza directamente con nuestro mundo de internet. Un placer y una suerte contar con autoras y editores que transmitan de manera tan sencilla el gusto y el honor de ser herederos de griegos y romanos y no precisamente por celebrar sus batallas.

Algunas referencias curiosas de El infinito en un junco:

-"En el palacio de Hattusa (capital hitita), en Turquía, se han encontrado varios especímenes de un curioso género literario: oraciones para combatir la impotencia sexual".
 -"Los orgullosos aristócratas tuvieron que soportar a un número creciente de advenedizos que, con atrevimiento insoportable, pretendían iniciar a sus hijos en los secretos de la escritura y estaban dispuestos a pagar para conseguirlo. Así nació la escuela". 
-Un vendedor de libros: "Cuando le vendes un libro a alguien, no solamente le estás vendiendo doce onzas de papel, tinta y pegamento. Le estás vendiendo una vida totalmente nueva. Amor, amistad y humor y barcos que navegan en la noche. en un libro cabe todo, el cielo y la tierra, en un libro de verdad, quiero decir".
-"En la época helenística, la "paideia" (en griego, "educación") se transforma para algunos en la única tarea a la que merece la pena consagrarse en la vida".
-"La risa es molesta al poder. Por eso no queda ninguna obra de Menandro".
-Consejos de Ausonio (s. V) a su nieto sobre la escuela: "Ver a un maestro no es una cosa tan espantosa. Aunque tenga una voz desagradable y amenace con ásperos regaños arrugando la frente, te acostumbrarás a él. No te asustes si en la escuela resuenan muchos golpes de fusta. Que no te perturbe el griterío cuando el mango de la vara vibre y vuestros banquitos se muevan por los temblores y el miedo".       

jueves, 11 de junio de 2020

"Una semana de lluvia" de Francisco García Pavón



No hace mucho que he descubierto a Plinio, el guardiacivil de Tomelloso creado por Francisco García Pavón, y estoy disfrutando como en barra de bar estas novelas negras rurales. Lo mejor sin duda es el tratamiento lingüístico con que aborda el costumbrismo: originalidad, sorpresa y lenguaje poético siempre teñido de ironía y buen humor. Las sentencias, juicios, consejos y análisis de la sociedad en general son de una sencillez y profundidad admirables. Teñidos siempre con el dejo inconfundible de la sabiduría popular, pasada por el tamiz de un lenguaje poéticorural propio, muy característico. Son mucho más interesantes las situaciones de costumbres y los diálogos que la propia peripecia de la investigación policial.  

Lo último que he leído de Plinio es Una semana de lluvia de 1970. El detective-guardiacivil investiga el ahorcamiento de dos mujeres (una de ellas preñada) y el asesinato a navaja de un emigrado a Alemania que solo visitaba el pueblo en vacaciones. Todo sucede durante una feria en Tomelloso malograda por la lluvia. 

Es sobrecogedor (desde el punto de vista de un aficionado a la cerveza) cómo García Pavón capta el ambiente gris del exterior de la plaza con un contrapunto lírico-humorístico:

"Ante el ambiente plomo de la plaza que se veía tras los ventanales, la cerveza era un consuelo de luz". 

Y más homenajes poéticos a la cerveza, riego de gaznates tomelloseros y única luz de la triste feria lluviosa:

"-La cerveza es hermosa -dijo Recinto el exiliado alzando la jarra- porque siempre es mucha; es líquido de grandes tragos. Rubia de muchas hechuras que no cansa, hace la boca espuma, y riega muy bien toda la fisiología". 

"-La cerveza es vino hembra".

Mirad qué manera tan sencilla y tan escatológica de expresar la melancolía del exiliado:

"-Cuando estaba en América, siempre que imaginaba el pueblo lo veía con sol.

-Coño. ¿Y eso?

-Claro, igualico que los enamorados, que nunca se representan a la novia en cuclillas y haciendo fuerza, sino con los ojos tiernos y la boca húmeda".

