viernes, 28 de marzo de 2014

"Siempre dicen que no a la poesía"


Siempre dicen que no a la poesía
porque la vergüenza y el miedo al ridículo
les paralizan las palabras.
Una risa nerviosa sale de sus temblores
y aprovechan que un compañero
recita con titubeos
para descargar su estupor sobre lo desconocido.
Siempre dicen que no a la poesía
porque saben que la palabra sentida
puede desnudarles el hígado
y robarles la ropa interior
en un rapto de sensibilidad
y de rimas.
Casi todos balbucean
y enrojecen con sangre desleída.
casi todos sufren las miradas de los otros
con la resignación del toro maltratado.
Se intentan quitar las banderillas
y mugen con desconcierto ante las puyas
de crueldad gratuita
y suelen pasar el trago acelerando
los versos
hasta que los ritmos y el sentido se pierden
en la refriega.
Todos dicen que no a la poesía,
salvo los que logran espantar a los malditos
que se ríen de su rubor
y consiguen alcanzar las maravillas escondidas
bajo las zarzas y las espinas del disimulo.

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