El universo Saunders es un festival de humor, parodia y disparate. El universo de George Saunders es particular (como el patio de mi casa) y desconcierta por su densidad y originalidad. Los cuentos de Pastoralia son universo Saunders. Lugares en los que se funde la prehistoria con los parques temáticos, los zombies con los estríper, los seres patéticos con sus ridículas esperanzas de gloria. En los cuentos de Pastoralia nos asaltan seres enfermos, de existencia mezquina, abocados a la miseria y al ridículo por una sociedad despótica. Y sobre este paisaje desolador no dejamos de reír. El ingenio lingüístico con el que Saunders construye a todos estos personajes sin suerte los dota de un carácter guiñolesco que conturba, porque tras el divertimento trasciende el fétido hedor de una sociedad despiadada. Cierto, es la sociedad Saunders, el universo Saunders, pero cuesta poco relacionar estos mundos disparatados y patéticos con escenarios reales americanos.
Hay episodios desternillantes, inusuales: ese peluquero cincuentón y soltero, que tiene que divertir y servir a las amigas ancianas de su madre; esa pareja de empleados de un parque temático prehistórico que debe recoger su propia mierda; esa tía mayor que muere y vuelve a la vida con un talante muy agrio con el que intenta cambiar la vida de sus dos sobrinas descerebradas y su sobrino estríper... Todos estos personajes sorprenden y cautivan a pesar de su mediocridad, y sobre todo divierten, por el ingenio desmesurado de su creador, que sabe enredar y cautivar al lector con situaciones estrambóticas (no menos que las reales).
Algunos se nos presentan así: "La noche anterior, por primera vez en mucho tiempo, se había sentido alguien diferente del tipo que se hace pajas en un taburete de ordeñar en la despensa de su madre." O así: "-¡Tienes suerte, tío! -dice mi hermana-. Acabaste el instituto. Te sacaste el puñetero título. Nosotras no. Por eso tenemos que hacer esta mierda del graduado escolar. Si tuviéramos el título, podríamos ver la tele sin distracciones." Y las reflexiones de sus personajes tienen este calado: "La cuestión era: ¿ella lo querría? Era viejo. Tirando a viejo. Cuando se ponía de pie demasiado deprisa se le descolocaban las articulaciones de las rodillas. Últimamente habían empezado a sangrarle las encías. Y además no tenía dedos de los pies."
Ya sabes, no te pierdas el universo Saunders: fama, religión, dinero, desamor, cobardía, sexo y escatología, mucha escatología ingeniosa.
Algunos se nos presentan así: "La noche anterior, por primera vez en mucho tiempo, se había sentido alguien diferente del tipo que se hace pajas en un taburete de ordeñar en la despensa de su madre." O así: "-¡Tienes suerte, tío! -dice mi hermana-. Acabaste el instituto. Te sacaste el puñetero título. Nosotras no. Por eso tenemos que hacer esta mierda del graduado escolar. Si tuviéramos el título, podríamos ver la tele sin distracciones." Y las reflexiones de sus personajes tienen este calado: "La cuestión era: ¿ella lo querría? Era viejo. Tirando a viejo. Cuando se ponía de pie demasiado deprisa se le descolocaban las articulaciones de las rodillas. Últimamente habían empezado a sangrarle las encías. Y además no tenía dedos de los pies."
Ya sabes, no te pierdas el universo Saunders: fama, religión, dinero, desamor, cobardía, sexo y escatología, mucha escatología ingeniosa.
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