Mi clase (la biblioteca) huele a flor de almendro porque las chicas de Literatura me han regalado unas ramas preñadas de aroma. Huele a flor de almendro, cuando ayer, precisamente, recitábamos la elegía que Miguel Hernández le dedicó a Ramón Sijé, "A las aladas almas de las rosas… / del almendro de nata te requiero, / que tenemos que hablar de muchas cosas, / compañero del alma, compañero". Y al oír los versos en boca de Serrat se me encogió de nuevo el alma y una pena inmensa casi me derriba (a mí también). Yo también reclamaba "escarbando la tierra con los dientes" a mi "compañera del alma", porque sí, porque me quedaron muchas cosas por decirle, porque me faltaron muchas manos que ofrecerle, muchos labios inconclusos. Hoy, ese "almendro de nata" (ayer nostalgia dolorosa), lo han convertido ellas en júbilo, en carne, en realidad manifiesta y sensorial. Hoy, ese perfume de la flor de almendro alumbra la biblioteca como un bálsamo de renacimiento, con el dulzor propio de la juventud recién parida. Fílide se convirtió en flor para que su amado no la extrañara. Fílide, la dulce y llorada Fílide.
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martes, 21 de marzo de 2023
Fílide, la dulce y llorada Fílide
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