Un juicio sobre la mujer castellana, un tanto contradictorio, porque, para alabar su fidelidad, las adjetiva con reciedumbre:

"Las mujeres de aquí, castellanas resecas, tienen poca afición a salirse de lo legal".

Una velada crítica al imperio moral de la Iglesia, aunque el cura en parte era un visionario. Hay que tener en cuenta que estamos en 1970, a punto del boom de las películas "S":

"-No crea. El cura don Simón ha dicho hoy algunas indirectillas por el micrófono. Y que hay que prevenirse, que una ola pecadora amenaza. 

-Los curas siempre están pensando en lo mismo." 

También podemos encontrar una crítica literaria contra la narrativa contemporánea de la época. ¿Se referiría al boom latinoamericano, a los experimentos de la novela europea?:

"La novelería se da más en la vida que en los propios libros... Sobre todo ahora que se escriben esas novelas tan aburridas".

Reflexiones filosóficas de alcance con el lenguaje propio del pueblo. Todo ocurre por mímesis social:

"Las cabezas humanas son alcancías de rarezas, que se lían y centuplican al chocar cada día con las cabezas de los otros".

Y una crítica social de certera aplicación en todo tiempo y siempre lejos de la pedantería y de la sentencia cargante:

"Es ley de vida, según parece en los siglos que van, y ya son muchos, que unos cuantos, llámense reyes antiguos, nobles menos antiguos, negociantes o empresas, vivan a costa de los demás, apoyados en la mano de obra de otros."

"A mí no me molesta que haya ricos. Lo que me jode es que los hay porque otros no comen.Que no crecen los ricos por arte de milagro, sino por el de llevarse lo del prójimo."

Un lamento sentido y precioso del paisaje castellano, casi noventayochista:

"Aquellas tierras de Castilla, tan dejadas de Dios y su natura, lloviendo encima, y con cipreses puestos, eran espejo del escalofrío ibérico, la contracara de la frivolidad. El mar tan lejos, el cielo tan alto, el suelo sin rebordes y la tierra pobre, componen un escenario de mucha melancolía y desesperanza. De una belleza patética y purgatoria."

Y, cómo no, juicios sobre el vino y consejos para mejor beberlos:

"-Estos vinos naturales, sin otra manipulación que el fermento, hay que beberlos sobre el terreno. Embotellados siempre resultan artificiales."

"-La gente no sabe que los vinos buenos son los del año. Así que les caen encima dos inviernos, ya son otro licor."

Un contrapunto humorístico a Machado, las dos Españas del fin de los sesenta, además de un anuncio de lo que va a ser la España vacía:

"Desde que llegó la invasión extranjera, invasión con soldados y soldadas en bañador, se entiende, resulta que hay dos españas. La España marítima y playera, y la España del interior: la del romero, la jara, la viña, el olivo y la paramera. En la España turística, como a la hora de la verdad ni moral ni leches, que lo que importa son los cuartos, se ha levantado la veda del conejo. Las costas españolas están preparadas para que medio mundo venga aquí a darle gusto al vientre.Y por el contrario, es esta otra España, la España quiñonera, sigue la moral antigua, y el que no fornica con su señora esposa o con algún planecillo subterráneo, pues ya lo sabe, a pasar hambre. ¿Y qué pasa? Que como las rastrojeras de aquí se enteran por los cines, los periódicos, la televisión y algún veraneo que otro, que por el Mediterráneo se pasa tan ricamente, tienen envidia y aspiran, es natural, a la liberación de sus partes (...) Y la revolución va a venir (...) Y toda esta Castilla y Extremadura, La Rioja, Aragón y otros parajes sombríos y agrios, quedarán vacíos como una plaza de toros en lunes. Ruedos infelices, habitados si acaso por viejos y mastines (...) España, de verdad, lo único que produce en abundancia es sol, y cachondeo. Y es lo que hay que explotar, es lo que estamos explotando ya."

