"Benicia tiene los pezones como castañas", así empieza Mazurca para dos muertos de Camilo José Cela, creo. La lluvia pega recio en Galicia y el refugio de las ubres de Benicia es tan agradable como una habitación caldeada con estufa de leña. En esa novela, si no recuerdo mal (y no voy a consultar Google), se van dando las nueve señales del "hijoputa". Una de ellas es ser pelirrojo y de pelo ralo; otra, la mirada huidiza; otra más, las palmas de las manos sudorosas... No he forzado nada, miro a Vládimir Putin a través de la televisión y veo al personaje de Cela, completo, como si se hubiera basado en él para construir su definición de "hijoputa". Mientras tanto Benicia y su amante retozan entre las sábanas calientes, ven la lluvia arrugando los cristales y es posible que oigan, allá al fondo, el retumbar de los truenos o de los misiles, quién sabe.
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