Para que veáis lo intelectual que soy, os voy a decir los escritores que pasaron por la ciudad de Trieste, mas que nada porque no hay cosa que más vista que el darse pisto. James Joyce, el autor del Ulises, estuvo mucho tiempo aquí y también Rainer Mª Rilke, así como Nietzsche. Su larga estancia en este lugar puede explicarse fácilmente. Cualquiera que haya probado las porquerías que se comen en Irlanda y Alemania podrá comprender que estos autores se quedaran a vivir aquí, aunque solo fuera por la subsistencia. La pasta de Trieste es materia aparte. Ayer me engullí un espaghitone de mar que me hizo olvidar mi propia naturaleza humana. Si pienso en las porquerías que me comí en Dublín y en Berlín puedo explicar racionalmente, sin ninguna opción a la duda, que tanto Rilke, como Joyce, como Nietzsche, estuvieran aquí por mera cuestión culinaria. Ni el Ulises, ni las Elegías de Duino, ni Así habló Zaratustra no son obras nacidas del intelecto, sino del vientre interesado de estos autores. Por todo eso y por mucho más hoy hemos comido en un restaurante recomendado por una plataforma extraña y hemos comprobado que a pesar de haber pasado más de cien años, las pulsiones humanas son las mismas de las de hace cien años. Yo, ahora mismo, me he puesto a escribir el Ulises, intercalando poemas de Duino y reflexiones filosóficas de Nietzsche. Lo que salga no lo voy a publicar porque seguro que es un truño imposible de interpretar. Por cierto, a mí Claudio Magris me priva, otro día escribiré sobre él. Y este sí que es un tipo autóctono de Trieste. Italia, Austria Hungría, Eslovenia son nutritivas.
Secciones
miércoles, 31 de julio de 2024
Trieste 2: "Elegías de Duino"
martes, 30 de julio de 2024
Crónicas de Trieste 1: "El váter turco"
Estoy en Trieste, amigos. Una ciudad italiana que perteneció al Imperio austrohúngaro. ¿Que por qué, sé esto? No, no lo he mirado en internet, qué va. Me gusta dejarme sorprender por los sitios a los que viajo por primera vez.
En nuestra primera visita a los bares de la ciudad, nos hemos encontrado un váter turco, así es. Hacía mucho tiempo que no veía uno y de ahí he deducido el pasado austrohúngaro del enclave. No sé si sabíais de lo delicado de las posaderas de los austrohúngaros. Bueno, pues ya lo sabéis. Los miembros de este imperio legendario eran conocidos por tener la piel de las nalgas de terciopelo. Solo podían lavarse el culo con agua de lavanda y se daban friegas diarias con polvos de talco. Esto impedía que pudieran sentarse para cagar, como os lo digo. Inventaron estos váteres con la clara intención de no apoyar ninguna parte de sus posaderas en superficies desconocidas. El método es sencillo y, además, fortalece los cuádriceps y los talones de Aquiles. Las famosas sentadillas de los gimnasios actuales tienen ese precedente. Sabréis, porque sé que habéis visto Sissi, emperatriz, que los austrohúngaros eran muy aficionados a la hípica. Entonces, ¿cómo cuadra que no pudieran apoyarse para cagar y sí para montar a caballo? Y yo qué sé, el mundo de la historia está lleno de contradicciones.
La rivalidad entre turcos y austrohúngaros no tiene nada que ver con el nombre de este cagadero. El vocablo "turco" es un acróstico formado a partir de la primeras sílabas de las palabra "turgente" y "colorada". Cuánto aprende uno viajando y qué maravilloso es el mundo de la etimología.
