Hoy dormiré entre sábanas de raso, delicadas, suaves, amorosas, nata de labios. No voy a preguntarme sobre ellas, ni tampoco quiero recordar la última vez que estuve compartiéndolas, ni el pasado que esconden, ni adivinaré los cuerpos que estamparon el sudor entre sus fibras. Sábanas de raso acunarán mi sueño, solo deseo sentirlas así, cursis y sedosas, como una bata de terciopelo. Solo gozar de su sensualidad, de su tacto líquido. Como si no las hubiera usado nunca, como si las acabara de comprar, como si nadie las hubiera guardado en el cajón de la cómoda, como de estreno. Hoy dormiré, o no.
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