"H., F. y la policía municipal"
Por el pasillo de jefatura veo acercarse a una pareja de
policías municipales. Él y ella son de la misma altura y, aunque miden casi lo
mismo que nuestro alumno F., estos dos sí que han terminado de crecer. Llevan una
libretilla en la mano donde veo escritos los nombres de algunos alumnos que
conocemos muy bien en los despachos de jefatura: F., H. y otros dos
personajes secundarios. Me explican que han sacado de un parque a estos cuatro
chicos de 1º de ESO y les han obligado a volver al instituto. Dos lloraban sin
consuelo, pero los otros ni se han inmutado ante las advertencias de la
autoridad. No necesito saber quiénes son "los otros". Lo adivino a la primera,
como lo haría cualquiera de ustedes. El parque está en construcción y, por
supuesto, precintado para que nadie sufra ningún accidente. Los chicos se han
saltado los precintos y se los han encontrado en lo alto de los columpios y los
toboganes todavía sin desembalar. F. y H. son intrépidos por
naturaleza. No temen al calor, ni al frío, ni al profesor de Educación Física,
ni a Jefatura de Estudios, ni al Director, ni tampoco a la pareja de policías.
Les explico su involución en el centro. Los otros dos muchachos estaban muy
asustados por la reacción que tendrían los padres al conocer los hechos. F. y H. no tienen ese problema. Prácticamente viven solos, aunque el padre de
H. acaba de volver de su país, vende en los mercados y apenas para
por casa. Espero que esta aventura no se la hayan inspirado las lecturas de Tom Sawyer y el Lazarillo. De esto no digo nada a la policía.
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