1863, 11 de mayo.
Nuestro sexagenario contable, Glotkin, ha tomado leche con coñá porque tenía tos y ha enfermado de delirium tremens. Los doctores, con la seguridad acostumbrada, afirman que mañana morirá. ¡Al fin seré contable! Me prometieron el puesto hace mucho tiempo.
El secretario Kleschov será llevado ante los tribunales por haber pegado a un solicitante que le llamó burócrata. Por lo visto, el asunto está ya decidido.
He tomado un medicamento contra la gastritis.
1865, 3 de agosto.
El contable Glotkin ha enfermado otra vez del pecho. Ha empezado a toser y a tomar leche con coñá. Si muere, su puesto será para mí. Alimento ciertas esperanzas, aunque débiles, pues, por lo visto, el delirium tremens no siempre es mortal.
Kleschov le ha quitado una letra de cambio a un armenio y la ha hecho pedazos. O mucho me equivoco o el asunto llegará a los tribunales.
Una viejecita (Gurevna) me dijo ayer que no tengo gastritis, sino hemorroides internas. ¡Es muy posible!
1867, 30 de junio.
Según la prensa, en Arabia se ha declarado el cólera. No se excluye que la epidemia se extienda por Rusia; si sucede, quedarán muchas plazas vacantes. Es muy fácil que el viejo Glotkin muera; entonces yo obtendré el pueblo de contable. ¡Qué vitalidad la de este hombre! A mi parecer, vivir tantos años es hasta censurable.
¿Qué podría tomar contra la gastritis? ¿Y si tomara santonina?
1870, 2 de enero.
En el patio de Glotkin, un perro se ha pasado la noche aullando. Mi cocinera Pelagueia dice que la señal es infalible, y hemos estado, ella y yo, hasta las dos de la madrugada hablando de la pelliza de pieles de castor y del batín que me compraré cuando sea contable. Quizá me case. No voy a casarme con una joven soltera, por supuesto. No sería propio de mi edad. Me casaré con una viuda.
Ayer a Kleschov lo echaron del club por contar en voz alta una anécdota indecente y por burlarse del patriotismo de Poniujov, miembro de la diputación comercial. Según ha llegado a mis oídos, Poniujov irá a los tribunales.
Quiero que me visite el doctor Botkin para curarme la gastritis. Dicen que cura bien...
1878, 4 de junio.
En Vetlianka, según he leído, hay epidemia de peste. La gente muere como moscas, escriben. Glotkin bebe, por si acaso, vodka de pimienta. A un viejo como él, es difícil que el vodka le sirva de algo. Si la peste llega aquí, no hay duda de que seré contable.
1883, 4 de junio.
Glotkin se está muriendo. He ido a verle y le he pedido perdón, con lágrimas en los ojos, por haber esperado con impaciencia su muerte. Me ha perdonado con magnaminidad, con lágrimas en los ojos. Me ha aconsejado tomar café de bellotas para combatir la gastritis.
En cuanto a Kleschov, ha estado de nuevo en un tris de ser llevado a los tribunales: ha empeñado a un judío un piano alquilado. Y a pesar de todo, tiene ya la orden de Stanislav y el grado de asesor colegiado. ¡Es sorprendente lo que pasa en este mundo!
Jengibre, dos onzas; galanga, una onza y media; vodka fuerte, una onza; sangre de siete hermanos, cinco onzas; mezclarlo, macerarlo en una botella de vodka, y tomarlo en ayunas. Una copita cada día, contra la gastritis.
El mismo año, 7 de junio.
Ayer enterraron a Glotkin. ¡Ay! ¡Y no me ha sido favorable la muerte de este anciano! Lo veo en sueños por las noches. Lleva una clámide blanca y me hace señas con el dedo. Y, ¡oh desgracia, desgracia para mí, que estoy maldito! No soy contable, lo es Chálikov. Quien ha recibido el puesto no he sido yo, sino un joven que goza de la protección de una generala. ¡Adiós mis esperanzas!
1886, 10 de junio.
A Chálikov le ha abandonado la mujer. El pobre está desconsolado. Es posible que, abrumado por la pena, vuelva la mano contra sí mismo. Si lo hace así, seré contable. Ya se habla de ello. No están perdidas, pues, todas las esperanzas. Se puede vivir y quizás no estoy tan lejos como creía del abrigo de castor. En cuanto al matrimonio, nada tengo en contra. ¿Por qué no casarse si se presenta una buena ocasión? Pero es necesario que alguien te aconseje. Es un paso muy serio.
Kleschov ha cambiado sus chanclos con los del consejero privado Liermans. ¡Es un escándalo!
EL ujier Paisi me ha aconsejado que emplee sublimado corrosivo contra la gastritis. lo probaré.
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