¿Se puede vivir sin calzoncillos? Sí, rotundamente, sí. Es más, los calzoncillos se han convertido en un instrumento de opresión y sometimiento. Ir sin calzoncillos significa andar libre, sin las trabas que amordazan nuestras partes pudendas. No hay una sensación tan grata de libertad como la de bañarse desnudo en el mar, saquemos enseñanza de ello. Ir sin calzoncillos supone dar una bofetada al establishment, a las convenciones y avanzar un paso más en la conquista de la verdadera libertad. Los calzoncillos son en realidad las mascarillas de nuestro aparato genital. Si tanto deseamos quitarnos el bozal en cuanto podemos, es porque nos falta el aire y porque necesitamos mostrar nuestro aparataje gestual, sin el que estamos disminuidos comunicativa y afectivamente hablando. Lo mismo debería ocurrirnos con los calzoncillos, pero no lo vemos porque un contubernio masón nos ha empujado a considerar como natural una prenda totalmente represiva. Y no temáis al pantalón vaquero ni al de pana, os puedo asegurar que el roce con esas telas recias no molestan, al contrario, nos hace más fuertes. Es una prenda inútil, que no aporta nada y solo sirve para acojonarnos. Di no a los calzoncillos (siempre que no seas dueño de una corsetería), libérate, lucha por tus derechos glandulares.
Secciones
jueves, 30 de junio de 2022
Reivindicación social
miércoles, 29 de junio de 2022
C. Tangana y Calisto
martes, 28 de junio de 2022
Fiestas vanguardistas
lunes, 27 de junio de 2022
"Montaigne y el arte del buen morir" por Rafael Narbona
Certificados de excelencia
Hoy, en mi instituto, se han entregado los certificados a las alumnas que el año pasado demostraron su aprovechamiento pedagógico en las aulas. Y digo alumnas porque es así, de los 32 premiados, 25 han sido chicas. Es decir, los mejores expedientes de 2º y 3º de ESO de 2020-2021 han recaído en 25 chicas y siete chicos. La sentencia es abrumadora. Desde un tiempo a esta parte viene siendo así, en todos los institutos en los que he dado clase y la brecha es cada vez más grande. Es más, este año, los chicos de 3º de ESO parecen niños tutelados por sus madres o por sus tutoras, mucho más inteligentes, poderosas y maduras que ellos. El que no haya dado clase en estos niveles no puede ni imaginarse cuál es la distancia entre chicos y chicas. Lógicamente, cuando llegan a bachillerato, la mayoría de chicas es abrumadora, tanto en ciencias como en letras. Lo que es alucinante es que esta realidad no se traslade al mundo laboral. Esto viene sucediendo desde hace bastantes años, de forma cada vez más radical y, sin embargo, los puestos del poder siguen estando en manos de los hombres. Veo una clase de ESO o de bachillerato y no me cabría en la cabeza que los líderes fueran ellos, porque no lo son de ninguna de las maneras, porque son minoría y porque apenas tienen representación. ¿Por qué en las grandes empresas y en los partidos políticos no se muestra esta preponderancia de la mujer? No lo sé, pero es insultante. La mediocridad nos gobierna y dirige nuestras empresas, ¡cuidado!
domingo, 26 de junio de 2022
"El dipo del rey"
sábado, 25 de junio de 2022
"Lo raro es vivir" de Carmen Martín Gaite
De Carmen Martín Gaite solo había leído un ensayo y no sabéis lo que lamento no haberme acercado a nada de ella antes (puro mal azar). Lo raro es vivir es una novela íntima y espectacular. Hacía tiempo que no leía nada tan bien escrito, entre otras cosas porque últimamente me estoy dedicando a leer obras de gran aceptación popular. Lo raro es vivir está escrita en un estilo reconocible, con sentido del humor y con un oficio que solo se le reconoce al verdadero escritor, no a estos que últimamente he estado leyendo. Lo raro es vivir es más moderna que cualquier novela de Sara Mesas, de Manuel Vilas o de Marta Sanz, tres autores que son los que menos me han disgustado de la última hornada de novela española. Martín Gaite emplea la metáfora de una forma irónica y con tal desparpajo que les da sopas con honda a todos los aspirantes a literatos desde los ochenta a esta parte. La palabra de Carmen Martín Gaite se saborea como los helados italianos, no se queda en el hielo insulso de los calipos. Es una gozada avanzar en la historia con fluidez y con la sensación de que te están diciendo algo muy trascendente en cada frase. Y así es, porque vuelves sobre ellas y descubres que cada palabra está medida, ajustada, bien elegida. Las vicisitudes de Águeda, la protagonista del relato, son tan importantes como su capacidad para usar la metáfora, porque el personaje y el lenguaje se funden con su personalidad. La sinopsis de la trama no me atraía en absoluto y, sin embargo, la lectura de la novela me ha resultado apasionante. No solo se trata de saber escribir, sino de tener oficio, de romper las normas y de aportar algo nuevo, original. No recuerdo ahora mismo ningún novelista de los 90 que me haya causado una impresión similar, ni mucho menos. Es más, si Martín Gaite hubiera escrito esta obra hoy para mí sería el epítome de una nueva generación de novelistas. Voy a por el resto de su producción.