Otro alegato social contra los "señoritos" y la Iglesia, esta vez en copla:

"Cuando los señoritos salen de misa,

los pobres dicen con contrición:

"Tienen los cuartos, 

tienen las viñas,

tienen las vírgenes, 

tienen los santos,

las cofradías

y el primer puesto 

en la procesión.

Es imposible

la revolución."

Y por último el silencio de las comadres, la maledicencia:

"Cuando Plinio iba por la calle de Socuéllamos adelante, camino de su casa, llegó ante un corro de mujeres, que al verlo se callaron."



martes, 24 de marzo de 2020

"La peste" de Albert Camus


La peste de Camus traza una historia estremecedora sobre la epidemia que sufrió Orán en los años 40. La buena literatura sirve, entre otras cosas, para ilustrarnos sobre cómo el hombre, ante la catástrofe o el amor, se desenvuelve de manera similar en el siglo III y en el XXI. Extraigo algunos fragmentos del libro de Camus para intentar comprender a qué nos enfrentamos cuando una plaga trastorna nuestra forma de vida:

1. Cuando comienza a manifestarse la epidemia de peste en Orán, a través de las ratas muertas, la mayoría de los ciudadanos no quiere creer en la plaga:

"Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las plagas. La plaga no está hecha a medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar".

2. Una vez conscientes de la epidemia, la población siente una especie de exilio dentro de su misma ciudad que la lleva a un refugio, el de la imaginación :

"Era ciertamente un sentimiento de exilio aquel vacío que llevábamos dentro de nosotros, aquella emoción precisa; el deseo irrazonado de volver hacia atrás o, al contrario, de apresurar la marcha del tiempo, eran dos flechas abrasadoras en la memoria. Algunas veces nos abandonábamos a la imaginación y nos poníamos a esperar que sonara el timbre". 

3. Se resignan a renunciar al futuro:

"Aceptábamos nuestra condición de prisioneros, quedábamos reducidos a nuestro pasado, y si algunos tenían la tentación de vivir el futuro, tenían que renunciar muy pronto".

4. Una de las primeras reacciones en la cuarentena es negar la evidencia y criticar a la organización:

"Nadie había aceptado todavía la enfermedad. En su mayor parte eran sensibles sobre todo a lo que trastornaba sus costumbres o dañaba sus intereses. Estaban malhumorados o irritados y estos no son sentimientos que puedan oponerse a la peste. La primera reacción fue, por ejemplo, criticar la organización".

5. En los inicios, el miedo casi niega la evidencia:

"Asustados, pero no desesperados, todavía no había llegado el momento en que la peste se les apareciese como la forma misma de su vida y en que olvidasen su existencia que hasta su llegada habían llevado. En suma, estaban a la espera".

6. El cambio en la ciudad:

"Por los barrios extremos, por las callejuelas de casas con terrazas, la animación decreció y en aquellos barrios en los que las gentes vivían siempre en las aceras, todas las puertas estaban cerradas y echadas las persianas, sin que se pudiera saber si era de la peste o del sol de lo que procuraban protegerse".

7. El sentimiento de desesperación comienza a aparecer ante la terrible duración y crueldad de la enfermedad:

"¡Ah, si fuera un temblor de tierra! Una buena sacudida y no se habla más del caso... Se cuentan los muertos y los vivos y asunto concluido. ¡Mientras que esta porquería de enfermedad! Hasta los que no la tienen parecen llevarla en el corazón".

8. La retórica antes y después de la plaga:

"Al principio de las plagas y cuando ya han terminado, siempre hay un poco de retórica. En el primer caso es que no se ha perdido todavía la costumbre, y en el segundo, que ya ha vuelto. En el momento de la desgracia es cuando se acostumbra uno a la verdad, es decir al silencio".

9. La risa también sufre sus transformaciones:

"No se ríe nadie más que los borrachos y estos se ríen demasiado".

