miércoles, 8 de febrero de 2012

La soledad y el cirujano


Cuando la soledad me abraza
y me mece en su indolencia,
paro a contemplarme
y la mirada huye
hasta situarse frente a mí.
Mi mirada es de otro, de un
cirujano cínico que,
con agudo bisturí,
analiza mis pasiones
y mis odios,
lava mis tripas bajo el grifo
de la burla,
rasga la piel hasta desangrarme
en insignificancia.
Me hiela su mirada...
Cuando el pitido del electro
ya no fluctúa,
me lanzo contra el médico desalmado,
lo engullo,
y salgo a la calle
en busca de refugio.

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