Me dijo que vendría antes del otoño, que no esperaría a las lluvias para rescatarme. Me dijo que nunca había querido a nadie como a mí: por encima de las estaciones, por encima de los cambios de tiempo, por encima de la caída de hojas. Me dijo que saldría de casa en verano para ir juntos al parque y lanzarnos al estanque del mediodía. Me dijo que no era de aquí, que vendría sin falta antes del otoño para abrazarme con los brazos desnudos. Me dijo que esperara, que fuera paciente, que no huyera del calor, que él refrescaría mis pasos y luego podría enjugarme durante todo el otoño con su piel de esponja. Me dijo que solo era un minuto, que no detuviera el motor del coche, que cruzar la calle era la última escena que viviríamos separados. Me dijo todo esto con la cara vuelta hacia mí, antes de que un autobús lo levantara por los aires como a un globo sin amo.
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EL RELATO DE DOMINGO BLANCO (1º DE BACHILLERATO C):
ResponderEliminarY sí, aquella era yo, puede que mirando al cielo, a las grises nubes que me empapaban de agua mientras el viento las arrastraba por mi rostro junto a mis lágrimas , a los sentimientos y emociones que empezaron un 21 de julio cuando conocí a Abel. Desde ese día me enamore completamente de él, nunca nos separábamos y me hacía sentirme la mejor persona del mundo. Pasé los mejores años con Abel y siempre soñábamos con pasar un grandísimo día en la playa juntos , solos,apartados de todo y mirando juntos la costa del sol. Pero todo eso pasaron de ilusiones y amor a dolor y desesperación cuando Abel fue atropellado por un coche, cuando por fin íbamos a ver esa costa de sol ... Y sí, aquella era yo, mirando a la habitación del hospital mojada por cada cada gota de esas grisáceas nubes que lograban tapar mis lágrimas pero no tapar el corazón destrozado. Aquel día oscuro y fúnebre acompañaba perfectamente a mi estado de ánimo. Abel había fallecido.
Y el de Miguel Brox (1º de bachillerato B):
ResponderEliminarY allí quedó la muchacha desdichada, mirando a la nada, esperando un regreso imposible, o quizá no, quizá tan solo estaba pensando en lo ocurrido, cubriéndose de la tormenta en aquel viejo tesoro de su amado, intentando averiguar su desdicha, e intentando ver el sol al final de aquel tormento que estaba padeciendo... Sea como fuere, ese día se estaba cerrando una página, ¿qué digo página?, un capítulo de su vida, sin la certeza de si se volvería a iniciar otro capítulo, o simplemente, este también era su final.
Este es el relato de Arancha Álvarez, alumna de 2º de bachillerato (curso 2015-2016):
ResponderEliminarLlegó la tarde del 24 de diciembre y María estaba allí, esperando en la estación de tren. Su amigo le dijo que llegaría sobre las siete. Le dijo que iba a pasar todas las navidades junto a ella, que no la dejaría nunca. Le dijo que ella era especial y que por eso éstas iban a ser diferentes, muy diferentes.
Eran las nueve y aún así ella seguía esperando, no perdía la esperanza. El mensaje de María era: son las nueve, me da igual lo mucho que tardes, pero no me dejes, no me dejes nunca, te estaré esperando, te quiero.
Cinco minutos más tarde el mensaje de su madre decía: Javier ha fallecido.
Relato de Sandra Calvo (1º Bto. D 2016-2017):
ResponderEliminarUna tarde el sol se dejaba ver. Yo estaba arreglándome para salir, me alise el pelo, me vestí con lo mejor que tenía, me maquillé, por último me miré una vez más al espejo, cogí las llaves y salí de casa. Esa tarde iba a ser especial ya que hacía un año con él, el chico que me prometió todo, me enseñó a querer, cambió mis lágrimas por sonrisas, el que desde que lo conocí me hizo los días de lluvia, días soleados. Pero cuando llamé a su puerta algo no iba bien, cuando se abrió la puerta, yo no podía, ni quería creer lo que mis ojos estaban viendo en ese momento. No pude contener las lágrimas. Me subí al coche y conduje sin pensar dónde ir. Lo único que quería era alejarme de allí. No podía creer lo que minutos antes había presenciado. El chico que me prometió todo, en ese instante me pareció la peor persona de la tierra, no quería saber nada más de él, ni siquiera oír su nombre. Desde ese día me juré a mí misma no volver a confiar en alguien simplemente por palabras bonitas, y no esperar todo de alguien.
Relato de Emma Berendea (1º de bachillerato C 2016-2017):
ResponderEliminarNecesitaba un cambio, escapar, huir, sentarme y reflexionar. Estaba cansada de seguir haciéndome tanto daño. Hacía lo que todo el mundo me decía… perseguía mis sueños pero… cuando estaba a punto de alcanzarlos, en ese mismo instante se desvanecían. Toda mi vida era un cúmulo de malas casualidades haciéndome daño, así que solo me quedaba escapar. El inicio de este viaje iba a ser duro. Un triste pasado me estaba quitando la vida. Una triste mirada, una triste fortuna… Tenía la mejor de sus sonrisas por bandera, me cuidaba y consentía… No es que las cosas hubiesen cambiado… solo que yo no me daba cuenta de la realidad. No era libre, no estaba preparada para atarme a nada ni nadie. Comenzar una nueva historia, ser yo misma... sentirme libre. La espera había merecido la pena para darme cuenta de quién era realmente.