La princesa Micomicona, Dorotea, es otra de esas mujeres del Quijote, aguerrida, astuta, leída, con sentido del humor y también bella, que se rebelan contra su propio mundo, que muestran un valor mayor que el del mejor caballero andante. La princesa Micomicona solo quiere casarse con el hombre que la desfloró, aunque el proceso de su rebeldía es lo importante y no el desenlace. Cervantes convierte el dolor de la mujer en nobleza, la corona princesa porque no merece menos, la corona y se corona como adalid de las desfavorecidas, de las menesterosas, de las humilladas, de las mujeres todas.
Secciones
viernes, 3 de junio de 2022
La princesa Micomicona
jueves, 2 de junio de 2022
La educación como necesidad
Solo cuando me he asomado a la cruel naturaleza del adolescente, en casos de acoso, racismo o clasismo, no he dudado de que es necesario luchar para modificar dichos comportamientos. Hay que educarlos para apartar de ellos la inercia que les lleva a humillar y vilipendiar al compañero débil, al extraño. Es una labor imprescindible para que avancemos como sociedad civilizada. Los comportamientos de los chicos de 12 a 16 años, en ocasiones, causan pavor cuando se ven de cerca, desde las tripas, en su desarrollo real, lejos de los adultos. He tenido la desgraciada oportunidad de asistir a casos crudelísimos de humillación y vejación del otro y he comprobado que la inconsciencia y capacidad para dañar de un chico de esta edad rebasa con creces cualquier previsión. Ha sido en esas ocasiones cuando he considerado más que necesaria la educación, la formación del espíritu crítico para que dejen de ser unidades gregarias que siguen, ciegas, el impulso de la violencia y de la masa. Un hombre, una mujer adultos, en teoría, deberían de haber limado esos comportamientos de grey agresiva, sin compasión, de instintos primarios. Solo con la educación podemos despojarnos de estos perniciosos hábitos inveterados. Por eso, la única certeza que tengo es esta: la educación sirve para afeitar nuestra pelambre más ancestral, la del troglodita que arroja una quijada a la cabeza de un congénere porque imita a otro que lo acaba de hacer. La educación es válida siempre que sirva para aprender a raparnos con autonomía y por propia iniciativa, con la conciencia de no criar piojos que puedan contaminar a la comunidad en la que convivimos.
miércoles, 1 de junio de 2022
Encierro en la biblioteca
martes, 31 de mayo de 2022
Teatro "all´improvviso"
Como casi siempre, en clase de Lengua todo está patas arriba: Mireya es Arlequín y también Sancho Panza, Pilar es Polichinela y Maese Pedro (Ginés de Pasamonte), Yésica es "il dottore" y don Quijote. Es una representación "all´improvviso", con la que intentamos emular a los cómicos de la Comedia del Arte. Han estudiado el capítulo del mono adivino y el retablo de Melisendra, han escarbado en el Quijote para llenarse del alma de sus personajes y ahí están, ante toda la clase. Cuando Mireya se quita el sombrero de jipijapa es Arlequín; cuando se lo pone, Sancho Panza. El mono adivino es un gremlin de peluche y don Quijote debería llevar una corona, pero problemas de enredos de pelo la han eliminado en el último momento. Un ensayo rápido en el pasillo y Mireya (Arlequín) presenta la escena, como si fuera un farandulero experimentado de "Els Joglars"; Pilar (maese Pedro) se hinca de rodillas y abraza las "columnas de Hércules" del caballero más aventurero que haya cruzado La Mancha (Yésica). El diálogo fluye de forma espontánea y surge la magia del teatro improvisado. Todo acaba con el destrozo de los títeres de maese Pedro, con la furia desatada de don Quijote y con el jolgorio general que ha provocado la interpretación de las faranduleras improvisadas. Ya lo dijo el mismo Caballero de la Triste Figura: "Quien lee mucho y anda mucho, se lo pasa de puta madre", ¿o no era así?