miércoles, 24 de julio de 2024
La princesa Micomicona
domingo, 21 de julio de 2024
"Los espejos cóncavos" por Sergio Ramírez
miércoles, 10 de julio de 2024
Almagro
No hay nadie en la plaza de Santo Domigo. El empedrado agrupa el silencio y lo condensa bajo un cielo limpio, de azul puro. El palacio de los Torremejía espera a los visitantes tras su fachada de cal, pero no hay nadie, sigue sin haber nadie. La plaza, hermosísima, paciente, barroca, teñida de olivo, se tiende trémula para recibir al visitante, pero no hay nadie, sigue sin haber nadie. Almagro se ha quedado vacío. La plaza de los Fúcares sigue ahí, deslumbrante, centroeuropea, recién bañada, pero no hay nadie, nadie pisa las piedras de sillería, la cruz de Calatrava, el caldeado suelo de julio. No hay nadie, nadie puede admirar este prodigio sencillo de la arquitectura. El Corral de Comedias está preparado, con el pozo, la cazuela, el escenario de tablas, las sillas rústicas. Las celosías recién pintadas de ocre apagado. Pero no hay nadie, ni siquiera faranduleros, nadie tiene valor de representar nada. Recorro el Parador, sus pasillos de baldosas tan antiguas como brillantes, en el techo vigas azuladas, en la bodega las tinajas de barro, el sosiego, listo para ser saboreado, el abrevadero de piedra deja caer un borboteante chorro de agua que rompe el silencio, porque no hay nadie, nadie se ha sentado en ningún sitio, nadie se moja los labios, nadie se deja mecer por el cuidado placer de la piedra antigua, del azulejo rescatado, del zureo de las palomas. Nadie vigila el pozo, ni se sienta bajo la higuera, ni contempla el pasar de la vida con recogimiento, nadie. Y Almagro se duele de la soledad, de la ausencia, de la piedra antigua que tantas soledades, que tantas ausencias ha visto, ha sufrido. El agua de la piscina apenas se estremece, porque nadie, nadie, agita su piel quieta, cristalina. Solo el sol, implacable, sigue cayendo de allá arriba, impenitente.
martes, 9 de julio de 2024
"El gran teatro del mundo" de Calderón de la Barca
¡Qué pena me dio anoche la Compañía Nacional de Teatro Clásico en Almagro! Hace muchos años que la sigo y siempre que me preguntan por una obra de teatro clásico recomiendo que vean a la CNTC porque nunca defrauda. Sus anteriores directores, Alonso de Santos, Eduardo Vasco, Helena Pimenta (hasta Ana Zamora, aunque no fuera directora), hicieron de sus montajes teatrales extraordinarias experiencias estéticas con las que sabían acercar el lenguaje de los clásicos (siempre tan rico y difícil) al público actual. "El gran teatro del mundo", bajo la dirección de Lluis Homar adolece de todas las virtudes que adornaban a los experimentos de la CNTC. El verso no está mal dicho (faltaría más), pero el auto sacramental de Calderón se convierte en sus manos en una pieza de arqueología teatral. Una insulsa puesta en escena, un vestuario intrascendente y unas actuaciones nada deslumbrantes ayudan a arrinconar la obra en la mediocridad (fenómeno extraño en una obra de la CNTC). El texto de Calderón apenas se ha tocado y espero que no haya sido para conservar su pureza ideológica y su moraleja (seguro que no). Nada nuevo se ofrece en esta versión de un auto sacramental, ni siquiera su apariencia. La obra misma es un autómata con las articulaciones oxidadas, el cuello rígido y la mandíbula descolgada. Homar consigue que el estro artístico de la CNTC se convierta en una labor de funcionarios, sin alma, rutinaria, en una pandorga de paja y tierra. Solo me queda la esperanza de que una disidente como Marta Poveda nos ofrezca en "La francesa Laura" una transgresión suficiente para eliminar el mal sabor de boca de este teatro del mundo, tan anodino como falto de arte.
domingo, 7 de julio de 2024
Chapitó, "Julio César"
martes, 18 de junio de 2024
Necesidad de silencio
Oyes un susurro, crispación del silencio nocturno, un quejido, no sabes si vegetal, si animal, si humano. El viento puntea las ramas de un árbol, un autillo atrapa a un roedor, una mujer exhala su último suspiro. Lo oyes, lo oyes, con toda, con ninguna claridad. Se desgarra el silencio: el chirrido de una bisagra, la rendija de la ventana forzada por la brisa, el deambular ciego de unos pasos perdidos. Las puertas mal cerradas, la fragilidad del reino vegetal, el sueño de un hombre sin futuro. Son leves gañidos, casi mudos, de una noche perturbadora, silenciosa, rota por el eco de una voz indecisa herbácea animal esotérica.
Riman los sueños con la vida, riman con la oscuridad, escenario teatral de una voz apagada, que no es voz, que es rumor, que es aire levantado. Los oídos nublados por la noche, tendidos confusos. ¡Chissss!, callad, callad, dejadme dormir en paz. Las almas sin rumbo necesitan la noche para reposar, para anular las voces de la vigilia. Dejad que el silencio se adueñe de todo, cerrad puertas y ventanas con pestillo, ajustad las claraboyas, calmad al viento, ahogad a los predadores, cortad las cuerdas vocales, renunciad a las pesadillas de los muertos. La desgracia necesita el silencio absoluto para licuarse, para entregarse a los vaivenes del mar, un mar sin orillas, sin playas. Un mar eterno, tan parecido a la muerte que se diría todo de oscuridad y silencio.