viernes, 24 de junio de 2022
Escribir
jueves, 23 de junio de 2022
Astronáutica y pedagogía
Imaginad que os dedicáis a la astronáutica y que estáis trabajando en una estación espacial. Llega un día un autobús con turistas y, al pasar por vuestro puesto de trabajo os preguntan por la exploración del espacio. Vosotros, con más de treinta años de experiencia en el mundo de los cohetes, les explicáis lo difícil que resulta mandar a un hombre fuera de la Tierra y que nunca estáis seguros del todo sobre lo que va a pasar. En ese momento, esos visitantes, que lo más cerca que han estado de una nave espacial fue cuando se comieron un cornete "Apolo", empiezan a cuestionar vuestra labor y a deciros cómo deberíais preparar el fuselaje de la nave, cómo preparar a los astronautas y qué programas deberíais mejorar para conseguir un rendimiento mayor de los vuelos espaciales. No sé, ¿es impensable, no?, que alguien sin puñetera idea de astronáutica os diera lecciones sobre algo en lo que vosotros lleváis trabajando más de treinta años, algo tan complejo como un viaje espacial. No, no podría ocurrir.
Bueno, pues esta distopía (si no uso esta palabra, me muero), al trasladarnos al ámbito de la enseñanza, se convierte en una realidad diaria. En los medios, en la calle, en el propio instituto, en los bares, periodistas, escritores, cantantes, camareros, banqueros, se nos acercan y nos dicen lo mal que hacemos las cosas. Cualquiera de ellos te diseña un plan infalible para aficionar, por ejemplo, a los adolescentes a la poesía o para hacerlos filósofos o ingenieros expertos. No sé que es más difícil, si lanzar un cohete al espacio o acertar con los métodos de enseñanza adecuados para moldear personas instruidas y críticas, no lo sé. Lo que está claro es que los especialistas en educación abundan por doquier, aunque el último contacto con un aula se remonte a la misma fecha en que se comieron el cornete Apolo. Los especialistas en astronáutica se ven poco. Somos un país de letras.
miércoles, 22 de junio de 2022
Desclasados
martes, 21 de junio de 2022
Literatura Universal
lunes, 20 de junio de 2022
"Los Simpson" y la enseñanza
Hablando con las compañeras del departamento, llegamos a la conclusión de que los referentes del alumnado han cambiado tanto en tan poco tiempo que nos cuesta mucho vincularnos a ellos para que las enseñanzas que intentamos transmitir tengan un cauce propicio. Por ejemplo, yo, hasta hace poco, utilizaba la referencia de "Los Simpson" como cajón de sastre. En "Los Simpson" aparece gran parte de la cultura literaria universal: Shakespeare, Poe, Homero... A mí me servían, y mucho, para atraerlos hacia unas historias de las que ellos, con frecuencia, se sienten totalmente ajenos. Desde hace un lustro, los alumnos no conocen ya, salvo excepciones, a "Los Simpson". Son enlaces que sirven para conectarnos con su mundo, por muy alejado que esté del nuestro, y, cuando se pierden, es difícil encontrar otros tan útiles. Nos pasa también con series, música, películas, videojuegos, y no te digo ya con los libros.