10. El mal humor:

"En las paradas, el tranvía arroja cantidades de hombres y mujeres que se apresuran a alejarse para encontrarse solos. Con frecuencia estallan escenas ocasionadas únicamente por el mal humor que va haciéndose crónico".

11. El imperio de la ignorancia:

"El mal que existe en el mundo proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad".

12. Las terribles consecuencias de la epidemia:

"Los enfermos morían separados de sus familias y estaban prohibidos los rituales velatorios; los que morían por la tarde pasaban la noche solos y los que morían por la mañana eran enterrados sin pérdida de momento".

13. La monotonía de la muerte:

"Nada es menos espectacular que una peste, y por su duración misma las grandes desgracias son monótonas".

14. La peste acaba con el futuro:

"La peste había quitado a todos la posibilidad de amor e incluso de amistad. Pues el amor exige un poco de porvenir y para nosotros no había ya más que instantes".

15. Zombis en la ciudad:

"La ciudad estaba llena de dormidos despiertos que no escapaban realmente a su suerte sino esas pocas veces en que, por la noche, su herida, en apariencia cerrada, se abría bruscamente".

16. El cansancio, un buen antídoto contra el sentimentalismo:

"A decir verdad, era una suerte que existiese el cansancio. Si Rieux (el médico) hubiera estado más entero, este olor de muerte difundido por todas partes hubiera podido volverlo sentimental. Pero cuando no se ha dormido más de cuatro horas no se es sentimental".

17. La peste se disipa después de un largo periodo de sufrimiento y muerte:

"Una de las nuevas muestras de la era de la salud, sin ser abiertamente esperada, se aguardaba en secreto, sin embargo, fue que nuestros ciudadanos empezaron a hablar con gusto, aunque con aire de indiferencia, de la forma en que reorganizarían su vida después de la peste". "La liberación que se aproximaba tenía una cara en la que se mezclaban las lágrimas y la risa".

18. Los cambios que produciría el paso de la peste por la ciudad:

"La peste cambiaría y no cambiaría la ciudad, que sin duda, el más firme de nuestros ciudadanos era y sería siempre el de hacer como si no hubiera cambiado nada, y que, por lo tanto, nada cambiaría en un sentido, pero, en otro, no todo se puede olvidar, ni aun teniendo la voluntad necesaria, y la peste dejaría huellas, por lo menos en los corazones".

19. La peste como la vida:

"Él había ganado únicamente el haber conocido la peste y acordarse de ella, haber conocido la amistad y acordarse de ella,  conocer la ternura y tener que acordarse de ella algún día. Todo lo que el hombre puede ganar al jugo de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo".

20. La eternidad de la peste para quienes pierden a sus seres queridos:

"Para esos, madres, esposos, amantes que habían perdido toda dicha con el ser ahora confundido en una fosa anónima o deshecho en un montón de ceniza, para esos continuaba por siempre la peste".

21. El festejo después de la desgracia:

"Toda la ciudad se echó a la calle para festejar ese minuto en el que el tiempo del sufrimiento tenía fin y el del olvido no había empezado".

22. Y la expiación final:

"La mayor parte efectuó peregrinaciones sentimentales a los sitios donde habían sufrido. Querían enseñar a los recién llegados las señales ostensibles o escondidas de la peste, los vestigios de su historia". "Esas parejas enajenadas, enlazadas y avaras de palabras afirmaban, en medio del tumulto, con el triunfo y la injusticia de la felicidad, que la peste había terminado y que el terror había cumplido su plazo". "Para todos ellos la verdadera patria se encontraba más allá de los muros de esta ciudad ahogada. Estaba en las malezas olorosas de las colinas, en el mar, en los países libres y en el peso vital del amor. Y hacia aquella patria, hacia la felicidad era hacia donde querían volver".