lunes, 30 de mayo de 2022
Nuestra profesión no es fácil
He tenido compañeros que lo han pasado francamente mal dando clase. En algunos casos, la razón era evidente, su desorientación, su falta de norte, su locura manifiesta, los convertía en carne de cañón para los grupos de adolescentes, ávidos de carroña. En otros casos, no consigo explicar por qué, se perdía la conexión con el alumnado y se despeñaban de caos en caos. Aparentemente era gente normal, sin ninguna tara, es más, algunos con una formación mucho más que suficiente para impartir clase, sin embargo, entrar en el aula, para ellos, suponía un verdadero suplicio y; para los muchachos, un motivo de jolgorio y cachondeo. Cuando ejercí como jefe de estudios, vi casos realmente dramáticos.
Este oficio nuestro es muy delicado y mucho más determinante de lo que creen nuestros administradores. He asistido a verdaderos monólogos de tragedia en el despacho. Mujeres y hombres de más de cuarenta años deshechos, destrozados porque se veían incapaces de controlar a alumnos de trece primaveras. Lloraban desconsolados y admitían que no veían solución, que el clima anárquico de algunas clases los había sobrepasado de tal manera que solo pensar en la sesión del día siguiente los desquiciaba, los abocaba a ataques de ansiedad difíciles de tragar.
Nuestra profesión no es fácil, no. Hay madres y padres que confiesan, desesperados, no saber cómo controlar a un solo adolescente, imaginaos a un grupo de 25 o 30, aún más si perciben (lo barruntan al minuto, os lo aseguro) la debilidad del profesor que debe dirigirlos. He entrado en una clase considerada como ideal y los he visto por encima de las mesas, en un estado de locura difícil de definir. El profesor que estaba con ellos pasaba un momento de debilidad mental y ellos lo habían "barruntado", lo habían "olido". No es lo habitual, no quiero coadyuvar al alarmismo ni a la falacia de que la juventud actual es ingobernable. Es cierto que hay personas, por sus condiciones psicológicas, por su carácter o por su circunstancia, que no deberían exponerse ante un grupo de adolescentes. Hay que estar muy bien armado mentalmente para hacerlo. Ningún bien se les va a hacer a los chicos y mucho menos al profesor en cuestión si este no está del todo lúcido. Sí, disfrutamos de muchas vacaciones, nuestro trabajo no es el más duro del mundo; pero, os aseguro que nunca he visto llorar y desesperarse, después de una jornada de trabajo, como lo he sufrido en este mundo de la enseñanza. Me decía un orientador amigo que entrara en clase pensando que los alumnos son el enemigo. Era una broma; pero, a veces (lo he visto) es así, y en ese momento, cuando el enemigo te ha vencido, se debería salir de clase y renunciar o pedir ayuda.
viernes, 27 de mayo de 2022
La calle y el aula
La biblioteca está en el entresuelo; sus ventanas, al nivel de la acera y, por supuesto, abiertas. Los ruidos de la calle irrumpen con violencia, como un componente más de la clase. Comentamos el peligro de decir la verdad, a raíz de la lectura de un fragmento del Rey Lear. El bufón se burla de su señor y expresa amargamente la dificultad de haberse convertido en la voz de la conciencia de los poderosos. Un martillo neumático hace vibrar toda el aula. Nos callamos, porque el estruendo es insoportable. El bufón ya no tiene nada que decir. Una alumna lee, con pausa, con sentimiento, un fragmento de La dama del alba. La muerte es una mujer y se lamenta de su destino, porque nunca ha reído. Un camión ruge y agrede el emocionado parlamento, sin piedad con la delicadeza. Hablamos del monólogo de Lady Macbeth, de la belleza de unas palabras terribles, y nos deleitamos con la interpretación de Marion Cotillard, contenida, angustiosa. El petardeo de una moto de cross destroza la escena y nos deja los oídos llenos de barro.
Esta es la lucha de todos los días. El aula como una caverna donde se intenta encender el fuego de la belleza para calentarnos y ver las sombras del ideal. La calle como un baño frío, estrepitoso, que apaga cualquier foco de calor. La caverna no es hermética, por desgracia, los boquetes que la comunican con el exterior provocan que el martillo neumático, el camión y la moto de cross tengan más presencia que las voces de los poetas. Por eso nos preguntan constantemente, ¿para qué sirve esto? Porque el camión y la moto y el martillo neumático sí que sirven para algo.
Revolución educativa
sábado, 23 de abril de 2022
Nuevas clases
¡Cómo han cambiado las clases desde el miércoles pasado! Alumnos y profesores esperábamos la caída del tapabocas con ansia, pero el efecto ha sido mucho mejor de lo esperado. Veo las barbillas nuevas de los alumnos. Algunas, dislocadas por la imaginación del que mira, parecen no corresponder con sus ojos, da igual. Los veo sonreír y gesticular, los veo más jóvenes que cuando estaban tapados, los veo y me anima comprobar que estamos de nuevo en comunicación completa. Algunos están nerviosos, se sienten desnudos, dicen; sin embargo, muestran una alegría nueva, contagiosa. Es como si nos presentaran a esa locutora de radio de la que solo conocíamos su voz. Me he divertido más en clase en estos tres días que en dos años. O ya no recordaba cómo era una relación completa en el aula o la emoción de vernos de nuevo ha provocado un estallido de alegría que nos ha contagiado a todos. No, no estoy exagerando, lo digo de veras. Nada más quitarme el bozal empezaron a salirme bromas como por ensalmo, se distendió el ambiente como no lo había hecho en mucho tiempo. Recuperar las bocas, las narices, las mandíbulas, era necesario. Nadie puede oler ni masticar las palabras con los ojos.
jueves, 7 de abril de 2022
Documentales de la 2: "El caballito de mar (cerdo de Japón)"
martes, 5 de abril de 2022
Documentales de la 2: "La hiena con ínfulas"
La hiena con ínfulas (pedantus intolerabilis) no asimila las lecturas que engulle o las convierte en armas arrojadizas o las expulsa embadurnadas de mierda para que nadie las pueda digerir. La hiena con ínfulas no para de hablar cuando se encuentra con gente a su alrededor y mete el cuezo siempre. Si intenta hacerse el gracioso, dirá alguna impertinencia que molestará y provocará la ira del auditorio, nunca la risa. La hiena con ínfulas es lameculos de los poderosos, ególatra, soberbio, temeroso de Dios, solo quiere que los demás le bailen el agua o, mejor aún, la escuchen con arrobo. La hiena con ínfulas suele ser un pedante insoportable, un don Pelmazo mucho más indigesto que el de los tebeos. La hiena con ínfulas tiene como dedicaciones habituales la de político, la de abogado o la de presentador de televisión. Cuando una hiena con ínfulas trabaja como profesor, el peligro es máximo porque los chicos son para él un manjar, un público sometido al que soltarle la chapa, al que humillar cuando haga falta, al que se le puede faltar al respeto sin ningún reparo. La hiena con ínfulas provoca el miedo entre los alumnos, babea ante ellos, se relame y cuando ve una pieza especialmente débil se lanza sobre ella para saciar su crueldad y compensar sus fracasos entre adultos. La hiena con ínfulas prefiere rodearse de ignorantes porque es a los únicos que puede engañar con su perorata indigesta. La hiena con ínfulas no es muy abundante, pero es tan vomitivo, pegajoso y repelente que la mayoría de los que lo conocen hablan de él constantemente porque lo desagradable (como los crímenes) tiende a ser materia de conversación.
