domingo, 8 de octubre de 2017

Los 80 y sus expresiones: primera parte, Casa Eulogio.


Historias de los años 80 para refrescar expresiones de la época (algunas aún se utilizan en la actualidad; otras, no tanto).
  
Los sábados por la tarde salíamos de Casa Eulogio después de hacerle la pirula a un viejo que andaba siempre por la barra mascando su caliqueño. ¡Qué figura el tío! Le cargábamos barrachás y cubalibres a su cuenta sin que se coscara. A los 20 años todavía no nos había germinado el corazón, ni las entrañas, ni el hígado, ni casi nada. Nos molaba ir a ese bar para reírnos del loco charlatán. Entre otras cosas, decía que en Alicante habían sustituido la arena de la playa por cojines. También nos molaba hacerle la pirula al viejo que bebía Pipermint y aseguraba que aún se le empinaba con 93 años. Por desgracia, ya no. También frecuentaba el lugar un jubilado tuerto y trajeado (eso sí, siempre el mismo traje) que se gastaba la paga en las máquinas tragaperras y el poco hígado que le quedaba en orujo de quemar. Cuando le caía el alcohol en el pantalón o en la chaqueta, resbalaba como el agua en la piel de las focas. Lo enterraron con ese terno impermeable. Ya no existen la tragaperras ni el bar. El hijo del dueño se dedica hoy al tráfico de hongos legales.

Nos flipaba salir del antro aquel con la panza a rebosar de huevos duros, cazalla y mistela. Nos poníamos bien y ligábamos un punto que nos servía para entrar en la discoteca como Travolta en Saturday Night Fever. A veces alguno cogía un buen cuelgue y echaba las papas. CONTINUARÁ.

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