1095,
Clermont. Urbano II lanza una proclama para
participar en la Primera Cruzada contra el infiel. Guillermo de
Poitiers, duque de Aquitania, se encuentra allí para otros menesteres bien
distintos. Excomulgado por haber repudiado a su esposa, busca el placer entre
señoras y villanas. Agnes, una ramera del ejército de mendigos de Pedro el
Ermitaño le deja un recuerdo especial. Ronsard, senescal de Guillermo, le dará
noticia cumplida de Agnes y de la peripecia miserable en la que Pedro embarcará
a su turba de desharrapados, desde Colonia hasta Jerusalén.
Durante su
visita al condado de Tolosa, Guillermo tiene un escarceo erótico con la sobrina
del conde, Felipa, que acaba en matrimonio. De vuelta a Poitiers, las disputas
con el nuevo obispo Robert D´Arbrissel desembocan en la fundación de una
mancebía de lujo que da la réplica a la abadía de Fontevrault, regentada por el
obispo, donde se recluyen las mejores damas de la nobleza aquitana.
Guillermo
concierta una alianza con William el Rojo, rey de Inglaterra, para invadir los
feudos del rey de Francia. Son derrotados por el francés y de vuelta a Poitiers
le comunican a Guillermo que su “Mancebía del Paraíso” ha sido abrasada por el
fuego. Convencido de que el obispo D´Arbrissel ha sido el causante, va contra
él y está a punto de matarlo dentro de la catedral. En el Palacio de Poitiers
lo espera su esposa Felipa. Guillermo fracasa en el acto amoroso por primera
vez en su vida. El hecho lo sume en la desesperación. Cree que William el Rojo
lo ha embrujado. Desolado, abandona todas sus obligaciones.
Solo una
mujer es capaz de sacarlo del marasmo, Maubergeonne, la Peligrosa, casada con
uno de sus condes. Vivirá con ella una pasión fuera de toda norma. Cuando su
esposa se entera, huye de Poitiers para refugiarse en el monasterio de
Fontevrault junto con su hija.
El rey
inglés muere, víctima de una emboscada. Jerusalén ha sido conquistada por el
papado y Guillermo emprende su propia cruzada a la Ciudad Santa con el fin de
conocer la hierba hasis de la que le
hablaba Ronsard en sus cartas, así como las delicias de los palacios
orientales. En el monasterio de Cluny, Guillermo come la hierba por primera vez
y tiene una experiencia maravillosa. La alucinación lo transporta a una
catedral mágica, llena de odaliscas y de luz, de la que toma buena nota una
niña.
La mala experiencia
del abuso de la hierba y la muerte de D´Arbrissel lo hunden en la superstición.
Una alucinación en las caballerizas, un día antes de la muerte del obispo,
provoca que el duque de Aquitania busque una expiación religiosa por primera
vez en su vida. Se enrola en la Cruzada contra el moro lanzada por el rey de
Aragón. En Zaragoza le encargan una embajada para visitar al rey almorávide de
Sevilla. El viaje de Guillermo por tierras de España lo devuelve a su
naturaleza silvestre. En Sevilla, Guillermo se encuentra con un mundo nuevo. Un
misterioso rey árabe transforma su visión de la realidad y de la poesía. El
legado del rey poeta convierte a Guillermo de Aquitania en el creador de un
nuevo género lírico que inventará el amor, después de haberlo degustado en
todas sus versiones.
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