Divagaciones sobre la enseñanza de la literatura
Es difícil transmitir la pasión por la lectura a adolescentes, muy difícil. Por eso me resulta chocante la ligereza con la que algunos opinan acerca de lo inadecuado de los programas que utilizamos los docentes para inculcar la lectura y la crítica constante contra la enseñanza de la historia de la literatura, tal y como está desarrollada en los currículos. Llevo muchos años intentándolo, he probado con muchísimas variantes y ninguna ha resultado del todo satisfactoria. No, no es cierto que enseñar los clásicos haga aborrecer la lectura, suelen venir aborrecidos de casa. Los clásicos lo son (entre otras cosas) porque sus temas pueden interesar en cualquier época y si se tratan con cuidado pueden ser un medio (desde luego, no el único) para engancharlos a ese mundo extraño de la literatura. Sí que es cierto que nos acercamos poco a los libros contemporáneos y que no aprovechamos el filón de que sus autores puedan conectar de mejor manera con los muchachos (mejor muchachas). La mayoría de los chicos pierde la poca afición que tenían por la lectura en la Secundaria. ¿Por qué?, no lo sé exactamente, pero se pueden apuntar varios factores: la vida social pandillera, el pavo, la multitud de estímulos externos de un país latino, el rechazo adolescente a todo lo que se impone desde la institución escolar... Siempre quedan unos pocos (a pesar del impulso irresistible de lo audiovisual) y esto no ha cambiado desde que yo conozco el mundo. Mis amigos de más de 50 años no leen más que los adolescentes, todo lo contrario.
Aficionarse a la literatura exige un esfuerzo, una atención y una dedicación que no son necesarios para ver vídeos de Youtube o para enredar con los videojuegos (no con todos) o para pegarle patadas a un balón. La literatura nos ofrece un mundo paralelo de infinitos vericuetos, un mundo más complicado y, como consecuencia, mucho más enriquecedor. En realidad no es un problema que una amplia mayoría no se interese por la literatura. A ver, no a todos los adolescentes se les pide, por ejemplo, que se interesen por la arquitectura. Cuando lo hacen, suelen elegir una carrera que los dirige al conocimiento profundo de ese arte o de esa técnica. Con la literatura no pasa lo mismo, creemos que saber leer nos capacita de facto para acceder a cualquier libro y no es así. Leer literatura necesita de un aprendizaje, de una iniciación, como un arquitecto necesita conocer los fundamentos técnicos y la historia de las construcciones. Muy pocos llegan a ser arquitectos y no por eso nos escandalizamos ni nos rasgamos las vestiduras; como muy pocos llegan a ser escritores de verdad y unos pocos más, amantes de la gran literatura. Sería maravilloso que a todo el mundo le gustase leer libros, como lo sería que a todo el mundo le interesara la arquitectura y cualquier otra de las artes plásticas, pero esto no ha sucedido nunca ni creo que vaya a suceder.
No leemos tanto como en los países nórdicos porque tenemos más sol y más diversiones, porque gozamos de una interacción social más rica y porque nuestro tradicionalismo ultracatólico nos ha inclinado más a la superstición que a la ilustración, más a la procesión que a la introspección. Leemos menos que el resto de Europa ("que lean ellos", diría Unamuno), pero nos relacionamos más. Es evidente que una sociedad más instruida, más lectora, siempre es preferible a otra más ignorante. Pero también pienso que una sociedad más interrelacionada es más rica y más entretenida que un grupo de individuos encerrados en su cubículo impermeable. Eso sí, en cuanto a las supersticiones, prefiero las de la Grecia clásica. Es más divertido pasear un falo o un coño entre la algarabía general que celebrar la muerte y el fanatismo cada año por las calles de nuestros pueblos. ¿A ver si no leemos lo suficiente porque dedicamos demasiado tiempo a cosernos el capirote?
