martes, 8 de marzo de 2016

José María Merino: "Nuestros gobernantes deberían leer Calila y Dimna" por Fernando Díaz de Quijano


Calila y Dimna. La mayoría conocemos de esta obra poco más que el título -seguramente con una arcaica e en lugar de y- como un recuerdo remoto de las soporíferas clases de literatura del bachillerato. Clases con una metodología que apenas ha mutado en los últimos tiempos: se estudia una breve sinopsis de la obra, autoría, fecha y cuatro virtudes que se dan por buenas porque las dice el libro de texto. Pero las obras nunca se leen ni se discuten, no hay tiempo para eso. Eso mismo le pasó al escritor y académico José María Merino (La Coruña, 1941), que ha dedicado años de esfuerzo en adaptar al español de hoy esta colección de cuentos que Alfonso X mandó traducir del árabe al castellano a mediados del siglo XIII, convirtiéndose en la primera obra narrativa en prosa de nuestra entonces incipiente lengua.

Merino leyó de niño una selección de cuentos del Calila en la antología Cuentos viejos de la vieja España y quedó fascinado por ellos. El origen de la obra se remonta a los cuentos del Panchatantra indio, del siglo III o IV a.C., y estos, a su vez, de una ancestral tradición oral, explica el escritor. Ya en el siglo III d.C. un conjunto de 70 cuentos, protagonizados por personas y por animales e insertados en una peculiar estructura de árbol o de muñecas rusas, se convirtieron en el Calila y Dimna definitivo. Poco después se vertió del sánscrito al persa y, de este idioma lo tradujo al árabe Ibn al-Mucafa, que añadió un prólogo en el que él mismo añadía otros minicuentos y advertía al posible lector "que debe apurarlo todo, pues hay muchas cosas que tienen un sentido encubierto y si no lo encontrase no le aprovechará la lectura, del mismo modo que para comer la nuez tenemos que quitarle la cáscara".

La trama superficial de Calila y Dimna comienza con el rey Sirechuel y su médico Berzebuey, que es enviado a la India para recoger unas hierbas que supuestamente reviven a los muertos. Cuando llega allí, los sabios de la zona le sacan de su error: la planta milagrosa es en realidad el conocimiento, y la resurrección que consigue no es otra cosa que el paso de la ignorancia a la sabiduría, que se transmite con este conjunto de historias ejemplarizantes que a su vez le contó al rey Diselem su asesor Burduben, y que contienen todas las pasiones y comportamientos humanos, con especial énfasis en aquellos que pretende prevenir: "la ambición de poder, el fingimiento, la deslealtad, la traición, la ira destructora, la adulación, la hipocresía, la falsedad, la corrupción, pero también el espíritu solidario y la amistad verdadera...", explica Merino. Aunque las tramas principales que envuelven la estructura y algunos cuentos están protagonizados por humanos, los personajes de la mayoría de ellos son leones, bueyes, palomas, zorras, búhos, cuervos y todo tipo de animales. Quienes dan título al libro, por ejemplo, son dos hermanos chacales, especie desconocida en la España de la Edad Media y que se cambió por linces.
Hoy, editado con esmero por Páginas de Espuma, lo que era una "antigualla impenetrable" que solo podían leer hasta ahora los expertos medievalistas, regresa para todos los lectores como una obra viva que tiene mucho que ofrecer a los lectores de hoy. "Cuando le quitas a la obra su viejo ropaje lingüístico del siglo XIII te das cuenta de que la obra nos cuenta la vida tal y como es hoy, vivimos en un mundo que sigue siendo como lo describe el libro".
Los primeros microrrelatos
La modernidad del Calila también queda patente en su estructura de matrioskas y en la proliferación de microrrelatos. "Hoy se dice mucho que el microrrelato es el género del siglo XXI, pero ya lo encontramos en abundancia en este libro, que es seguramente el primero del género. Posiblemente el cuento literario clásico es muy posterior a este tipo de narraciones breves, que tienen su origen en la cultura oral. Hay que tener en cuenta que la ficción está con nosotros desde que somos especie, ha sido una manera de intentar descifrar el mundo mucho antes de la aparición de la filosofía y la ciencia. Borges decía que el día que desaparezca la novela seguiremos escribiendo cuentos porque está en nuestros orígenes.

Para Merino, no hay duda de que el Calila contribuyó a que arraigaran en nuestra literatura personajes arquetípicos como los pícaros y alcahuetas, muy presentes en esta obra. Además, "como los verdaderos clásicos, el tiempo ha ido haciendo cristalizar los valores del libro, que se comunica con nosotros sin estridencias. La fábula, el apólogo, la parábola, nos han ido llegando a través de los siglos y sedimentándose en nuestra cultura con toda normalidad. Pienso en Andersen, en Kafka, en Borges, pero no olvido elementos muy populares, cómics como La zorra y el cuervo, ni dibujos animados tan familiares como los que ha ido realizando desde hace años la factoría Disney, o los más contemporáneos de Bob Esponja...".
Aunque el narrador Berzebuey resalta las virtudes de la religión para hallar el sentido de la vida y la salvación del alma, el Calila "es un libro muy civil" que tenía por objeto instruir a los príncipes, como evidencia su estructura dialogada entre monarcas y consejeros. Un siglo después del Calila castellano, el infante don Juan Manuel empleó la misma estructura en su libro de cuentos El conde Lucanor. En esta línea, Merino señala que el Calila "sería de enorme utilidad para la educación de nuestros gobernantes".

El escritor y académico ha tenido que lidiar con un lenguaje y unas estructuras sintácticas "extrañísimas", pero no ha consultado a nadie para realizar esta versión. "Quería que toda la responsabilidad recayera sobre mí y creo que el resultado es fiel al original en un porcentaje altísimo". No obstante, le llevó mucho tiempo traducir al español actual algunas expresiones cuyo significado solo podía intuir. Pone como ejemplo "los hombres que aman a los niños a mala parte". "Le di mil vueltas y, aunque entendía que se refería más o menos a la pedofilia, decidí traducirlo como "los hombres que aman a los niños con mal fin". Como evidencia este ejemplo, el libro trata asuntos turbios que las pocas versiones adaptadas al español contemporáneo han obviado por tratarse de ediciones escolares. "Yo he mantenido todas las cosas no aptas para menores que tiene el Calila: hay prostitutas, alcahuetas, parricidios, infidelidades conyugales y, sobre todo, mucha corrupción", explica Merino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario