martes, 5 de abril de 2022

Documentales de la 2: "La hiena con ínfulas"



La hiena con ínfulas (pedantus intolerabilis) no asimila las lecturas que engulle o las convierte en armas arrojadizas o las expulsa embadurnadas de mierda para que nadie las pueda digerir. La hiena con ínfulas no para de hablar cuando se encuentra con gente a su alrededor y mete el cuezo siempre. Si intenta hacerse el gracioso, dirá alguna impertinencia que molestará y provocará la ira del auditorio, nunca la risa. La hiena con ínfulas es lameculos de los poderosos, ególatra, soberbio, temeroso de Dios, solo quiere que los demás le bailen el agua o, mejor aún, la escuchen con arrobo. La hiena con ínfulas suele ser un pedante insoportable, un don Pelmazo mucho más indigesto que el de los tebeos. La hiena con ínfulas tiene como dedicaciones habituales la de político, la de abogado o la de presentador de televisión. Cuando una hiena con ínfulas trabaja como profesor, el peligro es máximo porque los chicos son para él un manjar, un público sometido al que soltarle la chapa, al que humillar cuando haga falta, al que se le puede faltar al respeto sin ningún reparo. La hiena con ínfulas provoca el miedo entre los alumnos, babea ante ellos, se relame y cuando ve una pieza especialmente débil se lanza sobre ella para saciar su crueldad y compensar sus fracasos entre adultos. La hiena con ínfulas prefiere rodearse de ignorantes porque es a los únicos que puede engañar con su perorata indigesta. La hiena con ínfulas no es muy abundante, pero es tan vomitivo, pegajoso y repelente que la mayoría de los que lo conocen hablan de él constantemente porque lo desagradable (como los crímenes) tiende a ser materia de conversación.  

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