lunes, 22 de septiembre de 2014

Draganov y la actualidad


Draganov no escribió demasiado sobre la actualidad de su país. No es que a mí me interese el presente de Bulgaria especialmente, pero resulta curioso que un pensador, novelista y poeta de esta altura se haya acercado tan pocas veces a la superficie de su pueblo.
En sus ensayos, Anastas nos expresa su hastío ante las nuevas fuentes informativas. Es tal el aluvión de noticias sobre la actualidad que no encuentra ninguna curiosidad en indagar sobre lo que acontece a diario, sobre lo que sucede en la calle. Draganov nos habla, desde su extraña perspectiva, de que utiliza  su obra literaria para aislarse del diluvio de información que ningún estómago humano es capaz de asimilar en el tiempo que se asigna para su digestión: no más de un día. Los nuevos medios de información de masas, Internet, los teléfonos móviles, las redes sociales..., invaden nuestra casa como una marabunta cuando uno despierta y no descansan hasta que han devorado cualquier intento de reflexión acerca de lo que se va exponiendo. Draganov siente repulsión por esa presa débil que revienta al amanecer y que termina por sepultar al pensamiento. Se refugia en los esteros de su imaginación e intenta levantar un mundo alternativo que sustituya al de los noticieros de la madrugada, mañana, tarde y noche.
Sin embargo, cuando nos asomamos a la obra literaria de Draganov, observamos a sus personajes infectados por todos los vicios que él mismo achaca a las costumbres de la civilización moderna: el culto a la juventud, la falta de reflexión, el atropello, el juicio sumarísimo al prójimo y el gusto por la crucifixión indiscriminada.Aunque apartado directamente de la realidad, Anastas no puede evitar que sus personajes de ficción sean ajenos a la actualidad y desarrollan su posposmodernidad con mayor rotundidad que cualquiera de los autores más apegados a la cotidianidad del siglo XXI.    

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