lunes, 17 de junio de 2024
Lina Meruane
Reviso textos de Cervantes, leo a Lope, sin descanso y, a la vez, me engullo, abrumado, una novela de la chilena Lina Meruane. La prosa de esta autora es hipnótica, adictiva, angustiosa. Su novela, Sistema nervioso, me está haciendo daño y yo, empujado por un impulso morboso, la sigo leyendo, porque me atrae la desgracia y, sobre todo, la que se enrosca con extrañeza en la construcción del discurso y te hace sangrar con la originalidad de un narrador de escalofrío. He intentado acercarme a lo que algunos llaman literatura ligera, a esos autores denostados por los críticos y seguidos masivamente por los lectores, y no puedo con ellos. No me dicen nada, me entretienen durante un rato, como lo puede hacer un partido de la Eurocopa, pero luego me enfadan porque me da la impresión de que me están estafando, de que quien ha construido esas historias de efectismos y misterios pueriles, no es escritor, sino medio centro. Solo te intriga el resultado final. No, Alex Michaelides no me roza ni la epidermis, mientras que la Meruane me arranca las vísceras a dentelladas. No puede ser lo mismo. No. Aunque los dos libros vengan encuadernados de la misma forma. Uno es un balón de fútbol; el otro, el bálsamo de Fierabrás, y aquí enlazo con Cervantes. Lo de Lope ya lo contaré otro día.
miércoles, 12 de junio de 2024
Teresa de Cepeda
Carnalidad de Teresa de Cepeda:
"Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa (....)
¿Ves la gloria del mundo?
es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa (...)"
"Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero
que muero porque no muero (...)
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Solo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero (...)
Solo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que solo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero (...)"
"¡Oh hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir dolor hacéis,
y sin dolor deshacéis,
el amor de las criaturas (...)
Juntáis quien no tiene ser
con el ser que no se acaba;
sin acabar acabáis,
sin tener que amar amáis,
engrandecéis nuestra nada."
"Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que es mi amado para mí,
y yo soy para mi amado.
Cuando el dulce cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado
que es mi amado para mí
y yo soy para mi amado (...)"
jueves, 6 de junio de 2024
Cernuda
Mi poeta de la adolescencia fue Luis Cernuda. En su momento, no lo podía decir, porque estaba muy mal visto leer y aún más, leer poesía, y todavía peor leer a un poeta homosexual. En la madurez lo releí y volví a abrazarme a él, por otros motivos. Ahora, en el final del trayecto, Cernuda ha conectado conmigo, con mi sufrimiento, con mi soledad, de manera definitiva, Cernuda soy yo, nunca lo habría dicho, pero, ahora, es así. Os dejo aquí algunos mordiscos que he dado a sus versos:"Donde el deseo no exista", "Eres de nieve por fuera y de llama por dentro", "Tu sitio no está en ninguna parte. Eres el extranjero", "Las cosas no son como las vemos, sino como las recordamos", "¿Qué silencio? ¿Es así el mundo?", "Todo es triste al volver", "La fatiga de estar vivo", "Las sombras de soledad, vejez, muerte". Leed a Cernuda, empapaos, aunque os llenéis de cieno y amargura, aunque no os ofrezca ninguna esperanza, leed a Cernuda, Cernuda somos todos los españoles, todos los ciudadanos del mundo, Cernuda es la voz del desarraigo, del paria. Cernuda somos todos, hasta los que odian a Cernuda sin saber que ha existido. Y, además, es sevillano.
miércoles, 5 de junio de 2024
Pruebas de Diagnóstico
Quiero dar las gracias más sentidas a la Administración Educativa por habernos hecho partícipes, a los profesores de Lengua y Matemáticas, de una idea genial: las Pruebas de Diagnóstico. Se vienen haciendo desde hace tiempo, pero no había tenido el honor de corregirlas y de colaborar en los eximios procedimientos con que nos ilumina la Administración. Es apasionante tener que corregir estas pruebas justo a final de curso, cuando andamos abrumados por los exámenes finales y la burocracia. Supone un acicate más para nuestra profesionalidad. Sé que lo hacen para aprovecharse de la inercia, no por reírse de nosotros ni por malicia.
Ahora, eso sí, no comprendo cómo dejan en nuestras manos documentos tan importantes. Ellos saben que somos incompetentes, que no cumplimos ni el mínimo exigido, por eso deberían ser ellos mismos quienes corrigieran estas pruebas. Además, si son necesarias a causa de nuestra ineptitud, ¿por qué ponen la corrección en nuestras manos? Retiro la pregunta, no soy quién para discutir los designios de la divinidad.