El abismo que nos separa de ellos es cada vez más profundo y esto, si me pasara a mí, que casi tengo la edad de Jordi Hurtado, no me extrañaría nada; pero lo sufren también profesoras relativamente jóvenes. Supongo que la dinámica frenética de los tiempos posmodernos hace que gente de 27 años (año arriba, año abajo) se sienta totalmente apartada de alumnos con 15. Los mundos que han vivido son muy similares, sin embargo, la necesidad de esta sociedad ultracapitalista de generar nuevos contenidos y productos de consumo cada medio minuto, provoca que no podamos subirnos a todos los carros y, menos a los de otra generación.
Sin embargo, si lo pienso bien, tampoco es tan dramática esta brecha, porque hay otros materiales con que taponarla: la confianza, el trato amable, el dominio de tu materia, que te vean como a su abuelo y, el más fructífero, el sentido del humor. Ser un poco payaso (en el buen sentido) ayuda mucho a acercarte a estos seres de risa fácil y faltos de buenos acabados. Y ya hablaré otro día de la sintaxis.
domingo, 19 de junio de 2022
Sobre la sintaxis y los quintacolumnistas
Yendo a la realidad que yo he vivido en los departamentos de Lengua por los que he transitado, os puedo asegurar que la enseñanza de la sintaxis está preservada por los siglos de los siglos; porque, por mucho que cambien las leyes educativas, pocos son los profesores que renunciarían a reducir su dosis de sintaxis semanal. ¿Quiere decir esto que el sentido del humor y el crítico tienen el futuro asegurado?, permitidme que lo dude. Es curioso que Marta Sanz relacione el sentido del humor con la sintaxis porque yo siempre la he relacionado a la inversa: los profesores que más énfasis ponen en los mecánicos análisis morfosintácticos da la casualidad que suelen ser los más graves y a los que menos les gusta innovar o reflexionar acerca de la metodología educativa, más que nada porque una clase de sintaxis se prepara fácilmente y una enseñanza de la lengua basada en el aprendizaje activo conlleva muchas horas de imaginación y planificación. Afirmar que, porque la nueva ley anime a reducir la sintaxis esta va a desaparecer de los currículos y de los libros, es tan falso como asegurar que Unamuno ya no se estudia en bachillerato (lo decía otro columnista de El Cultural al que admiro mucho, Rafael Narbona). Y, fíjate, nos hemos reído más en clase con los ensayos de don Miguel que con la yuxtaposición.
sábado, 18 de junio de 2022
El nivel educativo en España y los argumentos falaces
El nivel educativo en España, en cuanto a la Lengua y la Literatura se refiere, es excepcional. Un profesor de instituto nos comenta que muchos de sus alumnos de bachillerato apenas cometen faltas de ortografía y puntúan los textos a la perfección. Es más, afirma que no se comen ni una sola tilde en los exámenes de mayor tensión: finales de 2º de bachillerato, selectividad... A algunos les gusta leer con verdadera pasión, le piden libros y recomendaciones literarias constantemente, tanto sobre literatura actual como sobre los clásicos. A otros les apasionan las teorías filosóficas de Nietzsche y las narraciones de Kafka. Hay siempre un grupo al que le gusta mucho escribir y le suelen llevar poemas y narraciones para que les dé su opinión. La asignatura de Literatura Universal, que él imparte, es optativa en 1º de bachillerato y es escogida todos los años por una gran proporción del alumnado de este nivel, lo que demostraría la afición incondicional por la letra escrita y por los clásicos inmortales. Para culminar su alegato nos asegura que el nivel literario y lingüístico del alumnado español es el mejor de todos los tiempos: desde 3º de ESO, la mayoría está familiarizada con los más importantes clásicos de la literatura española, desde La Celestina hasta Muñoz Molina, leen y analizan fragmentos de estas joyas de las letras y, en ocasiones, obras completas de algunos de ellos.
Si leyéramos este artículo en la prensa (en realidad, no lo publicarían, porque solo vende lo negativo), nadie lo creería. En principio, los datos que se dan son todos ciertos, solo que se tiene en cuenta únicamente a un sector exclusivo del alumnado que, realmente, es así. El argumentario, por tanto, es falaz y no responde a la realidad general de las aulas españolas. Sin embargo, tendemos a dar crédito a la avalancha de artículos en los que se denigra la enseñanza de la Lengua y la Literatura, a pesar de que su método argumentativo es idéntico al que yo he utilizado para demostrar lo contrario: tomar la parte por el todo. Pero ya se sabe, cuando algo negativo se repite una y otra vez, se fija en el ideario colectivo y es difícil convencerse de que esa no es la realidad.