Contra Disney
“Hasta la crema de la intelectualidad se toma en serio inmundicias
no sólo estéticas sino también ideológicas, como Casablanca o Lo que
el viento se llevó; ya que las convenciones del ‘derecho narrativo’,
además de ser ideológicas ya en cuanto formas o más bien fórmulas en sí, se han
convertido también en eficaz instrumento pedagógico, potenciador de ideologías.
El paradigma supremo de semejante función educativa es Walt Disney, el gran
corruptor de menores y la mayor catástrofe estética, moral y cultural del siglo
XX”.
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