sábado, 23 de noviembre de 2019

20 de noviembre de 2045

Corre el 20 de noviembre del año 2045. Los seguidores de san Quim nos mesamos los cabellos en recuerdo de su insustituible persona. Hace ya cinco años que murió el eximio impulsor de la nación catalana y nadie lo ha olvidado, nadie, ni siquiera el anciano Puigdemont, que sigue huido de la justicia en Tailandia. 
Adoramos en una capilla de la Sagrada Familia la montura de las gafas que acabó con la vida del eximio. Aún se conserva el rastro de sangre en la patilla, que se incrustó, inclemente, en su ojo derecho. Algunos dudamos de que se tratara de un desgraciado accidente. Mis amigos oculistas aseguran que nadie se clava sin ayuda la patilla de las gafas mientras se lee una resolución del Supremo. Por eso los representantes de la marejadilla democrática han organizado una exposición de monturas de gafas en la puerta principal de la Sagrada Familia, con la que intentarán colapsar el flujo turístico y de paso sacarán algunos euros para sufragar el asilo en Tailandia de Puigdemont. 
Sí, Torra ha sido beatificado junto a Franco, a José Antonio y a la duquesa de Alba por la curia vaticana. Tanta coincidencia en las fechas fue interpretada como un designio divino. Han muerto ya muchos de los presos políticos y se ha erigido un altar para adorarlos, porque no hay fronteras para los santos. En lo más alto la reliquia de Torra: una montura negra con dejes granates. Loor y gloria por siempre. 
Mientras tanto, en Mingorrubio se celebran las exequias de Estado en honor de su excelencia el Generalísimo Franco al que, además de santo, se le ha nombrado presidente impertérrito y eterno de la nación española. Y en el plató de Telecinco se glorifica con sesión de 24 horas a su primera santa: la duquesa de Alba. 
Loor y gloria a todos ellos. Fundidos por el destino en una fecha magnífica.     

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