23. Y el aprendizaje:

"Algo que se aprende en medio de las plagas: que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio".


sábado, 22 de febrero de 2020

"La edad de la penumbra", Catherine Nixey


Demoledor ensayo sobre el papel del cristianismo en la pérdida de la cultura clásica. Catherine Nixey desarrolla un trabajo bien documentado sobre los primeros siglos del cristianismo en el Imperio romano (desde Constantino hasta el siglo VI). Cualquiera que esté familiarizado con la literatura y la cultura clásicas se sorprende de la brecha entre el mundo clásico y la Edad Media y sospecha que algo extraño debió ocurrir para semejante retroceso. Nixey nos da las pruebas (las pocas que han subsistido) y enhebra un relato entretenido sobre la labor de acoso y derribo del mundo clásico. Sí, en los monasterios y conventos se preservó parte de la cultura clásica, la pequeña porción que no había sido esquilmada por la misma Iglesia en siglos precedentes. Como la autora repite, había que hacer desaparecer al demonio, y el demonio se encontraba en cada estatua de Atenea, en cada templo dedicado a Zeus, en cada libro escrito por paganos, en cada fiesta lúbrica dedicada a Dionisos. Se prohibió, se quemó, se derruyó, se asesinó, se persiguió con saña y con un plan preconcebido a todo lo que oliera a paganismo griego o romano. Lo raro es que haya quedado algo de ellos (según Nixey, menos de un diez por ciento de sus producciones artísticas). Es conmovedor el relato de las piras de libros, el asesinato de Hipatia, el abanderamiento de la ignorancia o la obsesión por dictar decretos de demolición contra una cultura superior. Sí, hubo un tiempo en que cristianismo y Estado Islámico compartieron consignas.

Algunos extractos de la obra:

"En el siglo II d. C. el cristianismo podía considerarse a sí mismo como la única verdad, pero para la mayoría de la gente era un culto oriental excéntrico y con frecuencia irritante".

"Celso no solo estaba irritado por la falta de educación de esa gente. Era mucho peor que, de hecho, celebraran la ignorancia. Declaraban, escribió que "la sabiduría es abominable y la ignorancia un bien", una cita casi exacta del libro de los Corintios".

"La expansión del cristianismo es la historia de una conversión forzosa y de una persecución gubernamental. Es una historia en la que se destruyeron grandes obras de arte, se profanaron edificios y se suprimieron libertades. Es una historia en la que se consideró fuera de la ley a quienes se negaron a convertirse, se los acosó a medida que la persecución se intensificaba y hasta fueron ejecutados por unas autoridades fanáticas. Las breves y esporádicas persecuciones romanas de cristianos palidecen en comparación con las que infligieron los cristianos, incluyendo a sus propios herejes. Si esto parece inverosímil, tengamos en cuenta un simple hecho; en el mundo actual hay más de dos mil millones de cristianos, pero no hay ni un solo auténtico pagano".

"La literatura clásica no solo cuestionaba la realidad de los seres divinos, sino que con frecuencia se reía de ellos. Las obras de filosofía griega y romana estaban llenasd e chistes incisivos que se burlaban de la religión".

"Basilio animaba a quemar las obras clásicas, según él esa censura eclesiástica era una forma de amor. Así como Agustín defendía golpear a los herejes con varas como forma de cuidado parental".

"Quemar libros era algo aprobado e incluso recomendado por las autoridades de la Iglesia. (...) La costumbre cristiana de quemar libros gozaría de una larga historia".

"Los monjes medievales, en una época en la que el pergamino era caro y el aprendizaje clásico se consideraba despreciable, cogían piedras pómez y raspaban los últimos ejemplares de las obras clásicas de arriba abajo (...) La prueba de los manuscritos supervivientes es clara, en algún momento, alrededor de 100 años después de que el cristianismo llegara al poder, la transcripción de los textos clásicos se reduce drásticamente (...) Estaba teniendo lugar u lento pero devastador borrado de la literatura clásica. Lo que aseguró la casi total destrucción de las literatura latina y griega fue una combinación de ignorancia, miedo y estupidez (...) Se ha estimado que menos de un diez por ciento de toda la literatura clásica ha sobrevivido. En el caso del latín es aún peor, solo se conserva un uno por ciento de toda la literatura latina. Si esto era preservación -como a menudo se ha afirmado-, entonces se llevó a cabo con asombrosa incompetencia".

