Hoy, en momentos célebres del instituto pandémico, chicos de 3º de ESO han buscado en enciclopedias y diccionarios palabras de varios textos relacionados con la Edad Media. Toda una aventura para ellos y para mí, porque se trataba de que no copiaran las distintas acepciones, sino de que memorizaran la que se correspondiera con el texto y, después, las escribieran según su interpretación. Uno de los despistados ha confundido "hebreo" con "ebrio" y, luego, al intentar enmendar el error ha hecho una mezcla digna de Coll y Jean Cocteau: "Pueblo semítico muy bebedor. Cuando llegaron a Canaán provocaron que Jesucristo, uno de los miembros destacados, se viera obligado a inventarse el milagro de convertir el agua en vino". El episodio lo ha complementado otro de los chicos que, según me ha confesado, querría estar confinado hasta fin de curso, porque la "Play" le da muchas más alegrías que las aulas. Perdido en la búsqueda de la palabra "galocha", ha descubierto algo muy significativo para él: "¡Soy Géminis!, ahora me entero", y se ha emocionado, no sé por qué. También ha encontrado la palabra "gilipollas" y me ha explicado, muy convencido: "Esta enciclopedia es una mierda. "Gilipollas" no quiere decir esto. De otra cosa no, pero de gilipollas yo sé un huevo", y se ha quedado en silencio, mirándome con malicia. Tenía razón. La definición era "Hijo de padre ebrio". Les he encargado que hagan el trabajo definitivo en parejas.
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