Si estoy convencido de que la independencia catalana es la única salida posible para un pueblo oprimido, ignoraré la violencia cometida en las algaradas de protesta por la sentencia del procés o, en todo caso, me parecerá algo minoritario e inevitable provocado por la intransigencia del estado represor español. Si soy un nacionalista español de pro, cerraré los ojos ante la violencia policial cometida por algunos agentes y creeré por siempre que los provocadores (los catalanistas) merecen su merecido por golpistas. Cuando yo me adscribo a una ideología, me mantengo firme e incólume, no voy a dejar que la realidad me haga indigesta mi ración diaria de fanatismo. Ni siquiera hacen falta los bulos, las falsas noticias, las patrañas. Uno mismo se administra sus propios filtros: convierte en admisible lo intolerable, el mar en el cielo, las estrellas en rocío, la noche en mañana, la calor en nevada... la paloma también se equivocaba.
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