Mi poeta de la adolescencia fue Luis Cernuda. En su momento, no lo podía decir, porque estaba muy mal visto leer y aún más, leer poesía, y todavía peor leer a un poeta homosexual. En la madurez lo releí y volví a abrazarme a él, por otros motivos. Ahora, en el final del trayecto, Cernuda ha conectado conmigo, con mi sufrimiento, con mi soledad, de manera definitiva, Cernuda soy yo, nunca lo habría dicho, pero, ahora, es así. Os dejo aquí algunos mordiscos que he dado a sus versos:"Donde el deseo no exista", "Eres de nieve por fuera y de llama por dentro", "Tu sitio no está en ninguna parte. Eres el extranjero", "Las cosas no son como las vemos, sino como las recordamos", "¿Qué silencio? ¿Es así el mundo?", "Todo es triste al volver", "La fatiga de estar vivo", "Las sombras de soledad, vejez, muerte". Leed a Cernuda, empapaos, aunque os llenéis de cieno y amargura, aunque no os ofrezca ninguna esperanza, leed a Cernuda, Cernuda somos todos los españoles, todos los ciudadanos del mundo, Cernuda es la voz del desarraigo, del paria. Cernuda somos todos, hasta los que odian a Cernuda sin saber que ha existido. Y, además, es sevillano.
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