domingo, 13 de marzo de 2022
Alumnos inquietantes
No sé si recordáis al alumno que me dijo que estaba más fuerte que un Barreiros, pues bien, dos días más tarde de decirme esto, lo ingresaron en el hospital por un ataque de apendicitis. Afortunadamente, ya le han dado el alta y no sabéis lo que lo he echado de menos. Sí, estos alumnos, díscolos, inquietos, imaginativos, espontáneos, indescifrables, provocan reacciones contrapuestas de odio y amor a partes iguales y, cuando faltan, se nota su ausencia tanto que los disgustos que te dieron se difuminan en el éter de los días iguales. El lunes lo pienso recibir con los brazos abiertos y con una sonrisa sincera, es posible que se me borre a los dos minutos de tenerlo otra vez conmigo, pero la alegría de verlo de nuevo, aunque sea muy efímera (que lo será), no me la quita nadie. La ESO es así, no la he inventado yo (Sandro Giacobe dixit).
lunes, 7 de marzo de 2022
Realismo sucio I: retratos de profesores según sus alumnos
jueves, 17 de febrero de 2022
Escribir sin medida
Voy a ir contracorriente y no de forma intencionada. Lo que quiero comentar nace de una impresión real y del cotejo de datos, poco tiene que ver con conjeturas y, menos, con la tendencia, irresistible a veces, de llevar la contraria por el mero capricho de llamar la atención. De un tiempo a esta parte vengo observando en los alumnos una habilidad cada vez mayor para desenvolverse con la creación de diálogos o con la elaboración de textos dramáticos propios. Este año lo he comprobado en diferentes niveles, 3º de ESO y 1º de bachillerato. Cada vez les cuesta menos recrear una conversación, meterse en la piel del personaje o desarrollar una historia inventada. Se está demonizando constantemente y, a veces con mucha razón, el abuso del uso del móvil y del ordenador. Es más, no se puede negar que cada vez nos cuesta más prestar atención durante un tiempo prolongado (algo que no solo le ocurre al alumnado juvenil). Ahora bien, el hecho de escribir continuamente (con mayor o menor corrección), en guásap y en las redes sociales, seguir "hilos", comunicarnos por escrito mucho más que antes, está despertando en los alumnos, creo, mayor habilidad para desenvolverse en el diálogo escrito y en la creación literaria. Otro día hablaré de la sintaxis.
martes, 15 de febrero de 2022
Historia de un hincha adolescente
Un chico de la piel de Putin monta un desaguisado tras otro en su centro educativo. Solo tiene doce años, la mirada torcida, el pelo hincado y los zapatos sucios. Su madre va a ver al director y este le suelta: "¿Qué esperaba de su hijo sabiendo cómo es usted y quién es su padre?" El muchacho, obsesionado con el fútbol, roba dinero a la madre para ver un partido de la selección en la capital. No tiene suficiente, se aprovecha de la buena voluntad de un amigo y de la ingenuidad de la gente para sacar lo que le hace falta. Pues bien, ahora viene el acertijo: ¿esto es un relato extraído de la vida real de ahora mismo?, ¿el argumento de una película iraní de los 70?, ¿o el de una película neorrealista italiana de los 50? Hay datos concretos que eliminan dos de las posibilidades.
viernes, 28 de mayo de 2021
Día de Castilla-La Mancha
-A partir del próximo curso, antes de empezar la jornada, habrá que formar y cantar una seguidilla manchega en escuelas, institutos, hospitales y cualquier otra institución dependiente de la Consejería. Se gratificará la interpretación por parte de los funcionarios de jotas o bailes propios de la localidad.
-Se repartirán efigies en cartón o goma eva a tamaño natural del presidente de la Comunidad para que presidan los lugares más significativos de los lugares públicos.
-Será obligatoria en cada una de las dependencias de las dependencias públicas, incluidas aulas y habitaciones de hospital, la exposición del crucifijo con la bandera de Castilla-La Mancha en el lugar donde iba el RIP.
-Los directores de hospitales, centros educativos y ayuntamientos deberán tatuarse un molino de viento en su brazo derecho.
-La televisión de Castilla-La Mancha retransmitirá más corridas de toros y procesiones.
