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martes, 10 de marzo de 2015
"Estos martes de exámenes con veneno"
Estos martes de exámenes con veneno. Estos días de angustia y de café. Este soborno permanente a la memoria. Estos aromas a primavera encarcelada. Estas aulas cargadas de lejía, de amoniaco, de productos corrosivos contra el entusiasmo. Este sadismo de la disciplina, del orden, de la burocracia. Estas ansias por asesinar la anarquía. Esta perversión por acallar los gritos, por domesticar el tiempo, por amansar los vientos. Este clima de muerte sostenida, impuesto a un paisaje de temblores y tormentas. Este silencio artificial que amamanta rencores y arañas. Este espacio agreste, de una sola voz, que alguna vez fue espasmo y voltereta, ahora ya cariada por el empeño rudo de estos martes de exámenes con veneno que vuelven una y otra vez a levantar las escamas de la adolescencia y a inyectar en la carne la ponzoña de la sepultura.
domingo, 8 de marzo de 2015
"El infinito" de Giacomo Leopardi
y este seto que priva a la mirada
de tanto espacio del último horizonte.
Mas sentado, contemplando, imagino
más allá de él espacios sin fin,
y sobrehumanos silencios; y una quietud hondísima.
Tanta que casi el corazón se espanta.
Y como oigo expirar el viento en la espesura
voy comparando ese infinito silencio
con esta voz: y pienso en lo eterno,
y en las estaciones muertas, y en la presente viva,
y en su música. Así que en esta
inmensidad se anega el pensamiento
y naufragar en este mar me es dulce.
Traducción de Antonio Colinas.
Sempre caro mi fu quest'ermo colle,
E questa siepe, che da tanta parte
De l'ultimo orizzonte il guardo esclude.
Ma sedendo e mirando, interminato
Spazio di là da quella, e sovrumani
Silenzi, e profondissima quiete
Io nel pensier mi fingo, ove per poco
Il cor non si spaura. E come il vento
Odo stormir tra queste piante, io quello
Infinito silenzio a questa voce
Vo comparando: e mi sovvien l'eterno,
E le morte stagioni, e la presente
E viva, e 'l suon di lei. Così tra questa
Infinità s'annega il pensier mio:
E 'l naufragar m'è dolce in questo mare.
E questa siepe, che da tanta parte
De l'ultimo orizzonte il guardo esclude.
Ma sedendo e mirando, interminato
Spazio di là da quella, e sovrumani
Silenzi, e profondissima quiete
Io nel pensier mi fingo, ove per poco
Il cor non si spaura. E come il vento
Odo stormir tra queste piante, io quello
Infinito silenzio a questa voce
Vo comparando: e mi sovvien l'eterno,
E le morte stagioni, e la presente
E viva, e 'l suon di lei. Così tra questa
Infinità s'annega il pensier mio:
E 'l naufragar m'è dolce in questo mare.
domingo, 1 de marzo de 2015
Solo soy intención
No puedo confesar
quién soy,
por pudor
y porque solo soy intención.
La intención de lo que quisiera ser.
De esto sí os puedo hablar:
quisiera ser sencillo,
humilde, discreto,
alegre, despierto,
displicente con los soberbios
y generoso con todos los demás;
quisiera no ser dogmático,
ni hipócrita, ni colérico;
quisiera ser sincero
y embustero a partes iguales,
gozar de los placeres
y contenerme
para gozar más de los placeres;
quisiera ser lunático,
errático, satánico,
quisiera tocar las nubes
para chuparme los dedos
y que me los chupen;
quisiera hablar de tráfico,
de arsénico, de léxico
y no atender al discurso
monótono de los voceros;
quisiera abrasarme
para luego bañarme
en agua helada;
quisiera ser profesor
de los que no hieren
y escritor de los que
alguien lee.
Y sobre todo, quisiera olvidarme
de mí mismo.
Pero el mundo no me deja
ser como quisiera ser.
Los obstáculos son muchos,
a veces insalvables.
La envidia,
esa cerda huida de su porqueriza,
se atraviesa en los cruces de caminos
junto con sus crías
para entorpecer el paso,
para tumbarse sobre la hierba
y dejarlo todo perdido
de purines y de barro.
La soberbia,
ese trigo verde que se yergue
como los cardos entre la siembra
para dar una harina agria e indigesta.
El poder,
esa puta afeitada con cosméticos
de droguería barata
que te atrae con la golosina de su sexo
para pegarte unas ladillas o una sífilis irreversible.
O las iglesias,
esas buhoneras camufladas
de mujeres honradas
que te venden un cielo de abalorios
con la oferta del espanto.
Y tantas y tantas intrusiones
asesinan la intención que uno tiene
de andar sin armas en los bolsillos.
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