Servando siempre ha sido mi proveedor de frases de Facebook, además de mi consejero de cabecera. Ni en Almente pude desprenderme de él. Oía sus palabras de aliento cada lunes, a través del teléfono móvil, como una cita con el psiquiatra. Me animaba a que aguantara con firmeza en mi exilio, a levantar la vista y a seguir contemplando el sol abrasador de julio sin parpadear.
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