"Los pastores cristianos, fervorosos y controladores como eran, decían que el teatro era basura. Basura pecaminosa y demoníaca, una "depravación", una "peste", una "deformidad", una "locura obscena"".

"Con el tiempo, la desaprobación de los clérigos se vio reforzada por la ley. Los festivales paganos, con su exuberante alegría y sus danzas, se prohibieron. El rechazo a estos había estado presente durante décadas; el propio Constantino había mostrado su desdén por los festivales de los impíos paganos llamados "religiosos" y por las ebrias y desenfrenadas fiestas en las que "bajo la apariencia de la religión, sus corazones se dedican al disfrute libertino".   

viernes, 31 de enero de 2020

"La puta de Babilonia" de Fernando Vallejo


Un "panegírico" de la Iglesia, extraído del libro "La puta de Babilonia" de Fernando Vallejo:

“LA PUTA, LA GRAN PUTA, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó a Constantinopla y bañó de sangre a Jerusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Segarelli en Parma, a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafadora de viudas, la cazadora de herencias, la vendedora de indulgencias; la que inventó a Cristo loco el rabioso y a Pedro-piedra el estulto; la que promete el reino soso de los cielos y amenaza con el fuego eterno del infierno; la que amordaza la palabra y aherroja la libertad del alma; la que reprime a las demás religiones donde manda y exige libertad de culto donde no manda; la que nunca ha querido a los animales ni les ha tenido compasión; la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la calumniadora, la reprimida, la represora, la mirona, la fisgona, la contumaz, la relapsa, la corrupta, la hipócrita, la parásita, la zángana; la antisemita, la esclavista, la homofóbica, la misógina; la carnívora, la carnicera, la limosnera, la tartufa, la mentirosa, la insidiosa, la traidora, la despojadora, la ladrona, la manipuladora, la depredadora, la opresora; la pérfida, la falaz, la rapaz, la felona; la aberrante, la inconsecuente, la incoherente, la absurda; la cretina, la estulta, la imbécil, la estúpida; la travestida, la mamarracha, la maricona; la autocrática, la despótica, la uránica; la católica, la apostólica, la romana; la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei; la concubina de Constantino, de Justiniano, de Carlomagno; la solapadora de Mussolini y de Hitler (y de Franco); la ramera de las rameras, la meretriz de las meretrices, la puta de Babilonia”.

