Sin palabras
Se encontró con la ruina,
con la sola esposa de la mañana
y volvíó con ella a su noche
y labró con ella surcos de angustia.
Se hace pronto la tarde
y nadie nos recoge de la mano,
partimos hacia el crepúsculo
como abejas ebrias de polen
y ya no hay nada,
ni siquiera remos en la montaña,
ni siquiera labios en el horizonte.
Despídete sin palabras,
sin doblegar la voluntad de la lluvia,
despídete sin lágrimas,
diluyéndote en la espesura de las sombras.
No hables, despídete sin palabras.
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