Solo van destinadas para 2º de ESO y, por supuesto, las 36 páginas de ejercicios por alumno van a mostrar de manera más fiable el nivel del alumnado que nuestra observación diaria porque, como la Administración sabe, somos de una incompetencia sublime. Si no se hiciera este balance de diagnóstico, ¿cómo podríamos saber la competencia de los chicos y chicas?, desde luego que, con nuestra práctica educativa no, eso ya nos lo demuestran ellos, los dioses, en todo momento.
¿Por qué dejan en nuestras manos torpes unos exámenes tan importantes? No nos sentimos dignos de tamaña gracia. ¿Por qué una prueba externa la corregimos los mismos necios que en ningún caso somos de fiar, a causa de nuestras costumbres desidiosas y faltas de rigor? Nuestro departamento de Lengua ha tenido que completar 900 ítems, por supuesto, no nos vemos capaces de comprender los códigos, las calificaciones (0, 1, 2, 9), los métodos empleados en las pruebas, demasiado complejos para nuestro nivel intelectual. Ellos saben que somos unos menguados, que no son fiables nuestras notas finales porque, a pesar de estar con el alumnado durante todo un año, cuatro horas a la semana, nuestras apreciaciones y nuestra labor las acompaña siempre la inopia. ¿Por qué arriesgar los resultados de una evaluación externa, elaborada por sus insignes meninges, a nuestras correcciones? No lo sé, desde nuestra caverna de indigencia mental alabamos a esta Administración, ¿cómo pretender comprender a mentes tan privilegiadas? No, imposible, los bueyes nunca entenderán al boyero.
martes, 4 de junio de 2024
Todavía
Todavía duermo contigo, todavía. Huelo tu cabello, tu crema hidratante, tu piel. Te acaricio la barbilla, los labios. Oigo tu respiración, leve, como si quisieras decirme algo, un susurro apagado. Me acurruco en tu seno y busco el sueño, el único lugar apacible. Te siento en la oscuridad, próxima, te veo, no es necesario abrir los párpados, te veo. El problema es la madrugada, llega, despierto, envejezco.
Marbella
Intentad cantar esta letra con la boca anestesiada, como si acabarais de salir del dentista: "Marbella, mundo de los narcos; / Marbella, la droga viene en barcos..." Yo lo vengo haciendo todas las mañanas desde que empecé a ver series ambientadas en la Costa del Sol. Me he rapado los parietales y he ido a una tienda de saldos para vestir desde ahora mismo con camisetas ceñidas y floreadas. El problema es que aún no he desarrollado la musculatura adecuada, pero todo se andará, me he comprado unas mancuernas. También he preguntado dónde puedo conseguir polvo blanco y cadenas de oro que se ajusten al cuello. Me ha resultado más fácil lo del polvo blanco. Este finde me voy a la costa y con un poco de suerte dejo esto de la educación y, con nuevo look, me meto en alguna de las fiestas que aparecen en las series y busco empleo como trapicheador. No sé si mi edad será impedimento, espero que no. Quiero conducir un Ferrari Testarosa y andar columpiando las caderas como si tuviera una pierna más larga que otra, quiero ser un capo de la mafia o por lo menos un sicario con pistolas de oro y tatuajes por todo el cuerpo. No pienso matar a nadie, la última vez que cogí una escopeta fue en un puesto de la feria y disparaba tapones. Lo importante es la pose, aparentar y lucir chandal de popelina. Es la ilusión de mi vida, ¡ojalá se cumpla, por Quevedo!
jueves, 23 de mayo de 2024
Mayo
El pueblo es el lugar ideal para dejarte ir, para abandonarte en el lánguido precipicio de la abulia. Dentro de casa, duele el silencio, se mastica la ceniza. El sofá es un sepulcro mullido desde donde no pensar, asomado a las perlas narcóticas de la televisión. Todo sabe a murria, hasta las fresas recién compradas. Subo y bajo las escaleras del panteón. Me acuesto. Duele el silencio, se mastica la ceniza. Salgo a la puerta, en el jardín un arbusto se seca. La hiedra, agostada por los primeros calores, da muestras de su próxima agonía. Los pulgones han atacado al rosal, han devorado sus hojas y han secado hasta las espinas. Los lirios de agua se abren y, ahogados por el bochorno, rápidamente se marchitan. Un romero seco, un clavel sin flores. Solo sobreviven las malas hierbas y la tierra, desnuda, con sabor a tierra. Las aceras están despobladas, las persianas echadas, los balcones abandonados. Parece no haber acabado el tiempo de pandemia. Solo la luz de la tarde avisa de que es lenta la caída: un lánguido descenso a los infiernos. Duele el silencio, se mastica la ceniza.