sábado, 10 de agosto de 2019

"Trampa 22" de Joseph Heller


Una estupenda sorpresa esta novela antibelicista de 1961, Trampa 22, de la que recientemente se ha hecho una serie de televisión. 
Estamos en 1944. Un escuadrón de bombarderos norteamericanos se aposta en el norte de Italia para ayudar en el avance contra los alemanes. Con esta situación, se podría esperar una historia de héroes, a imagen de las muchas películas americanas en las que se ensalza el espíritu patriótico y el ardor guerrero. Nada más lejos. Los protagonistas de Trampa 22 no son héroes ni soldados ejemplares. Algunos muy cobardes, otros despreciables, los mandos especialmente rastreros, intentan escapar del frente cuanto antes o aprovecharse de las circunstancias por interés personal. Muchos de ellos están locos o se han vuelto locos a causa de la guerra. Empezando por el protagonista, Yossarian, empeñado en volver a casa cuanto antes porque todos están empeñados en matarlo. Yossarian se declara loco porque sabe que a los locos se los devuelve a casa, pero no cuenta con la "trampa 22", que consiste en que si tú te declaras loco, quiere decir que no lo estás y, por lo tanto, no te devuelven a casa. Y si no te declaras loco, no te pueden devolver a casa porque nadie sabe que estás loco. 
De esta manera, entre el absurdo, el humor negro y el sarcasmo continuo, se desarrolla esta desternillante novela. Yossarian es una especie de soldado Schweik, que fracasa en su intento de volver a su país porque los órganos de poder se comportan de forma todavía más absurda que él mismo. 
Los diálogos que Heller inventa para sus personajes se mueven entre Groucho Marx y Franz Kafka. El grueso de personajes que deambulan por la novela son un producto estrafalario de las absurdas convenciones sociales o de la propia guerra: Joe el Hambriento, el comandante Digno Coronel (al que nombran comandante para reírse de su nombre), el jefe indio "Avena Loca", el doctor Danika, Moli (el intendente que monta un monopolio internacional), el muerto de la tienda de Yossarian, el capellán anbaptista que no cree en Dios, las putas, las enfermeras, los coroneles y los generales estrafalarios... La indecencia, la falta de escrúpulos y los comportamientos extravagantes nos ofrecen un panorama bélico opuesto a la idealización del buen soldado. Una obra original, divertida, sangrante, una sátira moderna de la guerra y de las patrias, que fue escrito allá por 1961.

Algunos fragmentos:

Palabras del jefe "Avena Loca", "El racismo era algo terrible, Yossarian. De verdad. Es terrible que traten a un indio leal como Dios manda como a un negro, un italiano, un judío o un portorriqueño".

-"Orr estaría loco si empieza más misiones y cuerdo si no las cumpliera, pero si estaba cuerdo tenía que rechazarlas. Si las realizaba estaba loco y no tendría que hacerlo, pero si no quería estaba cuerdo y tenía que hacerlo".

 Reflexiones de Yossarian: "Lo único que había descubierto en favor de la guerra consistía en que pagaba bien y libraba a los niños de la perniciosa influencia de sus padres".

Descripción de un compañero de escuadra de Yossarian: "Era un imbécil muy serio, muy sincero y concienzudo. Era imposible ir con él al cine sin verse envuelto después en una discusión sobre la empatía, Aristóteles, los universales, los mensajes y las obligaciones del cine como manifestación artística en una sociedad materialista".

-"Algunas personas nacen mediocres, otras alcanzan la mediocridad, a otras se la imponen". 

-"En la universidad estatal se tomó los estudios tan en serio que los homosexuales sospechaban que era comunista y los comunistas que era homosexual". 

-"Al sargento Towser no le interesaban ni la guerra ni los ascensos. Le interesaban las cachimbas y los muebles Hepplewhite".

Dice Yossarian: "A un muerto le da exactamente igual quién gane la guerra".

Joe el Hambriento grita mientras duerme el siguiente diálogo: "-No os importa mataros de una borrachera ni ahogaros, ¿verdad? -Con tal de que no nos matemos en un avión".

sábado, 3 de agosto de 2019

"Prosas apátridas" de Julio Ramón Ribeyro


Colección de aforismos del cuentista peruano que le sirven para reflexionar sobre los grandes temas (la muerte, el amor, el tiempo, el arte...) y los pequeños (retratos impresionistas de personajes y paisajes urbanos). Sus pinceladas de ironía lírica son muy útiles para aproximar la filosofía a lo cotidiano.
Algunas perlas:

-"...nada separa el día de ayer de la batalla de Lepanto, están unidos por su propia inexistencia".
-"...la información no tiene ningún sentido si no está gobernada por la formación".
-"Toda adquisición es una responsabilidad y por ello una servidumbre".
-"...el arte solo se alimenta de aquello que sigue vibrando en nuestra memoria".
-"¡Oh, los libros saben tanto y están tan silenciosos!"
-"...una buena obra no tiene explicación, una mala obra no tiene excusa y una obra mediocre carece de todo interés. En consecuencia, los comentarios sobran".