"¿Qué esperas para convertirte en escritor?" Me angustia este anuncio del periódico digital, me hace pensar; bueno, elucubrar; bueno, divagar. Eso, ¿a qué espero?, ¿a no cometer faltas de ortografía ni de puntuación?, ¿a tener suficiente vocabulario?, ¿a leer lo suficiente?, ¿a interpretar la realidad de una manera personal?, ¿a aprender a transmitir con una sensibilidad propia?, ¿a dedicar cuatro o cinco horas a desentrañar mi yo desconocido?, ¿a ser sincero?, ¿a desesperarme por no saber si lo que hago merece la pena?, ¿a saber escribir?, ¿al tranvía de medianoche?, ¿a la musa?, ¿al ratoncito Pérez?, ¿a un padrino influyente?
Con el desasosiego de Pessoa, sigo leyendo el periódico y, por suerte, otro anuncio me libra de la congoja: "¿A qué esperas para conducir tu Mercedes?" Mucho más sencillo y con unas facilidades de pago cojonudas.
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