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sábado, 4 de agosto de 2012
Un sueño
Se ahogó,
a la vista de todos,
sin ningún pudor.
Se lanzó sobre el río
para alcanzar las zapatillas perdidas,
con un flotador de niño.
Se arrojó
con la confianza de recuperar sus pies,
se coló el calzado
y cuando su cara mostraba una felicidad infantil,
se le escapó el flotador de las manos
y una corriente enferma absorbió su cuerpo
hasta el alma del cauce.
Se ahogó,
vimos sus manos arañando las entrañas del agua
para abrirse camino hasta la superficie,
pero no lo consiguió.
Se ahogó,
el agua meció al cuerpo muerto,
le arrancó el traje y solo dejó
las zapatillas de niño
en sus pies abultados.
Desde el pretil del puente
todos observamos su agonía
y nadie hizo nada,
un chico se mofó de su ropa interior.
El agua era transparente como la muerte,
lo vimos arrastrado por las aguas,
dormido en el lecho del río
y luego levantado hasta la superficie,
con sus zapatillas abultadas
y el rostro contraído por la agonía.
Cuando desperté,
ya era tarde,
no respiraba.
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Alguien con gran sentido del humor ha dicho que era divertido. ¿Se ahogó? ¿O sigue mirando el cauce con sus ojos de niño?
ResponderEliminarNo sé, el humor negro es difícil de controlar.
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