1095,
Clermont. El papa Urbano II proclama la Primera Cruzada mientras el joven
Guillermo de Poitiers, duque de Aquitania, se afana por sacar filo a su pluma y
a su verga. Guillermo convierte su vida en una disputa continua contra la
Iglesia. Su devoción por las mujeres y por la poesía sacude la ira de los
obispos, quienes, con excomuniones y amenazas ultraterrenas, intentan impedir que
se fornique y se escriba sin su beneplácito. El duque trovador ama sin medida,
usurpa territorios papales y se atreve a fundar una mancebía para responder a
la siembra de conventos con que los monjes de Cluny comienzan a llenar Europa.
Mientras la Iglesia pugna por conquistar Jerusalén y acabar con los infieles; el
atrabiliario Guillermo se va despojando, armado con el erotismo y el verso, de
su basta indumentaria medieval. Un hombre sometido al vicio de vivir en una
época en la que la muerte dirige los pasos del mundo.
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