-En las plazas de los consistorios se instará a los alcaldes para que se comience el día con una proclama plenamente manchega, podrían ser las siguientes: "¡Ea!", "Bueno me tenéis!", "Gañáááán!", "¿Qué marcha me lleváis!"...
jueves, 20 de mayo de 2021
Odio eterno a la literatura
La gramática teórica no debería ser nuestro único objetivo. Al final se convierte en la maza con la que rematamos cualquier atisbo de apego a la lengua. Tampoco la historia de la literatura tendría que servir para odiar de por vida a una lista infinita de autores, de los que se termina descubriendo qué pie calzaban e ignorando todos sus valores literarios y humanos. La clase de Lengua y Literatura debería estar apegada a la realidad, sí, y a la despensa de maravillosos poemas, narraciones y obras de teatro que deslumbren y emocionen. No deberíamos seguir sirviendo la lengua enlatada ni administrarla como se embute a las ocas para engordarles el hígado. Del órgano enfermo de estos animales se extrae una delicia culinaria; del hígado de nuestros adolescentes, solo bilis contra el texto escrito.
martes, 11 de mayo de 2021
Ratios indecentes
Atención al bombardeo mediático de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha sobre la inversión en reparaciones y nuevos centros educativos. Es una operación de encubrimiento y lavado de cara porque están llegando a los institutos las ratios con las que se van a elaborar los cupos de profesores para el curso que viene y se quieren ocultar bajo el tufo publicitario. Treinta alumnos en secundaria y treinta y cinco en bachillerato, esa es la propuesta de la Administración. Se remiten a las ratios impuestas por la señora Cospedal. No, en todos estos años, no se les ha ocurrido cambiar la carga con que esta mujer nos aplastó durante su mandato. Ni siquiera el riesgo todavía permanente de la pandemia los ha arredrado para imponer este hacinamiento del alumnado. Lo he repetido en innumerables ocasiones, pero no me canso. Trabajar con treinta alumnos en 1º, 2º y 3º de ESO es tremendamente difícil, aboca al fracaso académico a muchos de ellos y a nosotros a la desesperación. Una y otra vez se nos muestra que no hay ningún interés en mejorar el sistema educativo y se desprecian con toda la insolencia del mundo las recomendaciones y peticiones básicas del profesorado. Nos arrojan, de nuevo, a los pies de los caballos (valga el tópico para ilustrar con mayor virulencia la situación), a los cascos de una educación con mascarillas, masificada e indecente.
viernes, 7 de mayo de 2021
Las aulas y la realidad
Última tarea de la mañana: asistir a los ritos de aula de un primero de ESO durante una guardia. A última hora, después de pasar cinco horas sentados, escuchando monsergas y realizando ejercicios mecánicos del libro de texto, hay una necesidad perentoria de ir al baño. No porque no puedan retener esfínteres, sino porque se hace necesario desahogar la vitalidad de los 13 años de alguna manera. Una niña rubia que apenas levanta un metro treinta del suelo, con ademanes de persona mayor, explica a sus amigas cómo se resuelve una ecuación. Un pelirrojo con los mofletes colorados completa ejercicios en inglés y piensa en la tortilla de patatas que le estará preparando su madre. Un muchacho, peinado a lo Cristiano Ronaldo, se esmera en el dibujo de una pirámide. Otro, animado por lo poco que queda para que suene el timbre, no puede retener sus ganas de hablar y de expresar su alegría. La clase bulle, hierve poco a poco, de manera regular, como la paella cuando le echas el arroz. Escriben, borran, manejan la calculadora, pasan página, conversan de fracciones, tiempos verbales y reyes españoles. Suenan extraños estos temas de conversación en almas tan tiernas; mientras, madres y padres, en casa, comentan la agilidad del portero del Chelsea y la habilidad de una concursante de La isla de los famosos para ensartar melones en un espeto. Los pedagogos tienen razón: los contenidos que se imparten en las aulas están desconectados de la realidad cotidiana.