Después de la lectura de los cuadernos de Cioran, se me fija la imagen de un hombre antipático y con el que no tengo acuerdo en la mayoría de sus reflexiones. Misántropo, admirador del odio y misógino, Cioran, sin embargo, es un escéptico admirable y un aspirante a místico moderno. Admirador de Baudelaire, de Shakespeare y de Dostoyevski, abjura de los psicoanalistas y de Sartre, y, en parte, de Nietzsche. Un filósofo que reniega de serlo, como reniega de la vida y de la poesía, a pesar de estar bien engranado a todas ellas. Su tono de desprecio y el arrepentimiento de un pasado en el que admiró a partidos totalitarios, incluido el nazi, no lo redimen, a mi entender, de ser un gran pensador, con teorías controvertidas, muy cuestionables.
Algunas citas llamativas:
-"El acróbata ha suplantado al artista, el propio filósofo no es sino un pedante que se agita".
-"Un escritor debería, en el mejor de los casos, publicar solo la tercera parte de lo que ha escrito".
-"¿Qué hacen ustedes en París? Nos despreciamos los unos a los otros".
-"La beatitud aparece solo allí donde se ha roto todo apego".
-"París no es otra cosa que un cementerio bullicioso".
-Citando a los sabios griegos, con los que en esta ocasión no está de acuerdo: "¿Por qué temer la nada que nos espera, cuando no difiere de la que nos precede?".
-"No se puede hacer el amor con un tratado de erotismo al lado".
-"El psicoanálisis, al querer liberar a los hombres, no hace otra cosa que encadenarlos... a su superficie, a sus apariencias".
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