Dos obras magistrales de la cinematografía española, dos ejemplos de cómo se puede tratar el asunto de la religión con elegancia en las pantallas, sí. Inolvidables las interpretaciones de Paz Vega (Teresa de Ahumada) y Mª José Cantudo (enfermera de Pamplona). Yo juzgaba a la segunda únicamente por mis recuerdos lúbricos de la adolescencia, pero al verla en la madurez he podido apreciar el legado inmemorial que ha dejado en la historia del cine español. Haremos una valoración comparativa de estas dos genialidades atendiendo a una serie de cuestiones:
1. Asunto religioso: mayor profundidad en La trastienda (los estigmas del médico del Opus por apretar el crucifijo cuando se ve asediado por la tentación de la joven enfermera no se pagan con dinero).
2. Desnudos: tanto en una como en otra están totalmente justificados.
3. Actrices: el duelo Mª José Cantudo / Susana Estrada se mantiene equilibrado con el de Paz Vega / Leonor Watling, incluso en la dicción.
4. Diálogos: aquí gana con diferencia La trastienda. Nunca desde Romeo y Julieta se había plasmado tan bien la tensión amorosa.
5. Momento histórico: aquí también gana La trastienda. Desde Hemingway, nadie había dado un testimonio tan naturalista de los Sanfermines.
6. Trances: tanto el momento del éxtasis de Paz Vega como el intento de suicidio de Mª José Cantudo nos elevan al mejor misticismo.
7. Vestuario: aunque las pañoletas sanfermineras y las camisas blancas ondean impolutas durante toda la película, hay que rendirse a los hábitos renacentistas.
8. Exteriores: Ávila y Pamplona quedan muy bien representadas en ambas películas. Una buena promoción turística, al nivel de las últimas películas de Woody Allen.
9. Erotismo: a mí me pone más Eusebio Poncela con capirote.
10. Comercialidad: tanto una como otra película son de culto. No están hechas para el común de los mortales, a pesar de que La trastienda fuera un bombazo en su estreno (el primer desnudo en el cine español es lo que tiene). Comparables a un Fellini o un Godard.
¿Y por qué veo yo estas cosas en verano?, a saber, la mente humana es inescrutable.
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