sábado, 15 de marzo de 2014

"Los placeres y otros fluidos": "La voz de Chet Baker"


Escucho la voz atiplada de Chet Baker
que cubre de pinceles mi consciencia
y convierte la realidad en óleos y acuarelas
desvaídas.
Se filtra la música a través del silencio y hurga 
con el bisturí de un cirujano
que consigue extirpar los tumores del día.
Se lleva la trompeta dos gramos de angustias
y la tímida voz oculta los escombros de lo cotidiano.
Sirve el sonido reconocible para acallar
al espeso rumor de la existencia.
Me eleva la melodía por encima de mis
miserias y dejo reposar mi sangre
junto a las estanterías del tiempo.
Son cinco minutos sin minutos,
la claudicación del reloj,
el fin del espacio.
No se vienen las lágrimas a los ojos
como en la adolescencia,
he perdido la capacidad de la impresión,
la facultad de rendirme en espasmos
ante las cintas de casete,
pero queda ese temblor que cruza los huesos
para estrellarlos contra el suelo etéreo
de lo inefable.

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