sábado, 5 de septiembre de 2020

Adolescentes amordazados

Hablamos de adolescentes que adolecen,

que adolecen de sosiego y de cordura.

Hablamos de adolescentes 

que trempan, embisten y berrean.

Hablamos de la naturaleza

en carne viva.

Hablamos de una edad

propensa a abofetear al padre,

a la patria y al sagrario,

una edad de dudas y de tribus.

Hablamos de muchachos

que despiertan, aman, se pajean, 

y un buen día se olvidan de quiénes eran.

Y queremos amordazarlos, 

apilarlos en lotes, enfilarlos,

aislarlos y mutilarlos.

No era bastante estabularlos

en aulas de siete por ocho

durante seis horas al día

 y romperles el alma a sermones,

ahora la peste exige adocenarlos 

y desinfectarlos para que no enfermen.

Como si las palabras no lastimaran,

como si los establos no contagiaran

la apatía, el muermo y la muerte.


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