Nadie como Ferlosio ha sabido escrutar las entrañas de las tradiciones:
“Predicar
una nueva fe entre practicantes de un viejo culto animista, tibio y desgastado
puede ser un propósito con esperanza de éxito, pero proponer el escepticismo y
el agnosticismo entre gentes entusiasmadas y enfervorizadas con sus propios
dioses patrios no solo parece tarea desesperada, sino también el mejor modo de
atizar el fuego, ya que para la llama de la creencia no hay mejor leña que el
hostigamiento, porque permite inflamarse a los creyentes en eso que suele
llamarse santa indignación”
No hay comentarios:
Publicar un comentario